El parlamento australiano ha aprobado una nueva ley contra la publicación de contenido violento en Internet que puede convertirse en la primera ficha de un efecto dominó que afecte a toda Internet. La ley se desarrolló como respuesta a los ataques terroristas en dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda; el autor de los ataques es australiano, y destacó por el uso de redes sociales para hacerse viral y distribuir su mensaje de odio a todo el planeta.
Los ataques fueron emitidos en directo usando Facebook Live, por lo que el papel de la red social ha sido duramente criticado; inmediatamente, el vídeo se distribuyó por foros de Internet como 4Chan y 8Chan, además de otras redes sociales. En apenas unas horas, el vídeo, grabado en primera persona como si fuese un videojuego, se había vuelto viral y era difícil evitarlo si estabas conectado a Internet. Sólo entonces las principales compañías reaccionaron, iniciando planes concretos para borrar las imágenes de sus plataforma.
Australia impone multas y cárcel por publicar vídeos violentos en Internet
Una reacción que fue lenta y torpe, y que ha revelado hasta qué punto las compañías han perdido el control de sus propias plataformas. Todo salió tal y como el atacante quería, y sabía justo lo que tenía que hacer para que el vídeo se hiciese viral. Algo que mucha gente no comprende, incluidos los políticos. ¿Cómo es posible que Facebook no sea capaz de borrar contenido violento, denunciado una y otra vez, y sí que sea capaz de borrar un videoclip “pirateado”?
La nueva ley aprobada por el parlamento australiano no responde a esa pregunta, pero sí impone un ultimatum. Por primera vez en un país democrático, las redes sociales se enfrentarán a penas de multa e incluso cárcel si no borran el contenido violento de sus plataformas. En concreto, estas plataformas están obligadas a eliminar vídeos y fotografías que muestren asesinatos, torturas y violaciones.
La lógica es que se pide a las redes sociales lo mismo que a las televisiones, que siempre evitan emitir este tipo de contenido en sus noticiarios, al menos sin censurarlo previamente. El objetivo es evitar la formación de imitadores, y de darle a estos atacantes la fama que tanto buscan. Además, tendrán la obligación de denunciar el contenido a la policía en un periodo de tiempo “razonable”.
Los jurados se encargarán de decidir, caso por caso, si las compañías han hecho todo lo posible para evitar que el contenido sea distribuido por su plataforma. Sin embargo, las redes sociales no son televisiones. No tienen el mismo control de editar el contenido. Pero con esta ley, será mejor que lo tengan o sus directivos podrían acabar en las cárceles australianas.
Australia es sólo la primera. Otros países ya están pensando en introducir leyes semejantes, y esto puede obligar a las redes sociales a tomar decisiones drásticas. Como por ejemplo, acabar con sus servicios de streaming en directo.
El problema del streaming en directo
Con el streaming en directo, la plataforma no puede comprobar el contenido antes de que se haga público, como si puede hacer con los vídeos usando algoritmos o moderadores humanos. El streaming en directo depende de las denuncias que hagan los propios usuarios en ese momento, e incluso entonces estamos hablando de moderar una enorme cantidad de vídeos cada segundo.
Las tecnológicas han democratizado el acceso al vídeo en directo, algo que hasta no hace mucho era casi exclusivo de televisiones. Esto ha abierto la puerta a cosas muy especiales, que no podrían haber sido posible hace unos años. Eventos emitidos en directo que nos han hecho sentir como si estuviéramos allí. Protestas políticas que no recibieron cobertura de los medios de comunicación. Artistas que conectan directamente con sus fans para anunciarles su último disco.
Pero como con todas las herramientas, el streaming en directo se puede abusar. Se pueden emitir tiroteos y asesinatos. Contenido sexual a menores de edad. Declaraciones extremistas con amenazas de muerte incluidas. Y mucho más.
La industria tecnológica se encuentra en su momento clave. Ahora que los filtros de Internet serán obligatorios en Europa, censurar el streaming en directo será el siguiente paso.
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