Valentina Lisitsa en Mariúpol.

Valentina Lisitsa en Mariúpol. Telegram

Europa

La pianista pro-Putin que celebró con un concierto la toma de Mariúpol y que el PSOE pide vetar

Valentina Lisitsa, que saltó a la fama por sus conciertos en Youtube, fue despedida dela Orquesta Sinfónica de Toronto por sus declaraciones ofensivas sobre los ucranianos en 2014. 

31 agosto, 2023 03:18

El 9 de mayo de 2022, algunas de las composiciones para piano más emblemáticas de Rachmaninoff, Beethoven, Chopin o Liszt anegaron la ciudad portuaria de Mariúpol, por entonces ya reducida a polvo y escombros. Durante algo más de una hora, las melodías acompasaron el sonido de la artillería, que seguía golpeando sin descanso la planta metalúrgica de Azovstal, donde centenares de combatientes ucranianos todavía resistían en condiciones infrahumanas al asedio ruso. Eran el último bastión ucraniano de la estratégica localidad portuaria del mar de Azov que acabó en manos del Kremlin a finales de ese mismo mes. 

La música se generaba con el movimiento de los dedos de Valentina Lisitsa. Sentada en un piano con restos de metralla, vestida de rojo y con un gato sobre el regazo, esta pianista, que saltó a la fama por tocar música clásica en YouTube, había improvisado una actuación en la calle para los pocos residentes que quedaban en la ciudad. ¿El motivo? Celebrar el Día de la Victoria, la fiesta nacional más importante del Rusia en la que se conmemora la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Por ello, la pianista también tocó algunas canciones patrióticas rusas entre las ruinas de la ciudad ocupada.

Tras ese concierto, Lisitsa, que actualmente vive a caballo entre Moscú y Roma, vio cómo comenzaban a cancelar sus conciertos en Europa y Estados Unidos. El último podría ser el que tenía previsto celebrar el 23 de septiembre en el Festival Internacional de Córdoba, ya que el PSOE de la ciudad ha pedido que se aplace su actuación por el apoyo de la artista al presidente ruso, Vladímir Putin. 

No obstante, el recital que la artista -nacida en Kiev hace 50 años- realizó en Mariúpol no era la primera muestra explícita de apoyo a la guerra que Putin decidió iniciar en Ucrania hace ya más de 500 días. Al comienzo de la invasión a gran escala, Lisitsa publicó un vídeo en su canal de Telegram en el que decía sentirse "obligada a ayudar de alguna manera en la lucha contra el nazismo", por lo que había decidido colaborar con un centro de ayuda humanitaria en Moscú. 

"Somos hermanos y no estamos en guerra entre nosotros, estamos en guerra con un enemigo externo que quiere empujarnos unos contra otros, para que nosotros, eslavos, rusos, ucranianos, nos destruyamos unos a otros y ellos solo se reirán. Estamos luchando para que el nazismo nunca regrese a nuestra tierra", explicaba en la grabación.

Lisitsa pasó su infancia y su juventud en la capital ucraniana durante la época soviética. Se graduó en el Conservatorio de Kiev, donde conoció a su marido, Alexei Kuznetsoff, con quien más tarde se estableció en Carolina del Norte, en Estados Unidos. Pasó años sin conseguir que su carrera como pianista despegase en el país de las oportunidades y los sueños cumplidos… hasta que en 2007 cambió de estrategia. Decidió convertir YouTube en su escenario y empezó a acumular millones de seguidores en la plataforma. 

"Declaraciones ofensivas"

En 2013, el Washington Post la bautizó como "la pianista que ganó en Internet", pero un año más tarde su reputación artística se vio maculada por sus constantes y agresivos comentarios prorrusos en Twitter (actual X). La pianista  -que ha comentado en varias entrevistas a medios rusos que prefiere que se refieran a ella como "nacida en ucraniana" en vez de "ucraniana"- , llamó "nazis" y perros" a quienes apoyaban la revolución del Euromaidán.

Declaraciones como esas y su postura a favor de Rusia y la secesión de la región ucraniana del Donbás le costaron más tarde el puesto en la Orquesta Sinfónica de Toronto, que canceló todos sus conciertos por "sus continuas ecuaciones de uso de un lenguaje profundamente ofensivo", según explicó la organización en un comunicado.

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Ese primer veto artístico supuso un gran golpe para Lisitsa, que denunció en Facebook un atentado contra la libertad de expresión por unos comentarios que, dijo, eran fruto del "humor y el sarcasmo". No obstante, eso no le impidió seguir tocando en los grandes teatros del mundo; desde Viena y Londres, hasta España, donde hace unos años agotó entradas en el Auditorio Nacional con un solo repertorio: los cuatro conciertos para piano y orquesta de Rachmaninov que interpretó junto con la Orquesta Nacional de España.

Esta vez, su paso por nuestro país podría no ser tan agradable. Porque 2014 no es 2023, año en el que todo Occidente está volcado en ayudar a Ucrania a recuperar de manos rusas el territorio perdido. Falta por ver si el alcalde de Córdoba, el popular Antonio Hurtado, decide finalmente aplazar el concierto de Lisista en el Festival Internacional de Piano Guadalquivir, tal y como le ha solicitado el portavoz socialista, José María Bellido, en una misiva.