En un intento de poner en evidencia el problema de los tuits racistas en Twitter, un usuario ha iniciado una protesta impactante.

Que Twitter tiene un problema con el discurso del odio es una obviedad como un castillo. Sí, la compañía está desarrollando más herramientas para protegernos contra el abuso; pero esas herramientas sólo funcionan cuando ya hemos recibido ese abuso.

Además, da la sensación de que Twitter está desarrollando herramientas contra el abuso para así poder lavarse las manos en la lucha contra los usuarios abusivos; que el trabajo lo hagamos los propios usuarios, bloqueando a quien nos insulte y nos persiga.

Los tuits racistas en Twitter llevan a un usuario a tomar medidas desesperadas

Hay mucha gente que siente que las acciones de Twitter no encajan con lo que dice públicamente; como Shahak Shapira, que asegura que en los últimos seis meses ha denunciado 300 tuits violentos; pero la única respuesta fueron 9 correos de Twitter asegurando que no había violación de las reglas de la web.

No estamos hablando de tuits en los que se critica a un conjunto de personas o incluso a una persona concreta; los tuits mostrados por Shapira usan insultos racistas, piden la muerte o esclavización de varias razas y amenazan de muerte a varios usuarios.

En comparación, de los 150 post similares publicados en Facebook, se borraron el 80%; Facebook es una compañía que también ha recibido críticas por su metodología para decidir qué post polémicos se borran, pero aún así parece que lo está haciendo mucho mejor que Twitter.

Claro, que puede que pienses que al fin y al cabo, son sólo unos tuits, que lo único que tenemos que hacer es bloquear al usuario y seguir a otra cosa; pero eso es porque vemos los tuits como si estuviesen apartados de la vida real, cuando no lo están. Detrás de esas palabras hay personas reales.

Para representar esto, Shapira decidió buscar un método para hacer ver a Twitter que no está haciendo bien las cosas; que si él estaba obligado a ver esos tuits, que en Twitter también los viesen.

Así que escogió los peores tuits que no fueron borrados por Twitter, y los pintó con espray en la zona de las oficinas de de la compañía en Hamburgo. Vistos en la “vida real”, las declaraciones de esos tuits tienen otro peso, ¿verdad?

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