Ucrania defiende Severodonetsk y asegura que Rusia no ha tomado el control

Europa

Las deserciones bloquean los avances en el Donbás: el gran problema de Ucrania y Rusia

Ucrania ha perdido a tantos hombres que no le queda otra que enviar a primera línea de combate a gente que no está preparada.

21 junio, 2022 02:48

Los informes diarios del Ministerio de Defensa británico suelen ir estrictamente en línea con las posiciones de Kiev. Tan en línea que llama la atención cuando yerran en su contra. Por ejemplo, Londres afirmó que Rusia tardaría aproximadamente dos semanas en tomar toda la provincia de Lugansk y de eso han pasado veinte días. Los autoproclamados “aliados” (ejército regular ruso, milicias de las repúblicas prorrusas de Donetsk y Lugansk, más ayudas puntuales de voluntarios chechenos y mercenarios del Grupo Wagner) siguen atacando sin piedad el pequeño “caldero” que tiene por vértices las ciudades de Sievierodonetsk, Lisichansk, Sloviansk y Kramatorsk… pero no consiguen vencer del todo la resistencia local.

Parte de la explicación la podemos encontrar precisamente en el informe del pasado domingo del gobierno británico. Según el mismo, las tropas ucranianas estarían sufriendo problemas de moral, producto del estancamiento de la guerra en la zona y el elevadísimo número de muertos diarios (unos 200 según fuentes de Kiev). Más allá de las tropas de élite destinadas desde hace meses en la zona, la resistencia ucraniana está formada en demasiadas ocasiones por reservistas sin suficiente protección ni formación y por milicias de voluntarios extranjeros a los que les cuesta adaptarse a un conflicto tan sangriento.

Ucrania ha perdido a tantos hombres que no le queda otra que enviar a primera línea de combate a gente que no está preparada o incluso que no se han presentado voluntarios para la tarea, sino que simplemente han sido incorporados a filas contra su voluntad. Esa sería una de las razones, según el propio ministerio británico, del elevado número de deserciones en las últimas fechas, algo que no se había producido hasta el momento o de lo que, al menos, no se había hablado. Deserciones que hacen muy complicada la defensa del Donbás y el mantenimiento de líneas unidas y cohesionadas.

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Rusia no puede sacar partido

¿Cómo es posible, entonces, que Rusia y sus aliados no se beneficien de esta situación y las posiciones de combate sigan siendo prácticamente idénticas desde hace tres semanas? Es fácil de explicar: Rusia tiene aún más deserciones y su moral es aún más baja. Hablamos a menudo de postadolescentes enviados directamente del servicio militar y que llevan cuatro meses metidos en un auténtico infierno, bajo una presión que no pueden soportar. En cuanto tienen la oportunidad, se vuelven a Rusia o se entregan al enemigo.

Es complicado actuar legalmente contra ellos porque en principio Rusia no está en guerra, recordemos. El empeño del Kremlin en seguir llamando a esto “operación militar especial” provoca determinados vacíos jurídicos a la hora de castigar acciones que en una guerra serían imperdonables. Aunque es cierto que, desde el inicio de la segunda fase de la ofensiva, a mediados de abril, Rusia se ha mostrado más cuidadosa en sus ataques, abusando descaradamente de la artillería para no poner en riesgo a su infantería, el número de muertos sigue siendo altísimo. Según el ejército ucraniano, rozarían los 35.000. Probablemente, estén entre 20.000 y 25.000.

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Esa carencia de hombres a la hora de afrontar tareas de ocupación hace que ahora mismo el mapa del Donbás presente una imagen casi estática. Por supuesto, la iniciativa sigue siendo rusa, pero Zelenski decidió hace dos semanas meter a sus tropas en la boca del lobo para defender la planta química de Azot y la colina de Lisichansk… y de momento Rusia no está consiguiendo hacerle pagar la osadía. Las maniobras para rodear a las tropas que resisten en Sievierodonetsk siguen en punto muerto y la carretera T1302 que da acceso directo a Lisichansk resiste en todos sus puntos kilométricos, lo que da una idea de los pocos medios con los que cuenta Rusia ahora mismo.

Hacia Sloviansk por la E40

Eso no quiere decir que no haya pequeñas conquistas, aunque su importancia estratégica sea difícil de valorar, así como el grado de ocupación. A menudo, un grupo de rusos (o ucranianos) llegan a un villorrio, plantan una bandera y se retiran. A la semana, el ejército rival cambia esa bandera por la suya y también busca la seguridad de la retaguardia. En las últimas horas, parece confirmarse la toma de Metolkine, un suburbio de Sievierodonetsk… pero la única relevancia de Metolkine en este contexto sería acceder a la T1306, carretera que, de todos modos, ya está bajo control ruso.

También se han producido intensos combates en Toshkivska, localidad al sur del río Siverski Donets que podría servir para ampliar el cerco sobre Zolote e intentar un ataque en dirección a Lisichansk sin tener que recurrir a las tropas desplegadas ya en Sievierodonetsk. En la actualidad, se calcula que el 95% de la provincia de Lugansk está en manos rusas. Zolote, Lisichansk y la planta química Azot supondrían gran parte del 5% restante.

En la provincia de Donetsk, siguen los bombardeos y los avances desde el norte de Sloviansk, a lo largo de la M03/E40, por donde las tropas provenientes de Izium siguen bajando después de haber cruzado el río Siverski Donets hace un par de semanas. Hay imágenes de unidades de reconocimiento rusas cerca de Dolina, a veintiséis kilómetros de la capital administrativa del Donetsk ucraniano. Si las tropas de Lugansk aún tienen posibilidad de escapatoria, no sería mal momento para cerrar la defensa sobre Sloviansk y Kramatorsk y proteger en lo posible las líneas de suministro que vienen del oeste.

Las noticias de deserciones por ambos bandos no hacen sino ahondar en el problema de la falta de hombres para atender tantos frentes. Comentábamos el domingo que solo en el Donbás hay nueve líneas de ataque abiertas simultáneamente. A eso hay que sumar el norte de Járkov, el sur de Zaporiyia y las inmediaciones de la ciudad de Jersón, adonde las tropas ucranianas siguen acercándose en medio de una cierta confusión y un reguero de bajas. A este paso, los batallones acabarán siendo de cien soldados y un par de blindados. Si no lo son ya.