Engañados para ir a la guerra y obligados a inmolarse: unos 3.000 norcoreanos han caído en el frente en Ucrania
La captura de dos soldados norcoreanos y la publicación posterior de un vídeo en el que confesaban no saber que iban a una guerra en Ucrania pone de nuevo en el foco la decisión de Kim Jong-Un de enviar a sus tropas a ayudar a Putin.
Tres mil de los once mil soldados norcoreanos que Kim Jong-Un envió a Rusia para ayudar a Putin en su reconquista de Kursk habrían muerto o resultado heridos desde el inicio de la operación el pasado mes de noviembre. Son datos de la inteligencia ucraniana corroborados por la Casa Blanca, que apunta a que incluso podrían ser más. Su falta de experiencia en combate, la enorme diferencia entre la orografía norcoreana y la rusa más los problemas de comunicación con sus aliados por motivo del lenguaje han influido en esta cuestión. Aparte, Ucrania ha sabido atacar ese flanco débil con saña, utilizando buena parte de la artillería de precisión que Estados Unidos ha ido enviando en los últimos meses.
La noticia llega un día después de que el presidente Volodimir Zelenski publicara en sus redes sociales un vídeo de dos soldados capturados por el ejército ucraniano. En dicho vídeo, los combatientes aseguran desconocer que están en medio de una guerra contra Ucrania y afirman que sus superiores simplemente les dijeron que iban a un ejercicio de entrenamiento. Ambos presentan graves heridas y parecen poco dispuestos a colaborar, aunque uno de ellos plantea la posibilidad de quedarse a vivir en Ucrania. Es de entender que teme represalias a su vuelta a Corea del Norte y que la propia grabación y difusión del vídeo ya supone un enorme peligro para su seguridad.
Zelenski también se mostró abierto a devolver a todos los soldados norcoreanos que vayan capturando a cambio de prisioneros de guerra ucranianos. Está por ver la respuesta del régimen de Kim Jong-Un, que, oficialmente, aún no ha reconocido el envío de tropas a Rusia. El objetivo del vídeo es alertar a la opinión pública occidental de la injerencia de Kim en el conflicto, lo que justificaría que otros países entraran del lado ucraniano. También recuerda a los vídeos del principio de la guerra en los que soldados rusos aseguraban haber sido enviados al frente con la excusa de que participarían en ejercicios rutinarios y no en una guerra real.
In addition to the first captured soldiers from North Korea, there will undoubtedly be more. It’s only a matter of time before our troops manage to capture others. There should be no doubt left in the world that the Russian army is dependent on military assistance from North… pic.twitter.com/4RyCfUoHoC
— Volodymyr Zelenskyy / Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) January 12, 2025
Información de primera mano de un régimen blindado
Sin embargo, estos testimonios chocan con la realidad de lo que se está viendo en el día a día de la batalla de Kursk. Son ya muchos los casos de soldados norcoreanos que han preferido suicidarse antes de ser detenidos. Al parecer, la directriz viene desde arriba, lo que indicaría que sí han sido informados de exactamente adónde iban y cuáles eran los riesgos que les esperaban. Estas órdenes aparecen recogidas también en el diario de uno de los soldados fallecidos. Se apela al fanatismo de estas tropas para que, en nombre de su líder supremo, se inmolen antes de entregarse y renuncien a cualquier derecho como prisioneros de guerra.
La razón es bien sencilla: Corea del Norte es un régimen que se basa en el oscurantismo y cuyo principal activo es precisamente el misterio en torno a lo que pueda estar pasando ahí, especialmente en el aspecto militar. Todos los ciudadanos del estado están a merced de lo que disponga el estado y controlados al milímetro. El riesgo quizá no calculado de mandar miles de hombres a una guerra en el extranjero es precisamente que su detención puede llevar a confesiones que pongan en riesgo ese secretismo.
De ahí que cada captura de un soldado norcoreano tenga una importancia tremenda, no solo para el devenir de la ocupación de Kursk, sino por la información que se pueda sacar en los interrogatorios. Una información que le viene muy bien a Ucrania… y al resto de países occidentales, incluido Estados Unidos. Ese sería un punto que jugaría a favor de Zelenski a la hora de intentar forzar esa “paz justa” a la que tantas veces se ha referido desde que Donald Trump ganara las elecciones en Estados Unidos.
Trump culpa a Ucrania de todo
Porque el caso es que, conforme se acerca la investidura del aún presidente electo, van quedando más claras sus posiciones respecto al conflicto. El hecho de que utilice cada tragedia en su país, como los recientes incendios en Los Ángeles, para culpar a Ucrania o, más bien, al dinero empleado para ayudar a Ucrania, no es una buena señal. Ya la última comparecencia de Zelenski ante el grupo de contacto de ayuda a Ucrania de Ramstein (Alemania) tuvo un tono pesimista respecto al apoyo de la futura administración Trump, pidiendo al resto de socios que no se rindieran, pues sería “de locos” hacerlo tras tres años invirtiendo en la victoria sobre Putin.
Está por ver hasta qué punto la información de inteligencia militar que se pueda sacar de las tropas norcoreanas puede variar la posición del nuevo presidente y su entorno más cercano -tanto el vicepresidente electo J.D. Vance como Elon Musk, su principal asesor, se han pronunciado repetidas veces en contra de seguir gastando dinero en Ucrania- y acercarles más a las exigencias de Kiev. De ser así, desde luego, Kim Jong-Un habría hecho un ridículo espantoso: su ayuda militar no está sirviendo para que Rusia recupere la parte de Kursk controlada por Ucrania desde agosto y podría volverse en contra de su propio régimen o incluso del de su aliado Vladimir Putin.
Todo ello dependerá de hasta qué punto el fanatismo ha calado en todos los hombres enviados al frente. Si, poco a poco, se vuelven más incontrolables conforme van disfrutando de una mayor libertad, Pyongyang puede tener un serio problema. Todos los regímenes totalitarios confían en que sus ciudadanos sean máquinas programadas, pero, al final, todos fracasan en su intento gracias al “factor humano”. Ante la inmediatez de la muerte, es imposible saber cómo va a reaccionar un hombre. Por mucho que ame al líder, puede que ame más su propia vida.