Joe Biden sostiene un helado de vainilla de Van Leeuwen (izda) y Benjamin Netanyahu habla en la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judías de EEUU (dcha).

Joe Biden sostiene un helado de vainilla de Van Leeuwen (izda) y Benjamin Netanyahu habla en la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judías de EEUU (dcha). Reuters / EE

Oriente Próximo

Biden anuncia un alto el fuego inminente de Hamás e Israel que deja 'helado' a Netanyahu: 'Me sorprende'

Pese a las declaraciones de este lunes, lo más probable es que el presidente de EEUU pecara de frivolidad y un alto el fuego siga estando lejos.

28 febrero, 2024 02:38

Ni era el lugar ni eran las formas apropiadas. Joe Biden, rodeado de periodistas, se detuvo el pasado lunes en la heladería Van Leeuwen, en Nueva York, y aceptó contestar algunas preguntas sobre la guerra de Gaza. Cono de vainilla en mano, el presidente de los Estados Unidos se mostró optimista respecto a un alto el fuego inminente. "Creo que estamos muy cerca, aunque aún no esté hecho. Eso me ha dicho el jefe de seguridad nacional. Espero que antes del fin de semana sepamos algo y que para el lunes podamos anunciar una tregua".

La noticia corrió como la pólvora por todo el mundo y junto a ella, las inevitables críticas: ¿era razonable tratar un aspecto de esa seriedad en un contexto de tanta informalidad? Con las primarias de Míchigan a la vuelta de la esquina y el intento de boicot de la asociación de demócratas de origen árabe, que piden el voto nulo para castigar la política de Biden respecto a Israel y Gaza, sin duda el presidente quiso dar un golpe de efecto, pero todo apunta a que el tiro le salió por la culata.

En clave interna, Biden tiene un enorme problema con la situación en Palestina. Hay una gran cantidad de sus votantes, no solo los de origen árabe, que entienden que Estados Unidos debería distanciarse aún más de Israel. Este movimiento crítico, que está expandiéndose por las universidades de todo el país, pero que también afecta al núcleo duro del izquierdismo demócrata encabezado por el senador Bernie Sanders, podría costarle a Biden unas elecciones que prometen ser muy apretadas y en las que no puede permitirse alejar a ningún votante.

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De ahí sus intentos de mostrarse como un pacificador. Hace unas semanas, se filtró una posible resolución estadounidense ante la ONU para pedir un alto el fuego "en cuanto fuera posible", pero tal vez la propia filtración acabó con la propuesta porque no se ha vuelto a saber nada. Biden necesita mostrarse firme contra Hamás ante sus votantes —muchos de ellos de origen hebreo—, pero una parte cada vez mayor de los demócratas también exigen que el presidente demuestre estar buscando una solución a la masacre que sufren los palestinos de Gaza. Cuadrar ese círculo no es fácil, pero en ello le va la reelección.

La "sorpresa" de Netanyahu

Ahora bien, si el presidente intentaba mostrar firmeza y resolución, el resultado no puede ser más decepcionante. Arriesgarse a dar una fecha para un acuerdo de paz es peligroso si no se maneja toda la información. Es cierto que israelíes, qataríes, egipcios y estadounidenses llevan meses reuniéndose para intentar sentar las condiciones de un alto el fuego. A veces, las reuniones son en París, a veces son en El Cairo y a veces son en Doha. Lo que tienen en común es la conclusión: Israel acepta un alto el fuego de seis semanas con inicio inmediato y Hamás responde que, antes, Israel debe retirar sus tropas de Gaza. A continuación, Israel dice que eso es innegociable y así acaba todo el esfuerzo diplomático.

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Tarde o temprano, es de esperar, eso cambiará, pero las declaraciones de Biden son confusas y eso es lo último que necesita el presidente estadounidense para su imagen pública. Los primeros en salir a decir que no sabían nada de un acuerdo inminente fueron los líderes políticos de Hamás, encabezados por Ismail Haniya. A continuación, fue Qatar quien mostró su perplejidad: no les constaba que hubiera ningún avance significativo en las negociaciones. Nada, desde luego, que apuntara a una tregua antes del fin de semana.

Por último, el propio Netanyahu, en declaraciones recogidas por el periódico israelí Haaretz y la cadena estadounidense ABC, reconoció mostrarse "sorprendido" por las palabras de Biden. Sus planes siguen pasando por atacar Rafah y acabar así la ocupación terrestre de la Franja de Gaza. Podría retrasar ese ataque si Hamás decidiera liberar a los rehenes, pero, en palabras del primer ministro israelí, "tarde o temprano, acabaremos la ocupación".

El límite del Ramadán

Este es otro punto en el que las declaraciones de Biden chocan con la realidad. El presidente estadounidense dijo mostrarse convencido de que Israel no atacaría durante el Ramadán y que esa pausa de casi un mes serviría para acercar posturas, conseguir la liberación de los rehenes —se ha apuntado a un posible acuerdo para intercambiar unos cuarenta o cincuenta rehenes a cambio de un número bastante mayor de presos palestinos— y reforzar la ayuda humanitaria. Ahora mismo, dicha ayuda ha quedado reducida a la mínima expresión por la incapacidad de la UNRWA para proteger los convoyes de comida en medio de los bombardeos de Israel y del pillaje de bandas organizadas en una ciudad sin ley ni orden.

¿De dónde sacó el presidente esa información? Netanyahu y el exjefe de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), Benny Gantz, miembro de la coalición actual del gobierno, han insistido precisamente en lo contrario: Israel, de hecho, se marca el inicio del Ramadán —10 de marzo— como fecha límite para que Hamás se rinda y entregue a los rehenes. De no ser así, empezará las hostilidades sobre Rafah precisamente en esa fecha. Justo lo contrario de lo que afirmó Biden, quien recibió una dura reprimenda por parte del primer ministro israelí este mismo martes: "Desde el inicio de la guerra, he resistido a todas las presiones para acabarla antes de tiempo. Estoy convencido de que el pueblo de Estados Unidos está con nosotros en nuestra lucha hasta la victoria absoluta".

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Es posible que el presidente norteamericano se valiera para sus declaraciones en la heladería de alguna filtración interna que no debería haber salido a la luz. Desde luego, no en ese contexto. De ser así, queda por saber si la filtración tenía algo de valor o no. En otras palabras, si la Seguridad Nacional estadounidense sabe cosas que los dos bandos prefieren negar de momento para protegerse ante sus opiniones públicas… o si simplemente repite un mensaje optimista sin base alguna, como insinúa Netanyahu.

En resumen, puede que, efectivamente, antes del fin de semana, se anuncie por fin el deseado alto el fuego… pero lo más probable sigue siendo que no. En el primer caso, Biden habrá pecado solo de frivolidad. En el segundo, además de frívolo, el presidente parecerá un ignorante o, peor aún, un inconsciente que no se entera bien de lo que está pasando. Justo la idea que pretende transmitir el Partido Republicano a poco más de ocho meses de las elecciones presidenciales. Un grave error que sus asesores deberían haberle evitado.