Europa

Ucrania avanza hacia sus cinco objetivos en Kursk: obliga a Rusia seguir evacuando a civiles

Moscú se encuentra en una difícil disyuntiva: continuar mandando hombres al Donbás o tomarse en serio la amenaza de Kursk.

14 agosto, 2024 02:04

Las intensas luchas en torno a la localidad de Korenevo (5.555 habitantes) y los escarceos en los alrededores de Gir'i, un pequeño pueblo cercano a la frontera de Kursk con Belgorod demuestran que el ejército ruso por fin está en condiciones de intentar frenar la ofensiva ucraniana. Ahora bien, el hecho de que ambas poblaciones estén separadas por 75 kilómetros habla a las claras de la profundidad del ataque ordenado la semana pasada por el general Oleksandr Syrskyi, máximo responsable de las tropas ucranianas y héroe de la batalla de Járkov de verano de 2022.

El objetivo es llegar lo más lejos posible, desviar el mayor número de tropas rusas del frente del Donbás -se han visto ya por Kursk unidades de la Brigada 200, que protegía Bakhmut- y obtener tantos prisioneros de guerra como sea posible para futuros intercambios. Eso, para empezar. Luego, si bajamos a los detalles, se observa una planificación en torno a cinco líneas por las que Ucrania pretende profundizar mientras siga viéndose superior sobre el terreno y Rusia no termine de organizar su defensa ni haga valer su supuesta superioridad aérea. Puede que esto último se deba al miedo que los rusos tienen a los F16 que llegaron a Ucrania en julio después de más de un año de larga espera.

Siguiendo el sentido de las agujas del reloj, es decir, empezando por el nordeste, el reto es llegar a la ciudad de Rylsk (15.000 habitantes) y tomar la carretera E38, que es la clave en este escenario de operaciones. Para ello, Ucrania debe atravesar la citada población de Korenevo y avanzar unos 30 kilómetros al costado del río Reka Seym. La E38 es un núcleo clave de comunicaciones, pues une la capital de Belgorod con la de Kursk y lleva directamente a la frontera con Ucrania. Cortarla en cualquiera de sus puntos sería una buena manera de dificultar cualquier operación de ataque enemiga.

La central nuclear, en el punto de mira

De hecho, tres de los otros cuatro objetivos los encontramos a lo largo de dicha carretera. Un poco más al sur y al este de Rylsk, se encuentra la localidad de Lgov. Es otro nodo importante de comunicaciones por formar parte de la red de ferrocarriles rusos y tener línea directa con Moscú, heredera de la que unía la capital rusa con Kiev durante la era soviética. Lgov es una ciudad de 20.000 habitantes conocida por su tejido industrial y sus fábricas. Probablemente sea, tras la propia Kursk, la ciudad más importante de la región.

Que sepamos, porque todo llega con retraso -la guerra real no es un videojuego-, las tropas ucranianas ya han llegado a los alrededores de la población de Kromskye Byki, a 25 kilómetros, aunque no se puede asegurar que haya control alguno sobre la aldea. Kromskye Byki es un enclave importante en la ofensiva porque da acceso a Lgov, o al menos permite una maniobra para envolver la ciudad, y a la vez queda a tan solo 40 kilómetros de Kurchátov, el tercer objeto de deseo de las tropas ucranianas.

¿Qué tiene de especial Kurchátov, ciudad de 40.000 habitantes junto al lago Kurskoye? Muy fácil: a las afueras, precisamente al pie del lago, se asienta la central nuclear de Kursk. No es casualidad que Rusia haya respondido a este acercamiento con sus propias maniobras de sabotaje en la central de Zaporiyia, en suelo ucraniano, quemando neumáticos para provocar una densa humareda negra que solo puede servir como aviso de futuras tropelías.

El Kremlin no puede permitir bajo ningún concepto que la central nuclear de Kursk caiga en manos ucranianas y dejemos claro desde el principio que es un hecho muy improbable. Ahora bien, si siguen acercándose, la cosa se pondrá tan seria que a Rusia no le bastará con movilizar a reservistas y a recién licenciados del servicio militar para asegurar la protección de la central. Tendrá que mandar lo mejor de lo mejor -el resto de la Brigada 200, por ejemplo- y esas tropas ahora mismo están atacando Niu York y Chasiv Yar, en Donetsk. Solo el movimiento de hombres de un escenario a otro, más el paso de una posición defensiva a otra marcadamente ofensiva, ya sería un triunfo impresionante para Syrskyi y Zelenski.

Acosar la capital de Kursk

Si seguimos moviéndonos hacia el este y un poco al norte, nos encontramos con el cuarto objetivo ucraniano en esta operación relámpago: la propia capital de la región, la monumental Kursk. Hablamos de una ciudad de 440.000 habitantes, con lo que pensar que Ucrania puede llegar hasta ahí y entrar en la ciudad como si nada parece ahora mismo ciencia ficción. Lo que sí puede hacer es atacar todos los centros logísticos, tanto de armas como de descanso de los distintos regimientos. 

Ya están a tiro de HIMARS y de Storm Shadow, aunque los británicos han denegado el uso de sus misiles en esta operación. Sabemos, en cualquier caso, que Ucrania posee sus propios proyectiles de media y larga distancia, como se ha demostrado en los ataques a Crimea. Hostigar Kursk obligaría a desplazar sistemas de defensa antiaérea y mantener varias divisiones en los alrededores de la ciudad. Hablaríamos de un desplazamiento masivo que, sin duda, daría un respiro a los ucranianos que defienden el frente del Donbás. 

Queda una quinta línea de penetración que tal vez sea la más sorprendente de todas: la que recorre la frontera de norte a sur hasta la localidad de Gir'i. El martes hablábamos de lo sorprendente de las imágenes de blindados ucranianos en ese punto, sin aparente relación con el resto de las tropas, y a lo largo del día hemos sabido que dichos blindados venían directamente desde Sudzha, es decir, que habían avanzado más de veinte kilómetros sin resistencia alguna rumbo a Peny, la última ciudad de Kursk antes de entrar en Belgorod.

Belgorod y la doble amenaza

El hecho de que no hayamos vuelto a tener imágenes de la operación en Gir'i es difícil de interpretar. Si los rusos repelen un ataque, enseguida lo publican, con lo que entendemos que sigue habiendo lucha en torno a la población. Por otro lado, si los ucranianos hubieran logrado controlar el territorio, también lo habrían anunciado en sus redes sociales. El asunto aquí es intentar acercarse lo máximo posible a la frontera con Belgorod por si se da la ocasión de iniciar una segunda ofensiva en esa provincia, donde miles de residentes ya han sido desalojados.

En total, aunque es difícil estimar el grado de control que Ucrania tiene sobre el territorio que atraviesa con sus hombres y sus tanques, podemos hablar de unos 1.500 o 2.000 kilómetros cuadrados ganados al enemigo, que reconoce solo 500. En cualquier caso, no parece que sea el objetivo del gobierno ucraniano quedarse esas tierras ni controlarlas siquiera, solo obligar a Rusia a cambiar su estrategia. Todo lo demás, por bonito que suene sobre el papel, vendría de regalo.