La adicción a los videojuegos es una enfermedad mental, según anuncia hoy la Organización Mundial de la Salud.

Mucha gente sabe que la adicción a los videojuegos puede ser un problema para el adicto, pero ¿es una enfermedad? Esa es una cuestión en la que no parecen ponerse de acuerdo los mayores expertos del mundo.

No en vano, la inclusión de la adicción a videojuegos en la Clasificación Internacional de Enfermedades ha venido rodeada de una gran polémica. Hay quien lo ve como un ataque hacia algo que los propios expertos no conocen muy bien; y quien piensa que si esta decisión se hubiera tomado antes, se podrían haber salvado vidas.

Durante décadas su influencia, especialmente en los más pequeños, ha sido discutida, aún cuando en la actualidad el jugador medio ya es adulto; y sólo el 12% de los hombres y el 10% de las mujeres jugadoras son menores de 20 años, según Statista.

El anuncio de hoy de la Organización Mundial de la Salud pondrá a los videojuegos en el punto de mira; y no es un medio que precisamente goce de la mejor fama. Se han convertido en la excusa favorita de políticos y tertulianos cada vez que ocurre un tiroteo en un instituto de los EEUU, por ejemplo.

La adicción a los videojuegos es una enfermedad según la OMS

Sin embargo, los defensores de esta propuesta, con el doctor Vladimir Poznyak del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias al frente, niegan que busquen crear un precedente similar, y buscan tranquilizar a los jugadores asegurando que el porcentaje que sufre de esta condición es “muy bajo” de entre los millones de jugadores de todo el mundo, incluso los que juegan de manera intensiva.

Afirman que su única intención es que los profesionales de la salud estén mejor preparados para las nuevas tendencias entre la población; además de estimular el debate internacional en busca de soluciones.

La Clasificación Internacional de Enfermedades recopila las enfermedades, trastornos, heridas y otras condiciones médicas; es un estándar para realizar diagnósticos en todo el mundo, y también es usado por compañías de seguros.

Por lo tanto, para que la adicción a los videojuegos haya entrado en la lista es necesario que haya sido estudiada y presentada de manera clara. No vale simplemente con decir que “es un viciado”. Las tres características diagnósticas que la OMS define para la adicción a los videojuegos son:

• El juego toma precedencia frente otras actividades, hasta el punto de convertirse en la principal.
• El paciente no puede controlarse y siente que debe seguir jugando, incluso cuando ocurren consecuencias negativas.
• La condición supone una gran angustia y discapacidad en relaciones familiares, sociales, educacionales, u ocupacionales.

Por lo tanto, no cualquiera que juegue mucho a videojuegos sería adicto según esta definición. Un paciente diagnosticado de adicción a los videojuegos tendrá que mostrar un comportamiento persistente o recurrente durante al menos 12 meses; y las consecuencias de dicho comportamiento deberían estar claras, desde trastornos del sueño o de alimentación, o caída en la actividad física.

¿Adicción a los videojuegos, o adicción a la tecnología?

Tal vez la parte más polémica es que las características son muy similares al abuso de sustancias y a la adicción a las apuestas. Además, no podemos sino fijarnos en que la “adicción a los videojuegos” podría llamarse “adicción a la tecnología” y no cambiaría mucho.

La propia industria tecnológica es cada vez más consciente del problema de la adicción a la tecnología. La paradoja es que las compañías están creando funciones para que dejemos de usar sus productos. Buena parte de la keynote de Apple en el WWDC 2018 se dedicó a funciones para desconectar del mundo digital; y aplicaciones como Instagram ya nos avisan si llevamos demasiado tiempo frente a la pantalla.

La definición de la adicción a los videojuegos como enfermedad no cambiará nada en el futuro cercano; son las organizaciones nacionales las que tendrán que tomar decisiones como los tratamientos adecuados, y las aseguradoras se basarán en esta definición para sus productos.