Hubo un tiempo en el que Google parecía no equivocarse nunca. Cualquier cosa que saliese de sus cuarteles generales era bien recibida por el público; todo regido por un mantra muy simple: don’t be evil (“no seas malvado”). Durante muchos años, todo parecía ligado a esa frase.
Ahora parece que todo eso ha cambiado. Google abandona el don’t be evil eliminándolo casi por completo de su código de conducta. Al parecer, quiere que el documento se ajuste más al do the right thing (“haz lo correcto”); eslogan de facto de Alphabet, la megaempresa que engloba a Google.
Google cambia su lema “don’t be evil” por “do the right thing” – El Androide Libre
Adiós al lema oficioso de Google
Aunque do the right thing es una especie de actualización del original que se viene usando desde 2015, Google hasta ahora había mantenido el don’t be evil en su código de conducta. El Internet Archive todavía recoge el eslogan original el 21 de abril de este año. El texto empieza con esa frase; la repite hasta cuatro veces.
En cambio, toda mención en el documento desaparece el 4 de mayo. Es más, si echamos un vistazo al código de conducta vemos que sólo aparece al final del todo:
Y recuerda: no seas malvado, si ves algo que crees que no está bien ¡dilo!
A pesar de todo, desde la Gran G juran y perjuran no haber cambiado su código de conducta desde el 5 de abril. Los cambios son muy significativos; se aprecian en una lectura rápida del documento. Quizá estos cambios se deban a las últimas actividades de Alphabet.
Alphabet y el Departamento de Defensa, compañeros de cama
El pasado mes de marzo saltaba la noticia: Alphabet se aliaba con el Departamento de Defensa estadounidense para ayudarles a crear una IA que se usaría en drones militares. La tecnología se desarrollaría usando la librería TensorFlow, que forma parte de los proyectos open source de Google.
El programa lleva por nombre Project Maven, y su objetivo es el análisis de fotos y vídeos del campo de batalla; diferenciando los objetivos y evitando muertes de inocentes. Este movimiento de Google no ha sentado nada bien en la opinión pública, que lo ha visto como un ataque frontal a todo lo que siempre han intentado defender.
A pesar de que Project Maven no tiene usos prácticos en combate, a algunos empleados tampoco les hizo mucha ilusión. Entre la base de trabajadores de Alphabet hubo quienes se enfadaron por que la empresa ofreciese recursos al ejército; la situación generaba problemas éticos con respecto al desarrollo y uso del machine learning.
“Si ves algo que está mal, ¡cállate!”
Que parafraseemos la última oración del código de conducta de Google no es casualidad. Volvamos por un segundo a Project Maven; a los empleados que estaban enfadados con la empresa por colaborar con el Pentágono. Casi 4.000 personas en total dimitieron como protesta por la asociación de Alphabet con el Departamento de Defensa; por motivos éticos, políticos y por el uso de inteligencia artificial en los drones de guerra.
No es la primera vez que los empleados presionan a la empresa para que cambie una decisión con la que no están de acuerdo (como por ejemplo, prohibir contenido para adultos en Blogger), aunque sí es la primera vez que se producen dimisiones en masa. ¿Cuál ha sido la respuesta de Google? Hacer caso omiso y seguir trabajando en Maven.
Hay otro caso que llama la atención: el de Tim Chevalier, cuyo nombre seguramente no te sonará de nada. Este empleado fue despedido en noviembre de 2017 por diversos mensajes internos en los que denunciaba conductas racistas y sexistas dentro de la empresa.
De hecho, Chevalier es uno de los cuatro empleados a los que Google ya habría aplicado correctivos de distinto grado por decir abiertamente lo que piensan en lo que se refiere a estos temas. Tiene gracia que la Gran G quiera fomentar que sus empleados hablen, si cuando lo hacen los obligan a abandonar el barco (o ya les va bien que lo hagan).
Hace tiempo que Google es malvada
En el mundo digital parecemos olvidar riesgos que no tomaríamos en el mundo real; asumimos la recolección de datos como un coste por tener acceso a ciertas cosas, que forman parte de los servicios de Google. Y a eso tenemos que sumar que dichos servicios funcionan muy, muy bien.
En la evolución de Google se observa un patrón: estar en el mayor número de dispositivos electrónicos posibles y aprovechar esos dispositivos para recopilar datos. Es como si un espía viviese contigo. Como forma parte de tu día a día no notas que está ahí, pero está.
Añadimos a la ecuación que ahora Alphabet está colaborando con los militares. Quizá haga falta recordar que Google es uno de los implicados en el programa PRISM, que servía para espiar masivamente a millones de personas. Por si a alguien aún no se le había caído la venda de los ojos: hace tiempo que la Gran G ya no se acuerda de “don’t be evil”; no es algo reciente. Lo único que han hecho ha sido oficializarlo.
Sí, de vez en cuando aparecen campañas de lavado de imagen, como cuando lanzan proyectos con los que esperan “cambiar el mundo“; no es más que marketing. La posición de Google hoy en día es la de una gran megacorporación multinacional; no la de una hermanita de la caridad. De las buenas intenciones del principio hoy en día no queda más que una sombra.