Los nuevos radares de la Guardia Civil se estrenan esta misma Semana Santa, pero ya podrían estar metidos en problemas.
La inversión de más de 860.000 € de la DGT en Velolaser es una de las más polémicas que se recuerdan. No solo porque su uso ya de por sí es controvertido, sino por los retrasos continuos que ha sufrido esta tecnología. Al menos merecerá la pena, ¿verdad?: son diminutos, se pueden instalar en cualquier parte y los agentes pueden controlarlos a distancia.
Los nuevos radares son ilegales, según los motociclistas
Pues resulta que puede que, después de tanta inversión y tantos retrasos, la Guardia Civil no pueda usar estos aparatos en ciertas situaciones. Y todo por una denuncia de la Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas (IMU).
Como su nombre indica, esta ONG se centra en los problemas que sufren los motociclistas en comparación con el resto de conductores. Como por ejemplo, los llamados “quitamiedos” que tantas desgracias han hecho pasar a este colectivo, y las reglamentaciones que no les tienen en cuenta.
Esa es precisamente la base de la denuncia que la organización ha comunicado al Director General de Tráfico: que los nuevos radares no han sido implementados con la seguridad de los motociclistas en mente.
El problema no es tanto el funcionamiento del radar en sí; sino la forma en la que se instala sobre los quitamiedos. Precisamente una de las características estrella del Velolaser es que se pueden instalar en un trípode o sobre el quitamiedos con un soporte de metal; así los agentes pueden controlar cualquier tramo sin importar sus características.
Sin embargo, por culpa de este soporte el radar no cumple con la normativa UNE EN-1317, que trata de los sistemas de contención en carreteras en caso de accidente. En efecto, si un motorista tuviese un accidente, podría golpearse contra el radar y su soporte metálico, potencialmente empeorando la gravedad de sus heridas.
Todos los elementos que se coloquen en las barreras deben estar certificados superando las pruebas de UNE EN-1317; una certificación que los radares no han pasado, ya que ni siquiera se ha realizado ningún ensayo, según la IMU. Incluso si se instala con trípode, el radar podría ser peligroso si se coloca demasiado cerca de la barrera.
¿Dejarán de usarse estos radares?
¿Significa esto que los radares dejarán de usarse? Es poco probable. Por el momento la IMU ha solicitado que se dejen de instalar los radares sobre los quitamiedos si la DGT comprueba que, en efecto, no han pasado la normativa.
Incluso en ese caso, los radares podrían seguir usándose con trípode; aunque la organización pide que se coloquen a 1,6 metros de distancia respecto a la barrera. Cuando la movilidad del radar es uno de sus puntos fuertes, esta limitación podría ser otro golpe.
En definitiva, por el momento la Guardia Civil probablemente seguirá instalando los radares mientras todo se aclara. Y es muy probable que lo máximo que ocurra es que los soportes acaben tirados a la basura.
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