Luís Montenegro, de la Alianza Democrática (AD), en un mitin de campaña, este viernes en Lisboa.

Luís Montenegro, de la Alianza Democrática (AD), en un mitin de campaña, este viernes en Lisboa. Efe

Europa

Portugal sale a votar con el Partido Socialista en crisis, la ultraderecha en auge y la fe en los conservadores

Las encuestas pronostican que el Partido Socialdemócrata de Luís Montenegro obtengan mayoría, pero muchos temen que para formar gobierno sea necesario contar con los ultranacionalistas de Chega. 

10 marzo, 2024 02:23

Este domingo se deciden los próximos cuatro años en Portugal, y los resultados de las urnas no están para nada claros. Estas elecciones sí que prometen un viraje hacia la derecha con respecto a las de 2022, en la que el socialista António Costa ganó con un 41,37% de los apoyos. La dimisión de Costa el pasado noviembre por una presunta trama de corrupción, además de adelantar los comicios dos años, ha servido de trampolín para el partido de extrema derecha Chega, que mide hoy su popularidad tras aprovechar para su campaña el escándalo en el Partido Socialista (PS).

Chega —'Basta' en español— ha irrumpido en el tablero político con respuestas radicales para los principales problemas del país más pobre de Europa occidental: la corrupción, la economía, el empleo y la inmigración. Su líder, el excomentarista deportivo André Ventura, se ha ganado un hueco entre los líderes de la derecha dura europea: se codea con Marine Le Pen, de la Agrupación Nacional francesa, y con el presidente de Hungría, Viktor Orbán. El miércoles, su acto de campaña en la ciudad algarvía de Olhão contó con la presencia y apoyo de Santiago Abascal, presidente de Vox.

Pese a la expectación por Chega, los sondeos no se inclinan por un claro vencedor. Entre el PS y el partido de ultraderecha está la segunda fuerza política en Portugal: la Alianza Democrática de centro-derecha, liderada por el Partido Socialdemócrata (PSD) y formada por otros dos pequeños partidos conservadores. El PSD está por delante en la mayoría de las encuestas, pero muy lejos del apoyo necesario para obtener una mayoría operativa de al menos 116 escaños en el Parlamento de 230 escaños.

El presidente de Chega, André Ventura, en un acto de campaña este viernes en Almada.

El presidente de Chega, André Ventura, en un acto de campaña este viernes en Almada. Efe

Ventura ha tendido su mano a Luís Montenegro, presidente del PSD, y le ha ofrecido un gobierno de coalición entre la Alianza Democrática y Chega si los resultados de este domingo reflejan las predicciones de las encuestas. Sin embargo, la Alianza ha rechazado hasta la fecha estar dispuesta a negociar cualquier tipo de acuerdo con el partido de Ventura, que apoya la pena de muerte, la castración química para los violadores reincidentes y quiere tolerancia cero para la inmigración ilegal. El líder de Chega ha respondido tajante a la negativa del PSD: Montenegro será responsable de cualquier inestabilidad si se cierra a formar gobierno con ellos.

Alianza Democrática sólo está dispuesta a formar un gobierno en solitario o con Iniciativa Liberal (IL), un partido neoliberal favorable a las empresas. Si ambos grupos obtuvieran 116 escaños conjuntos, el centro-derecha tendría todas las papeletas de poder conformar un gobierno estable en Portugal durante los próximos cuatro años, ya sea en coalición formal o con el apoyo parlamentario de IL a la Alianza. De lo contrario, un gobierno de centro-derecha dependerá de los votos de Chega en el Parlamento para aprobar la legislación, y la primera prueba de supervivencia llegará a finales de año, cuando se vote el presupuesto de 2025.

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Las probabilidades de la izquierda son menores, y la mayoría aplastante que consiguió el PS hace dos años no promete repetirse. La dimisión de Costa en noviembre ha pasado factura en el partido, y la campaña de su sucesor, Pedro Nuno Santos, se ha basado en alertar del auge de Chega. "Votar socialista" es la única opción para frenar "la ultraderecha en Portugal y su influencia en cualquier futuro gobierno", dijo el candidato a Reuters en un mitin en Setúbal.

Una opción de los socialistas para formar gobierno es unirse con los cuatro partidos de izquierdas minoritarios: el Bloque de Izquierda, la Coalición Democrática Unida, Personas-Animales-Naturaleza (PAN) y Libre. Nuno Santos ha dicho que repetiría una alianza parlamentaria con estos partidos como la que coordinó personalmente en la legislatura de 2015 a 2019. Sin embargo, una coalición con agrupaciones de izquierdas presionaría al PS a abandonar la prudencia fiscal y gastar mucho en medidas sociales. Sin los socialistas, los partidos de izquierda tienen pocas esperanzas de llegar al futuro gobierno.

El secretario general del Partido Socialista, Pedro Nuno Santos, este viernes en Lisboa.

El secretario general del Partido Socialista, Pedro Nuno Santos, este viernes en Lisboa. Efe

Si el PS es el más votado pero la derecha combinada consigue la mayoría, los socialistas seguirían siendo los primeros en formar gobierno. Montenegro ha dicho que en ese caso no competirá por el cargo de primer ministro, pero no ha especificado si ayudaría a formar un gobierno liderado por los socialistas, informa Reuters. Chega ya ha amenazado con presentar una moción para impedir la toma de posesión de un gobierno socialista, pero necesitaría a la derecha moderada para que la moción fuera aprobada. Una vez más, un gobierno así sería propenso a derrumbarse pronto.

Sin embargo, los sondeos deben considerarse con cautela: antes de las elecciones de 2022, ninguna encuesta había pronosticado una mayoría socialista. Ahora, todas las encuestas parecen indicar que sólo la derecha combinada, incluido el partido de extrema derecha Chega, obtendría suficientes escaños para tener un gobierno estable. Los sondeos también apuntan a que el 20% de los encuestados aún no ha decidido su voto, lo que deja margen para varias posibilidades.

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El domingo se verá si el miedo a un gobierno populista de derechas es suficiente para conseguir movilizar al votante de centro-izquierda, o si en su lugar las elecciones de este año estarán marcadas por el abstencionismo que tanto preocupa en la jefatura del Estado. 50 años después del derrocamiento de la dictadura fascista en Portugal, está en manos de los votantes dar en las urnas continuidad a la democracia o apostar por propuestas antisistema.