Aún estamos recuperándonos del anuncio de la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética anunciada por el gobierno; una de las más ambiciosas que hemos visto para la eliminación de los coches de combustible de las carreteras.
La fecha está fijada: en el 2040, se dejarán de matricular coches con motor contaminante. Eso obligará a fabricantes y a compradores a centrarse en alternativas; ya sean motores eléctricos, de hidrógeno, u otras. Hasta los coches híbridos serán prohibidos. La cuestión es, ¿cómo se conseguirá semejante transición en tan poco tiempo?
Aunque pueda parecer que para el 2040 aún falta mucho, estamos hablando de cambiar completamente el mercado en poco más de 20 años. La presencia de los coches no contaminantes en el mercado actual es mínima, así que prácticamente empezamos desde cero.
Pero más que de la oferta de coches no contaminantes, de lo que realmente nos tenemos que preocupar es de cómo recargarlos. Ya sean eléctricos o de hidrógeno, la inmensa mayoría de las gasolineras actuales no está equipada para darles servicio. Aunque existen iniciativas privadas para instalar cargadores eléctricos por Europa, necesitará de la colaboración de las gasolineras.
Puntos de recarga en las gasolineras, una obligación
Una colaboración que tendrán que dar quieran o no. En una modificación a la Ley de Hidrocarburos se detalla el plan del gobierno para obtener más puntos de recarga; y es bastante duro con los negocios.
El nuevo texto obligará a todas las grandes gasolineras a ofrecer puntos de recarga para coches eléctricos. Se define como “gran gasolinera” como aquellas que venden más de cinco millones de litros de combustible al año; por lo tanto, serán las más importantes y usadas por los clientes actuales.
La ley llega a nuevos extremos para obligar a las gasolineras a dar el paso: si no implementan puntos de recarga, pueden ser multadas con hasta 30 millones de euros. Un duro golpe económico que pretende implementar el cambio por la fuerza.
Sólo un 10% de las gasolineras de toda España se verían afectadas por esta medida; pero esto es sólo el principio, y debería extenderse a otras gasolineras más pequeñas en los próximos años.
Los problemas de la transición energética
Las gasolineras afectadas tendrían 21 meses para implementar sus puntos de carga; en los primeros 12 meses podrán presentar el proyecto de instalación, y lo tendrán que ejecutar en los 9 meses siguientes.
Las primeras reacciones no se han hecho esperar, como era de imaginar. El sentimiento generalizado entre las gasolineras es que implementar puntos de carga es dinero perdido; al menos en la actualidad. Gastarse miles de euros en un punto de carga para que venga un coche al día, y con suerte, es uno de los miedos. Por supuesto, esto cambiará con el paso de los años, hasta que a las gasolineras les convenga dar el salto a la electricidad; pero hasta entonces, tendrán que asumir pérdidas.
Por supuesto, este es, ni puede ser, el único cambio propuesto por el gobierno; y el propio texto de las leyes propuestas recibirá enmiendas en su paso por las cámaras. Pero es toda una declaración de intenciones que el gobierno no haya optado por ayudas o rebajas de impuestos para las gasolineras, prefiriendo la amenaza de serias multas.
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