Putin mantiene en el Báltico una flota de 50 ‘barcos fantasma’ listos para realizar sabotajes
Una investigación periodística de Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia sostiene que embarcaciones civiles rusas llevan diez años recabando información sensible para poder sabotear gasoductos o cables de internet submarinos.
21 abril, 2023 03:14Cuando el pasado 26 de septiembre se registraron cuatro explosiones en los gasoductos Nord Stream que transportaban gas a Alemania por el lecho del mar Báltico, todas las miradas se volvieron hacia Rusia. Las primeras investigaciones apuntaban a que las fugas submarinas eran un acto de sabotaje: alguien había colocado cargas explosivas para reventar los tubos y, en plena guerra rusa en Ucrania y cruzada económica con Occidente, el gigante del este parecía salir ganando con el boicot de esta infraestructura energética crítica.
No obstante, siete meses después, las pesquisas iniciadas por Alemania, Dinamarca y Suecia siguen bajo estricto secreto. Así, oficialmente, las sospechas siguen siendo sospechas y las teorías conspiranoicas, que incluso han llegado a señalar a Estados Unidos y a Ucrania como posibles autores del sabotaje, siguen estando a la orden del día. Extraoficialmente, una investigación periodística llevada a cabo por las emisoras públicas de los países nórdicos -la danesa DR, la noruega NRK, la sueca SVT y la finlandesa Yle- sugiere que el Kremlin tiene una flota de barcos espías que opera en aguas nórdicas y que están preparados para boicotear oleoductos, cables de internet y parques eólicos en la región.
Según el informe, desde hace diez años, hasta medio centenar de embarcaciones pesqueras, cargueros y yates rusos habrían surcado las aguas del mar del Norte y del Báltico para hacer un mapeo submarino de zonas clave para un posible sabotaje. Basado en datos y en intercepciones de comunicaciones de radio autorizadas por las autoridades, el estudio también cuenta con el análisis de los servicios de inteligencia de los diferentes países.
"En caso de conflicto con Occidente, estos barcos están listos y saben dónde intervenir si quieren paralizar a la sociedad danesa", señala el jefe de contrainteligencia Anders Henriksen del Servicio de Inteligencia de la Policía Danesa. Por su parte, Nils Andreas Stensønes, jefe del Servicio de Inteligencia de Noruega, señala que el Kremlin le había dado una gran importancia a este plan de espionaje que está siendo controlado directamente desde Moscú.
"Pueden llevar a cabo misiones específicas donde, por ejemplo, pueden colocar minas marinas y mapear tuberías, cables de comunicación y otros objetivos de sabotaje relevantes", indica Åse Gilje Østensen, experta en amenazas híbridas en la Academia Noruega de Defensa.
El encargado de prensa de la Armada sueca, Jimmie Adamsson, detalla a SVT que Rusia emplea naves civiles camufladas equipadas como aparatos de vigilancia y no embarcaciones que son propiedad del Estado, porque estas últimas necesitan permisos específicos para ingresar en aguas territoriales de cada territorio, lo que facilita el espionaje. Recientemente, Rusia actualizó su doctrina naval, que autoriza el uso de todo tipo de embarcaciones para operaciones militares.
Almirald Vladimirsky, el buque fantasma
Asimismo, las emisoras nórdicas también revelan que se han descubierto "barcos fantasmas" que han apagado sus transmisores para mantener en secreto su ubicación. Algunas de las naves han aparecido sistemáticamente después de losen ejercicios conjuntos que la OTAN acostumbra a realizar en el Báltico, aunque otros han cruzado repetidamente dos importantes cables submarinos en Noruega antes de que los cables se cortaran repentinamente, de acuerdo con la investigación.
Uno de esos barcos ha sido identificado. Se trata del Almirald Vladimirsky, que oficialmente realiza investigaciones oceanográficas, pero que se cree que es un buque espía ruso. El pasado noviembre, se detectó a esta embarcación de 147 metros de eslora cerca del estrecho de Kattegat, situado entre Jutlandia y la costa oeste sueca. Según los autores de la investigación, no compartía su ubicación con el mundo exterior, pero enviaba continuamente mensajes de radio a una base naval en Rusia, lo que permitió localizarlo.
Un periodista y un fotógrafo de la cadena se acercaron hasta el lugar. A medida que se aproximaban, explican, varios hombres con el rostro cubierto, chaleco antibalas y armados con rifles militares salieron a cubierta. Además, a partir de las comunicaciones interceptadas, pudieron registrar la ruta que el Almirald Vladimirsky había tomado y descubrieron que había parado en parques eólicos marinos frente a varios países.