Ouya, o el fracaso absoluto del crowdfunding para grandes proyectos
Razer ha comprado Ouya, y con esta compra da fin la aventura del crowdfunding de la compañía.
27 julio, 2015 22:44Noticias relacionadas
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Hoy se ha confirmado oficialmente: Razer ha comprado Ouya, y con este movimiento la idea de usar crowdfunding para proyectos grandes debería desaparecer de la mente de todos.
Ouya llegó a Kickstarter en un momento en el que la mayoría todavía estábamos descubriendo qué era eso del crowdfunding. ¿Financiar proyectos chulísimos en los que las grandes compañías no quieren arriesgarse? Sonaba bien.
También era música para nuestros oídos la posibilidad de que Ouya supusiese la entrada de Android en la competitiva arena de las consolas de videojuegos. “La consola Android que luchará contra Playstation 3 y Xbox 360”, se llegó a escribir.
Con tanta expectación, no es de extrañar que el dinero saliese de nuestros bolsillos prácticamente por su propia voluntad. Cuando la campaña cerró, Ouya había recaudado 8.5 millones de dólares; la comunidad se congratulaba a si misma por dar vida a un proyecto alternativo.
En cuanto aparecieron las primeras versiones para desarrolladores de Ouya, las primeras dudas empezaron a brotar, pero la mayoría esperamos a la versión final.
Y entonces Ouya fue lanzada, para decepción mayúscula. La “consola” era un smartphone en una carcasa curiosa, y como tal le faltaba potencia; esto se hizo más evidente por el arrollador ritmo que lleva la industria de hardware móvil, que dejó obsoleto el interior de Ouya incluso antes de que esta fuese lanzada.
¿Y qué hay de los juegos, la razón principal para comprarse una consola? Ouya contaba con un gran catálogo de juegos de todos los géneros y colores… que no estaban diseñados para la consola.
Aunque la situación actual ha mejorado, en su momento la inmensa mayoría de juegos para Android sólo estaba diseñada para pantallas táctiles, lo que hacía el mando de Ouya, y la razón de la existencia de la consola, poco menos que en evidencia.
Razer ha comprado Ouya, al final todo acaba en manos de las grandes compañías
En definitiva, Ouya pasó de “competidora de Sony y Microsoft” a “mera curiosidad” en tiempo récord. Ahora Razer ha comprado Ouya, que ahora se convierte en distribuidora de videojuegos, principalmente para la plataforma de consolas Android de Razer que recibirá 1.000 juegos.
Para los creadores de Ouya, probablemente este sea un gran éxito, ya que han podido vender (a un precio indeterminado) en dinero constante y sonante un producto que estaba en las últimas.
Pero para la idea misma del crowdfunding, esto no se puede ver sino como un fracaso absoluto. En particular, demuestra que el crowdfunding no funciona con los grandes proyectos. Sí, puede que para un videojuego “retro”, un wearable o una curiosidad, el crowdfunding sea lo mejor, ya que el margen de error es menor y el proyecto puede ser administrado sin mucha experiencia y/o más ilusión que sabiduría.
Pero llega un momento en el que tirar más dinero a la pantalla no soluciona los problemas. Eso es a lo que se ha enfrentado Ouya, a la presión de conseguir 8.5 millones de dólares y encontrarse con que no es ni mucho menos suficiente para todo lo que quería. La relación entre el tamaño del proyecto y el dinero invertido no es completamente proporcional, y esa es una trampa en la que caen prácticamente todos los grandes proyectos. Al menos hasta ahora.
Y si el espíritu del crowdfunding quiere continuar creciendo, este es un problema que tendrá que solucionar muy pronto.