Las ruedas que pueden girar en todas las direcciones
Un inventor amateur ha creado unas ruedas que giran en todas direcciones, que pueden instalarse en cualquier coche y que hacen que aparcar sea facilísimo.
30 junio, 2016 16:07Noticias relacionadas
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Un inventor amateur ha creado lo que nadie creía que fuésemos a ver en un coche de calle, al menos no en el futuro cercano: ruedas que giran en todas direcciones.
Normalmente en los coches actuales sólo se mueven las ruedas delanteras, aunque cada vez más fabricantes están implementando algún tipo de ruedas traseras que también pueden girar un poco para facilitar las curvas.
Lo de “un poco” es la parte importante para comprender el estado actual de esta tecnología en la industria. En ningún caso estamos ante ruedas omnidireccionales, y por muchas razones. La principal de ellas es que para la mayoría de personas sería demasiado difícil adaptar su conducción a un sistema semejante.
El sueño de crear un coche con dirección a las cuatro ruedas
No es como si no se hubiese intentado antes, claro. En la década de los 80 la dirección a las cuatro ruedas era una especie de obsesión para los ingenieros japoneses, que querían algo que realmente diferenciase a los vehículos producidos en su país respecto al resto del mundo.
Todos los grandes fabricantes japoneses intentaron hacer realidad ese concepto en alguna ocasión, pero fue Honda la que llegó la primera, presentando una versión de su modelo Prelude con dirección a las cuatro ruedas.
Era una aplicación algo rudimentaria, eso sí, ya que en realidad dependía de un mecanismo que conectaba la cremallera de dirección con los tirantes traseros; una caja de cambios propia determinaba cuánto tenían que girar las ruedas traseras dependiendo de lo que girasen las delanteras.
Mazda, Mitsubishi, Nissan y Toyota presentaron sus propios conceptos los años siguientes, pero mucho más avanzados. En vez de depender de un sistema mecánico, ahora un ordenador se encargaba de activar un sistema hidráulico, dependiendo de la velocidad y el ángulo de giro.
Sin embargo, estos sistemas no llegaron a popularizarse; tal vez por el miedo de los fabricantes a confundir a los conductores, estos sistemas estaban configurados para afectar lo mínimo posible a la conducción y los efectos eran demasiado sutiles como para que el cliente medio justificase el coste adicional.
Lo que si se notaba era el aumento de peso que acarreaba el sistema y la complejidad añadida que traía sus propios problemas. Al menos eran de gran ayuda para conducir en calles estrechas y retorcidas, por lo que en Japón llegaron a fabricarse hasta mediados de los 90.
No volvimos a saber mucho de la dirección a cuatro ruedas hasta que Renault recuperó el concepto con su Laguna GT. Desde entonces estamos viendo más desarrollos, como el de Porsche, que el año pasado implementó un sistema para mover el eje posterior en su 911 GT3.
Las sorprendentes ruedas que giran en todas direcciones
Como veis, todos esos ejemplos fallan en el sentido de que las ruedas traseras tienen las mismas limitaciones que las delanteras. Ahora William Liddiard ha presentado en su canal de Youtube un invento que puede hacer realidad el concepto de girar todas las ruedas de manera independiente.
Las ha llamado, de manera apropiada, Liddiard Wheels, y lo más llamativo es que pueden ser instaladas en cualquier coche, no es necesario diseñar un nuevo coche sólo para las ruedas nuevas. Y para demostrarlo, ha publicado un vídeo en el que las podemos ver en funcionamiento en un Toyota Echo.
Liddiard admite que ha tenido que improvisar mucho, en parte por la disponibilidad de los materiales, pero que eso no ha comprometido aspectos como la resistencia o la precisión en la conducción. Los neumáticos en sí son muy parecidos a los de un coche normal, y es posible implementar dibujos para expulsar el agua en días de lluvia.
Gracias a estas ruedas omnidireccionales, es capaz de aparcar en paralelo de manera perfecta, y gracias a las modificaciones realizadas el coche aporta un par motor de 24,000 libras a las ruedas. También usó una marcha más larga para evitar un desgaste excesivo en las ruedas, pero ha llegado a la conclusión de que no es necesario.
No sabemos aún si este invento llegará a los talleres de todo el mundo; la gran duda es si los conductores son capaces de adaptarse a una conducción semejante, y si las autoridades permitirían un coche semejante. Al fin y al cabo, esas son las mismas dudas que los fabricantes de coches tuvieron en su momento.