Los islamistas se apoderan de Damasco y negocian la transición mientras Al Asad se refugia en Moscú
- La caída del régimen de Al Asad cambia por completo el equilibrio en la región. Israel celebra el resultado y EEUU busca evitar el resurgimiento de Dáesh.
- Más información. Turquía consulta con España, Italia, Francia y la UE una respuesta conjunta para la "estabilidad" en Siria
Tras 53 años bajo el mando de los Al Asad, Siria abrió este domingo una nueva página de su historia. La dictadura que instauraría el golpista Hafez Al Asad a partir de 1971 y que continuó su hijo Bashar caía de forma sorpresiva. Nadie fuera de la convulsa región podía sospechar hace apenas un mes que el todopoderoso dictador que logró mantener el poder pese a la 'Primavera Árabe' se vería obligado al exilio.
Fuentes del Kremlin confirmaban en la tarde del domingo a la agencia estatal rusa Interfax que Bashar al Asad había llegado a Moscú, donde sería acogido por "razones humanitarias" y recibiría asilo político junto a su familia.
"Rusia no traiciona a sus amigos en los momentos difíciles", señalaba en su cuenta de Telegram Mijail Ulianov, el embajador ruso ante organizaciones internacionales en Viena.
Aunque por el momento se desconoce cómo logró Al Asad abandonar el país en plena ofensiva relámpago del grupo HTS -con su facción yihadista al frente-, algunas fuentes apuntan a una evacuación en un avión ruso desde una base aérea en la ciudad costera de Latakia. La supuesta aeronave para la huida dejó de aparecer en los mapas de tráfico aéreo, por lo que se especuló a primera hora del domingo de que podía haber sido abatido, si bien los más prudentes sugerían que se habría apagado el transpondedor del avión precisamente para evitar posibles ataques.
Y es que, más allá de las "razones humanitarias" alegadas por Rusia, todo apunta a que desde el Kremlin se negoció con los insurgentes, liderados por Mohammed al Julani, de forma que no impedirían su ascenso al poder siempre que permitiesen la salida del dictador sirio y garantizasen la seguridad de la base aérea en Latakia y el puerto en Tartus, así como de las misiones diplomáticas rusas en Siria.
La instalación de Tartus es el único centro de reparación y reabastecimiento de Rusia en el Mediterráneo, y Moscú ha utilizado a Siria como un puesto de escala para transportar a sus contratistas militares dentro y fuera de África.
Según analistas militares occidentales, la pérdida de Tartus sería un duro golpe para la capacidad de Rusia de proyectar su poder en Oriente Medio, el Mediterráneo y África.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso dijo el domingo en un comunicado que las dos instalaciones militares habían sido puestas en estado de alerta máxima, pero minimizó cualquier riesgo inmediato.
Ya tras el derrocamiento de Al Asad, fuentes oficiales rusas cuya identidad no ha trascendido incidieron en que Rusia favorecería una solución política a la crisis en Siria. Además, el país dirigido por Vladímir Putin ha solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar la evolución de los acontecimientos.
"Una victoria para todos los sirios"
El líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), Mohammed al Julani, no hizo acto público de presencia hasta la tarde del domingo, cuando pronunció un discurso de la victoria en la histórica Mezquita de los Omeyas, ubicada en la antigua ciudad de Damasco.
"Esta victoria es para todos los sirios; cada uno ha contribuido a este logro", apuntaba Julani rodeado de sus fieles, en consonancia con el mensaje conciliador que ha lanzado el HTS en las últimas jornadas para aplacar las suspicacias de quienes ven en el fundador del brazo sirio de Al-Qaeda una amenaza que repita el modus operandi que ya empleó Osama Bin Laden en la región.
"Al Asad ha dejado a Siria como una finca para las ambiciones iraníes, y propagó el sectarismo y la corrupción", dijo al Julani en una breve alocución dentro de la mezquita.
Israel, en guardia
Más allá de los acontecimientos en el país ahora políticamente descabezado, la caída del régimen de Al Asad supone un nuevo elemento de inestabilidad en la región.
Israel ha celebrado el derrocamiento como un triunfo. Su primer ministro, Benjamin Netanyahu, aseguró que se trata de "un día histórico" que es "resultado directo de las acciones que lanzamos contra Irán y Hezbolá".
Pero el Estado judío aprovechó la ocasión para acometer algunas decisiones militares. Por una parte, desplegó tropas en la zona de amortiguación junto a la frontera siria. En prevención de enfrentamientos armados, ordenó cancelar las clases presenciales en cuatro localidades de los Altos del Golán ocupados.
Es la primera vez que el Ejército accede a esta posición, de gran valor estratégico como puesto de observación, desde la guerra del Yom Kipur (1973), informan medios israelíes. La Liga Árabe ha condenado esta incursión israelí.
Por otra parte, Israel ejecutó varios ataques aéreos en Damasco, según aseguraron a Reuters fuentes de seguridad regionales. Los objetivos serían un complejo de seguridad y un centro de investigación del gobierno que fue utilizado en el pasado por Irán para desarrollar misiles.
El ejército israelí también atacó al menos siete objetivos en el suroeste de Siria. El foco estaría puesto en estos casos en el arsenal de misiles, baterías de defensa aérea y municiones del régimen caído, que podrían acabar ahora en manos de los insurgentes.
En el mismo sentido, las armas químicas son una preocupación de primer nivel para Israel y Estados Unidos, que ya se está encargando de ellas."Queremos asegurarnos de que el cloro y sustancias aún más peligrosas sean destruidas. Existen varios esfuerzos en este sentido con nuestros socios regionales", detalló un alto funcionario a la prensa este domingo.
Biden, cauteloso
El aún presidente estadounidense, Joe Biden, ha realizado una declaración desde la Casa Blanca donde ha celebrado que el pueblo sirio "que tanto ha sufrido" tiene ahora la oportunidad de "construir un futuro mejor", informa Efe.
El mandatario insistió en que el futuro de Siria debe ser decidido por los propios sirios y adelantó que Estados Unidos está dispuesto a dialogar con "todos los grupos sirios" como parte de un proceso de transición liderado por Naciones Unidas, según lo establecido en la resolución 2254 de 2015.
Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca, que está a poco más de 40 días de abandonar el cargo y ceder el Despacho Oval a Donald Trump, se ha mostrado cauteloso, incidiendo en que "es un momento de riesgo e incertidumbre".
Biden destacó que la prioridad inmediata de Estados Unidos es prevenir un resurgimiento de Dáesh o también conocido como el autodenominado Estado Islámico (EI), ISIS por sus siglas en inglés, que en 2014 llegó a controlar vastas zonas de Siria e Irak.
Con este objetivo, fuerzas estadounidenses llevaron a cabo este domingo una decena de ataques aéreos en el centro de Siria, alcanzando 75 objetivos vinculados al grupo terrorista, informó el Pentágono en un comunicado.
Además, Biden indicó que los 900 soldados desplegados en Siria permanecerán en la región como parte de la coalición internacional contra el EI para evitar que el grupo yihadista aproveche la coyuntura para reorganizarse.