Este lunes la policía israelí interrogó a Benjamin Netanyahu en su residencia oficial de Jerusalén durante tres horas. Todo lo que explicaron desde el Ministerio de Justicia fue que le preguntaron sobre la "recepción de beneficios por parte de empresarios". Él sigue sonriendo confiado. Dice que no hay nada de lo que se le pueda acusar, pero todos los ojos se centran en él ahora.
La Policía sospecha que el primer ministro podría haber recibido sistemáticamente regalos por un valor total de “cientos de miles de shekels” (la moneda israelí que en euros se multiplicaría por más de 4 veces) de manos de millonarios empresarios, algunos de su entorno cercano, informó este lunes el diario Haaretz. Aunque no ha trascendido una información más precisa sobre los obsequios, el periódico israelí sí indica que algunos regalos están valorados individualmente en miles de euros y la práctica se puede haber extendido a lo largo de años. Además, según las pruebas a disposición de la Policía a las que se refiere el periódico, “Netanyahu no era pasivo al recibir los valiosos regalos. A veces, era quisquilloso y hacía solicitudes concretas”.
Según la información del periodista Gidi Weitz , la “aceptación rutinaria” de regalos y favores de los empresarios lleva “sobre la mesa del fiscal general desde el verano”, pero no fue hasta la semana pasada cuando lo vio lo suficientemente claro como para dar luz verde a la Policía para interrogar al primer ministro israelí al respecto.
Pero esto no es todo: Weitz asegura que en el entorno de la Fiscalía se evalúa otro caso de posible corrupción que enfangaría a Netanyahu y otra “persona conocida” aún más. Sin embargo, no aporta por el momento ninguna prueba ni hecho concreto. La Policía ha indicado que algunas informaciones publicadas en los medios es errónea y ha explicado que la oficina del fiscal emitirá un comunicado una vez que la investigación haya avanzado, indicó el periódico Israel Hayom.
Así, el mandatario ha podido declarar a través de un comunicado que “todos los supuestos affairs [de los que se le acusa ahora y en el pasado] se han probado faltos de base y lo mismo sucederá con las alegaciones publicadas ahora por los medios. Lo repetimos: no saldrá nada, porque no hay nada”.
El profesor emérito de ciencia política en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Mario Sznajder, indica a EL ESPAÑOL que “si la investigación policial logra probar que Netanyahu es culpable de lo que se le acusa, se generará una crisis política que lo obligará a dimitir”. Pero por el momento no es el caso, ni esto supone una crisis de liderazgo en su partido para él. “Son varios los políticos que fueron acusados, investigados y no se les pudo llevar a juicio en este país”, señala desde Tel Aviv.
Este año ha marcado un nuevo récord para el deterioro de la relación entre el primer ministro y los medios
El periódico Jerusalem Post publicaba este lunes un análisis sobre “la guerra de Netanyahu contra los medios (de comunicación)” en una actitud que comparaba con la actitud de Donald Trump frente a los periodistas estadounidenses. “Este año ha marcado un nuevo récord para el deterioro de la relación entre el primer ministro y los medios y muchos temen que su conducta esté dañando la prensa libre en el país”, afirma el diario.
Cuenta, por ejemplo, que la página de Facebook de Netanyahu la toma contra periodistas concretas “regularmente” y lleva el “conflicto con los medios” en hebreo. Sznajder confirma que “Netanyahu usa a nivel político las acusaciones contra él y su familia para clamar que hay una campaña de prensa de claras motivaciones políticas en su contra”.
Las sospechas se ciernen judicialmente sobre Netanyahu tan sólo unos días después de otro mazazo contra su Administración: la abstención de Estados Unidos en la votación sobre la última resolución contra los asentamientos ilegales en territorios palestinos.
Lo que pueda suponer la llegada de Trump a la Casa Blanca para las relaciones bilaterales -tirantes durante la Administración Obama- es difícilmente predecible, según Sznajder. Opina que la derecha israelí, a la que pertenece Netanyahu, no debería confiarse, pues el foco del nuevo presidente de Estados Unidos será beneficiar a su propio país. “Mientras los intereses sean paralalelos -y nunca realmente lo son- la derecha israelí no tendrá problemas. Si se produce un choque de intereses, es difícil prever que sucederá”.
Con la investigación puesta en marcha ahora son varios los que evocan el caso que acabó hace casi un año con su predecesor, Ehud Olmert, en la cárcel por cohecho y obstrucción a la justicia en un caso de corrupción urbanística. Sin embargo, Netanyahu se muestra muy tranquilo. “No creo que esté muy preocupado por esta investigación, y menos le preocupa la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU”, indica el analista e historiador Meir Margalit. Para él no cabe duda de que a partir del 20 de enero, cuando Trump tome posesión de su cargo, “todo eso será historia”.
Trump es lo mejor que podía pasarle a Netanyahu y a la derecha israelí
“Trump es lo mejor que podía pasarle a Netanyahu y a la derecha israelí. Cinco años de Trump es lo que Israel necesita para perpetuar la ocupación hasta la eternidad. Es muy triste, pero debemos reconocer que hemos perdido esta batalla”, lamenta Margalit, que fue concejal de Jerusalén en la oposición por parte de un partido progresista y dedica sus investigaciones especialmente a la expansión de los asentamientos.
Unas semanas antes de la última resolución de Naciones Unidas, alguien había derribado una recién estrenada estatua de oro del primer ministro después de que otras personas se sacaran fotos con la efigie mostrándole el dedo. El caso que ahora ocupa a los investigadores no parece alcanzar el nivel que llevó a Olmert a la cárcel, en opinión de Margalit. “No se trata de alta corrupción al estilo de la que llevó al anterior primer ministro a la cárcel, sino de delitos menores, que tienen más que ver con honestidad y decencia que con corrupción. Pero sea lo que fuera, no me cabe duda que el cuenta con el apoyo de un equipo de abogados de primer nivel, que sabrán sacarlo de cualquier aprieto”.
El primer ministro israelí lleva intermitentemente en el poder desde 1996 y actualmente acumula su cuarta legislatura seguida. Si llegara al final de su mandato al final del año que viene, se convertiría en el líder israelí que más tiempo ha pasado al frente del país.
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