Las redes sociales nos están haciendo desconfiados e infelices
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No hay duda de que las redes sociales han cambiado muchos aspectos de nuestra vida. Sobre todo, en términos de comunicación. Algunos incluso hemos llegado al punto de evitar el uso de los mensajes de texto o las llamadas convencionales. Se trata de una auténtica revolución que todavía no se ha completado, y que dará muchas más sorpresas durante los próximos meses y años. No obstante, las redes sociales también tienen sus peligros. Según un estudio elaborado por dos investigadores europeos, los medios sociales podrían afectar al estado de satisfacción que la gente tiene con sus vidas. Fabio Sabatini, de la Universidad de Sapienza, y Francesco Sarracino, de STATEC, han dado a conocer algunos de los datos usados para llegar a esa conclusión.
¿Las redes sociales empeoran nuestra vida?
Durante el estudio pusieron una encuesta (a la que respondieron 50.000 personas) en Italia, y de la cual se pudieron extraer datos bastante interesantes. En la misma se preguntaba sobre la satisfacción que tenía la gente con sus vidas, la frecuencia con la que se reunían con sus amigos, la confianza que tenían con la gente y lo que hacían normalmente en la red de redes.
Basándose en las respuestas obtenidas, pudieron sacar varias conclusiones. En primer lugar, la gente tiende a estar más feliz con su vida y confían más en la gente cuando interactúan en persona. Por supuesto, eso es algo que no podemos hacer con las redes sociales. Por otra parte, los investigadores han destacado que hay mucha gente que discrimina e incita al odio en Internet, lo que hace que muchas más personas se sientan desconfiadas cuando ven a determinados tipos de usuarios en las redes sociales. El efecto de estos medios podría llegar a ser incluso negativo.
En definitiva, aunque las redes sociales nos permiten estar conectados de forma instantánea con miles de usuarios, lo cierto es que la gente sigue prefiriendo estar con sus amigos in situ. La pregunta es: ¿llegarán alguna vez a sobrepasar esta limitación?
Fuente | arXiv | MIT Technology Review