Biden (izda) y Zelenski (dcha), y entre ellos varios de los documentos filtrados.

Biden (izda) y Zelenski (dcha), y entre ellos varios de los documentos filtrados. Diseño: Arte EE

Europa

Los papeles filtrados de la OTAN y EEUU desvelan que Washington duda del éxito de la ofensiva de Ucrania

Los documentos ponen de evidencia la desconfianza entre EEUU y sus socios, lo que hace pensar que pueda tratarse de un ciberataque del Kremlin.

12 abril, 2023 03:03

Cuando las tropas del Grupo Wagner tomaron la localidad de Krasna Hora a mediados de febrero y especialmente cuando entraron en la acería Azom justo un mes después, los mensajes de la prensa estadounidense fueron muy claros, casi en exceso. Tanto el Washington Post como el Wall Street Journal como el New York Times se lanzaron a publicar artículos de opinión y reportajes sobre el frente en los que se dibujaba la situación en Bakhmut como dramática y se calificaba de gravísimo error la decisión del alto mando ucraniano de permanecer en la zona en vez de retroceder hacia Chasiv Yar.

El empeño de medios tan variados en criticar una decisión del ejército ucraniano, teniendo en cuenta lo bien que le había ido al ejército ucraniano con sus decisiones, hacía pensar en una información compartida: la de alguien, en el Pentágono, que estaba muy enfadado. Un mes después, sabemos que así era. Las filtraciones de documentos secretos de la defensa estadounidense y de la OTAN que han llegado a distintos medios confirman que, a pesar del apoyo público del general Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, en Arlington estaban más que disgustados con las decisiones de Zelenski, Zaluzhnyi y Syrskyi.

Aunque haya que poner dichas filtraciones en una razonable cuarentena —ningún medio ha podido verificar su origen, solo apuntar a su verosimilitud—, en este punto se sigue paso por paso lo filtrado a la prensa afín. Según los papeles analizados, Estados Unidos consideraba en febrero que la defensa de Bakhmut era imposible, que era una pérdida de tiempo y de hombres, que el riesgo era enorme y que, además, entorpecía una posible contraofensiva posterior, al malgastar munición y vidas humanas en una lucha perdida.

Vista aérea del Pentágono de EEUU.

Vista aérea del Pentágono de EEUU.

De hecho, son múltiples las fuentes que apuntan en dichos documentos a un enorme recelo del Pentágono ante la supuesta contraofensiva ucraniana de esta primavera-verano. Según la información revelada en estos papeles, Ucrania tendría un problema de movilización de hombres y, sobre todo, carecería de suficientes armas para empujar a las tropas rusas hacia su frontera tanto en el frente este como en el sur, considerando muy complicado el avance hacia Crimea con el que sueña el alto mando ucraniano.

¿Un simple error de cálculo?

Si hay algo sospechoso en estos documentos, más allá de que no se consiga verificar que efectivamente forman parte de conversaciones e informes reales de oficiales del Pentágono y la OTAN, es que, en todos, Estados Unidos y Ucrania quedan mal. Son un auténtico sueño para el Kremlin, lo que hace pensar, como mínimo, en una filtración interesada o, directamente, un ciberataque. No solo el ejército de Zaluzhnyi estaría a punto de implosionar, sino que la inteligencia estadounidense se habría dedicado a espiar a aliados como Corea del Sur, país que inmediatamente ha salido a decir que lo publicado está sujeto a manipulación, igual que ha hecho el ministerio de defensa británico.

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En cualquier caso, es difícil saber qué es peor: que alguien haya filtrado una información falsa y los medios la hayan hecho pública… o que la información sea verdadera, pero responda a una interpretación totalmente equivocada de lo que está aconteciendo en el frente. El caso de Bakhmut, sin duda, es significativo: no solo no hubo pinza entre Khromove e Ivanivske, ni hubo masacre alguna sobre las tropas resistentes, sino que Rusia, pese a la interacción de algunas de las mejores unidades del Grupo Wagner con las propias del ejército regular, aún sigue sin controlar la zona este de la ciudad.

Aun a costa de destruir por completo lo que era el hogar de 75.000 personas antes del inicio de la guerra, los rusos no consiguen hacerse con una plaza que les sigue siendo hostil. De hecho, desde que cruzaran el río Bakhmutka la semana pasada, las posiciones apenas han cambiado. Dos meses después de la caída de Krasna Hora y tres meses después de la toma de las minas de Soledar, Rusia sigue avanzando metro a metro. La carretera que une la parte este de la ciudad con el centro neurálgico de Chasiv Yar sigue abierta, aunque en medio de intensos bombardeos. Probablemente, algún día Bakhmut caerá por completo en manos invasoras… pero para entonces será poco más que un puñado de ruinas sin demasiada utilidad.

El funeral de Kostiantyn Starovytskyi, un director de orquesta que murió en combate este abril.

El funeral de Kostiantyn Starovytskyi, un director de orquesta que murió en combate este abril. Reuters

Qué esperar de la ofensiva

En ese sentido, no hay nada que haga pensar que la defensa de Bakhmut pueda influir en la inminente contraofensiva ucraniana. No ha habido un número excesivo de bajas y Rusia ha perdido la posibilidad de establecer un punto de ataque al eje Kramatorsk-Sloviansk. A eso hay que sumarle los continuos fracasos en los intentos de avance del resto del frente, desde Kupiansk a Vuhledar, pasando por Avdivka, Kreminna o Svatove. Las posiciones son prácticamente las mismas que hace cuatro meses, cuando Rusia empezó una segunda ofensiva que apenas se ha materializado en terreno conquistado.

Dicho esto, ¿puede Ucrania conseguir un éxito notable en su siguiente ofensiva? Más allá de las dudas expresadas en las filtraciones, hay una evidente falta de consenso entre los expertos internacionales. Los problemas de munición y de hombres están ahí. A nadie se le escapa que, una vez consolidadas las posiciones, para romper una línea del enemigo se necesita una superioridad que ahora mismo ninguna de las dos partes demuestra. Solo cabe esperar que la llegada de la ayuda internacional desnivele esa balanza. Del mismo modo que nadie previó la caída del sudeste de Járkov ni la del nordeste de Jersón, Ucrania puede tener ases bajo la manga que ahora mismo desconocemos.

Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, en una visita a las filas del noroeste.

Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, en una visita a las filas del noroeste. REUTERS

Quien mejor debería saber el equilibrio exacto de fuerzas, o así lo ha demostrado desde antes incluso del inicio de la invasión rusa, es el Pentágono, pero estos documentos, de ser verdaderos, indican una llamativa confusión. Sea como fuere, lo más probable es que haya que esperar a mayo o a junio para ver un verdadero cambio de iniciativa en la guerra. Para entonces, el barro habrá desaparecido de las carreteras y ambos bandos se habrán preparado para el siguiente movimiento. Quien antes encuentre los hombres y las armas decisivas que ahora mismo escasean se encontrará con una enorme ventaja ante sí.