Alivio en Bruselas por la derrota de Le Pen pese al riesgo de inestabilidad en Francia

Cuando ya se habían resignado a una caótica cohabitación entre Emmanuel Macron y el ultra Jordan Bardella, los líderes europeos han recibido con euforia contenida el resultado sorpresa de la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia. La UE vuelve a salvar otra bola de partido con el batacazo de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, una formación de derecha radical eurófoba cuyo objetivo último es desmantelar la Unión desde dentro.

El mayor riesgo ahora es un largo periodo de bloqueo en París por las dificultades de formar Gobierno, que podría repercutir en la UE por la parálisis del motor franco-alemán. Pero para Bruselas lo importante es que, en cualquier escenario, Macron conserva la dirección de la política exterior y europea de Francia, así como el papel de jefe de las fuerzas armadas. Un rol que Le Pen pretendía poner en cuestión en caso de victoria por mayoría absoluta.

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La victoria de la ultraderecha habría abocado a Francia a un choque frontal con la Unión Europea en multitud de políticas. Un Gobierno de la Agrupacion Nacional en París podría haberse aliado en la UE con otros Ejecutivos ultras como el de Italia, Países Bajos o Hungría hasta configurar una minoría de bloqueo.

Quizá lo que más preocupaba en Bruselas es la posición de Bardella sobre Ucrania. Reagrupación Nacional ha sido tradicionalmente próximo a Vladímir Putin e incluso recibió un préstamo de Rusia. Aunque desde el estallido de la guerra de Ucrania, Le Pen ha intentado marcar distancias con el Kremlin, su giro no convence en la UE.

De hecho, el Gobierno de Putin expresó su apoyo en campaña a la ultraderecha francesa. De ahí que Tusk hable de "decepción" en Moscú y "alivio"en Kiev. Bardella se oponía a la entrada de Ucrania en la UE y había marcado como línea roja el envío de instructores franceses a Kiev para formar a soldados ucranianos, tal y como ha planteado Macron.

"Esta noche, mis amigos y camaradas socialistas franceses demuestran que es posible detener a la extrema derecha uniendo a la izquierda. Los resultados son claros: al colocar al Nuevo Frente Popular como líder en escaños de la Asamblea Nacional, el pueblo francés se ha movilizado para defender la República de los peligros que la acechaban. Un momento histórico, para Francia y para Europa", ha dicho la líder del grupo socialista en la Eurocámara, Iratxe García.

Su fracaso en Francia debilita extremadamente a la Agrupación Nacional en la reconfiguración de los grupos políticos en la Eurocámara. En la anterior legislatura, Le Pen era la líder indiscutida del grupo Identidad y Democracia, en el que militaban también Alternativa por Alemania, la Liga de Matteo Salvini, el PVV de Geert Wilders o el Vlaams Belang flamenco.

Justo antes de las elecciones, la propia Le Pen expulsó a Alternativa por Alemania por considerar a sus miembros demasiado radicales. En los últimos días, Identidad y Democracia se ha desintegrado a cámara lenta al desertar el resto de socios para sumarse al nuevo grupo ultra fundado por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que se llama Patriotas por Europa.

Todo apunta que a Le Pen no le quedará otra alternativa ahora que sumarse al grupo de Orbán, cuya constitución podría concretarse este mismo lunes. "En el Parlamento Europeo nuestros eurodiputados jugarán desde mañana plenamente su papel dentro de un gran grupo que pesará en las relaciones de fuerza en Europa para rechazar la sumersión migratoria, la ecología punitiva y la confiscación de nuestra soberanía", ha anunciado Bardella en su discurso de derrota.

Al final, las fuerzas de derecha radical han sido incapaces de crear un gran supergrupo único en la Eurocámara, un fracaso que el propio Orbán atribuye a la rivalidad entre Le Pen y Meloni. La primera ministra italiana seguirá liderando a los Conservadores y Reformistas Europeos, aunque ha perdido a Vox, uno de sus miembros más destacados, que ha abandonado a Meloni y se ha marchado con Orbán y Le Pen.