El Parlamento Europeo ha decidido: la nueva directiva de copyright ha sido aprobada sin enmiendas, por lo que se mantienen tanto el artículo 11 (15 en el nuevo texto) como el 13 (17 en el nuevo texto). Ha sido una de las votaciones más seguidas en Internet, por la manera en la que puede afectar al funcionamiento de la red de redes.
En concreto, el Artículo 13 es el que ha provocado más discusiones, ya que de manera efectiva obligará a las páginas web a implementar filtros que controlen todo lo que suban los usuarios. Es un texto pensado para defender los derechos de autor antes que a las startups tecnológicas, y como tal ha dividido no solo a los europarlamentarios, sino también a los gobiernos europeos.
De hecho, durante un par de semanas parecía que la directiva europea no tenía ningún futuro. Después de que la primera versión fuese rechazada en la Eurocámara, la revisión consiguió salir a duras penas. El siguiente gran obstáculo en el camino era el Consejo Europeo, presidido por Rumanía y en el que los países miembro tenían el poder de echar atrás la directiva.
Francia y Alemania se enfrentaron por el Artículo 13
E inicialmente, eso es lo que hicieron. La falta de acuerdo provocó que en su momento los activistas cantasen victoria. El concreto, el choque se había producido entre dos de las grandes potencias europeas: Francia y Alemania. Aunque los gobiernos de ambos países estaban de acuerdo en que la nueva directiva era un gran paso adelante, había detalles en los que no coincidían en absoluto, en concreto, en cómo aplicar el Artículo 13.
El Artículo 13 (17 en la nueva versión) impone a los servicios de Internet la obligación de desarrollar e implementar filtros que controlen todo lo que se sube a Internet; con el riesgo de ser demandadas si cualquier contenido protegido llega a su servicio.
Alemania quería el Artículo 13, pero sólo para las empresas más grandes. Su intención era que sitios como Google o Youtube tuviesen que pagar y filtrar el contenido; que las empresas más pequeñas estuviesen exentas del Artículo 13, ya que no tienen ni el dinero ni los conocimientos para desarrollar e implementar esos filtros, ni para pagar todas las licencias.
En cambio, Francia apostaba claramente por una versión “dura” del Artículo 13, en el que todas las páginas sin excepción siguiesen las mismas reglas. El miedo de Alemania es que su cantera de “startups” se viese afectada por la nueva ley, incluso que llegasen a cerrar por culpa del nuevo texto. Así que se negó en redondo a aceptar la directiva, y otros miembros de la UE apoyaron a Alemania, dejando al Consejo Europeo dividido.
El acuerdo secreto del Artículo 13
A mediados de enero, parecía que el Artículo 13 había llegado a su final. Pero entonces, llegó febrero, y con él un acuerdo sorpresa entre Francia y Alemania que habían desarrollado en secreto. Un acuerdo que ya en su momento nos resultó llamativo, porque no solucionaba los problemas que el gobierno alemán había destacado antes.
El nuevo texto incluyó protecciones para las pequeñas empresas; pero la cantidad de requisitos que deben cumplir para ser exentas es tan grande que sólo se aplicará a las startups más pequeñas que estén empezando.
La confusión entre los internautas fue grande, pero gracias a este acuerdo el Consejo Europeo aprobó el nuevo texto, que ha pasado por el Parlamento Europeo sin cambios. Pero, ¿por qué Alemania aceptó continuar con un texto semejante?
El gas ruso, clave en las negociaciones del Artículo 13
Según publica el diario alemán FAZ (Frankfurter Allgemeine Zeitung), las negociaciones entre Alemania y Francia no trataron sólo de derecho de autor e Internet. El gobierno alemán habría aceptado el apoyo al Artículo 13 a cambio de que Francia retirase sus objeciones a la instalación de un nuevo gaseoducto proveniente de Rusia.
El Nord Stream 2 es un polémico proyecto, consistente en crear un gaseoducto en el Mar Báltico para llevar gas hasta Alemania. El proyecto es del gigante ruso Gazprom y tiene importantes connotaciones políticas. Si se completa, el gas importado desde Rusia no tendría que pasar por países como Polonia y Ucrania. Sin embargo, semejante proyecto no ha recibido todos los apoyos necesarios en la Unión Europea; y Francia había presentado objeciones a su realización.
Según fuentes del gobierno, el Ministerio de Economía alemán habría puesto sobre la mesa la posibilidad de apoyar la nueva directiva de copyright a cambio de que Francia hiciese la vista gorda con el Nord Stream 2. En palabras del diario FAZ, el gobierno alemán habría “sacrificado a sus startups” a cambio de la necesaria inyección de gas que supondrá el gaseoducto.
Esta información no ha sido confirmada oficialmente. Pero la verdad es que la coincidencia es poco menos que sospechosa. Apenas tres días después de que Alemania cediese con el Artículo 13, Francia anunció que retiraba las objeciones al Nord Stream 2, allanando el camino para la construcción del gaseoducto. ¿Hubo un acuerdo secreto entre ambas potencias para ayudarse mutuamente?
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