Ningún Estado miembro puede hacer frente en solitario al esfuerzo presupuestario necesario para amortiguar el impacto económico de la guerra en Ucrania y la escalada de precios de la energía y los alimentos que está provocando. Es imprescindible que la Unión Europea en su conjunto se movilice y ponga en marcha cuanto antes nuevos fondos anticrisis financiados con la emisión de deuda conjunta europea, basándose en el éxito durante la pandemia del plan de 800.000 millones Next Generation y del instrumento SURE para combatir el paro.
Este ha sido el mensaje del primer ministro italiano, Mario Draghi, durante su comparecencia este martes ante la Eurocámara para hablar del futuro de la UE. Draghi sostiene que acelerar la integración europea y avanzar hacia un "federalismo pragmático" es la mejor respuesta frente a un entorno geopolítico "mucho más peligroso e incierto".
La creación de nuevos instrumentos anticrisis a escala europea para afrontar la guerra en Ucrania ya fue propuesta por el presidente francés, Emmanuel Macron, a principios de marzo. Y cuenta con el apoyo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero el resto de Estados miembros (en particular Alemania y los frugales) e incluso las instituciones de la UE han recibido con escepticismo esta idea: apuestan por agotar antes todos los fondos europeos disponibles.
"Las diversas crisis que resultan del conflicto en Ucrania se producen en un momento en que Europa ya tenía enormes necesidades de gasto. La doble transición ecológica y digital exigen inversiones que no pueden retrasarse. A ello hay que añadir los costes de la guerra, que debemos afrontar de inmediato para evitar que nuestro continente se hunda en una recesión", ha dicho Draghi en la Eurocámara.
"En ambos casos, se trata de costes asimétricos, que afectan en particular a determinados segmentos de la población y sectores productivos y que por tanto requieren fuertes medidas de compensación. Ningún presupuesto nacional puede afrontar estos esfuerzos en solitario. No debe permitirse que ningún país quede atrás", ha insistido.
El primer ministro italiano sostiene que la UE ya desarrolló durante la pandemia "algunas herramientas útiles" para responder a estos desafíos, que facilitaron "una recuperación rápida y extendida". "Tenemos que empezar con estos éxitos y adaptar las mismas herramientas a las circunstancias que tenemos por delante", defiende Draghi.
Ampliar los créditos blandos
En primer lugar, la UE debería ampliar el uso del fondo SURE de 100.000 millones de euros (la mayor parte de los cuales ya se han gastado), que durante la pandemia sirvió para financiar expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) con créditos blandos europeos.
"La UE debería extender su alcance con el fin de dar a los países que lo pidan nueva financiación para mitigar el impacto de incrementos en el precio de la energía. Me refiero a intervenciones para reducir las facturas, pero también a apoyo temporal para los salarios más bajos, por ejemplo con medidas de reducción de las contribuciones. Eso tendría la ventaja de proteger el poder adquisitivo de os hogares, especialmente los más frágiles, sin generar nueva inflación", asegura el expresidente del Banco Central Europeo.
"El uso de un mecanismo de préstamos como SURE evitaría utilizar subvenciones a fondo perdido para pagar medidas nacionales de gasto corriente. Al mismo tiempo, en un momento de subida de los tipos de interés, proporcionaría a los Estados miembros con las finanzas públicas más frágiles una alternativa más barata a la deuda en los mercados (...) Esta es una medida que debería ponerse en marcha muy rápido, para permitir a los Gobiernos intervenir de inmediato en apoyo de la economía", ha reclamado.
En contraste, para financiar las inversiones a largo plazo en defensa, transición energética o seguridad alimentaria, el modelo que propone Draghi es el del fondo Next Generation. Un sistema de subvenciones y créditos europeos condicionado al cumplimiento de una serie de reformas e inversiones verificadas por Bruselas. "Es un mecanismo virtuoso para controlar la calidad del gasto público", ha destacado.
Precio máximo al gas
Además de los nuevos fondos anticrisis, Draghi ha reclamado más medidas a escala de la UE para rebajar la factura de la luz. En concreto, la propuesta estrella de Italia consiste en fijar un precio máximo al gas que se compra de Rusia.
"Rusia vende casi dos tercios de su gas natural a la UE, sobre todo a través de gaseoductos que no pueden redirigirse a otros compradores. Nuestra propuesta haría posible usar nuestro poder de negociación para reducir los costes exorbitantes a los que se enfrentan hoy nuestras economías. Al mismo tiempo, esta medida reduciría las cantidades que enviamos cada día al presidente Putin y que inevitablemente financian su campaña militar", ha relatado.
El primer ministro italiano se ha sumado además a la propuesta de España y Francia de reformar el sistema de fijación de precios del mercado eléctrico europeo, con el fin de desvincular el precio de la electricidad del del gas. "Los incrementos de precios en el mercado del gas se han contagiado a la electricidad, aunque el coste de producir renovables, de las que obtenemos una cuota sustancial de energía, se ha mantenido muy bajo", alega Draghi.
"El problema es sistémico y debe resolverse con soluciones estructurales, que rompan el vínculo entre el precio del gas y el de la electricidad". El primer ministro italiano espera "decisiones enérgicas e inmediatas" en este sentido en el próximo Consejo Europeo que se celebrará a finales de mayo.