Aplauso sanitario en la Comunidad de Madrid

Aplauso sanitario en la Comunidad de Madrid EFE

Omicrono

Coronavirus: Por qué no deberías tuitear el 'aplauso sanitario' de tu calle

La lucha contra el coronavirus ha hecho que todos los españoles tengamos que estar en casa, pero hay que pensar dos veces qué compartimos en redes.

17 marzo, 2020 03:13

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El coronavirus ha hecho que toda España está obligada a quedarse en casa. Un confinamiento necesario para frenar la expansión del COVID-19 que ha fomentado la solidaridad vecinal, el reconocimiento público del personal sanitario con aplausos, así como formas ingeniosas de matar el rato desde el balcón. 

Además de los vídeos de los aplausos cada noche, se han hecho virales en Twitter, Instagram, Facebook o WhatsApp el vídeo de aquel que se puso a tocar el piano para animar a sus vecinos y se le sumó otro acompañando al saxo; el del excapitán del Huesca que puso a toda la comunidad a hacer gimnasia; el de quienes empezaron a jugar al bingo, a hundir la flota e incluso al pádel de una ventana a otra.

Tampoco han faltado los tweets-denuncia desde el balcón con aquellos que estaban saltándose las normas; las Stories con la peli que estamos viendo en Netflix, el videojuego de PS4 que teníamos pendiente, la novela que estamos releyendo; o los posts de Facebook con lo que estamos cocinando. Unas publicaciones que, pese a la inocencia y su buen fondo, tendrían que acabarse por el bien propio.

Estás en riesgo y no lo ves

La gran mayoría de internautas tenemos en la cabeza los peligros de internet. La amenaza de ciberataques, hackeos o phishing, sin embargo, en muchos casos no somos conscientes de la huella que dejamos en internet, lo que se conoce como identidad digital.

Ciudadano aplaudiendo.

Ciudadano aplaudiendo. EFE

Ésta es la información que hay publicada en internet sobre una determinada persona. Es fácil de recopilar, y los delincuentes la pueden usar en nuestra contra tarde o temprano. Con todas las publicaciones que se están haciendo estos días en redes sociales se está alimentando el archivo personal de muchos usuarios, en muchos casos youtubers, influencers o periodistas. Gente con tirón mediático que, sin ser consciente, se está exponiendo. Pero no hay que confiarse, los delincuentes están pendientes de todos los casos interesantes, no sólo de las celebridades.

La Oficina de Seguridad del Internauta (OSI), dependiente del INCIBE, es clara al respecto de la exposición de los usuarios en redes: "Se puede obtener una gran cantidad de información de una persona realizando unas simples consultas en un buscador. Nos sorprenderíamos de lo que se puede llegar a encontrar (...) Debemos aprender a valorar y a proteger nuestra información ya que una vez publicada en internet perdemos su control. La información que publicamos en internet puede volverse en nuestra contra o ser utilizada para perjudicarnos", advierte la OSI. 

Al compartir vídeos, fotos o mensajes con lo que hacen nuestros vecinos o lo que pasa en el supermercado estamos dando pistas de dónde vivimos, qué nivel de vida llevamos, por qué zonas nos movemos o dónde trabajamos. Información valiosísima que nos pone en riesgo.

Guía privacidad

Guía privacidad OSI (INCIBE)

"Publicar los lugares que solemos frecuentar proporciona información que permite que alguien malintencionado pueda localizarnos en persona o pueda conocer nuestra rutina y hábitos diarios. También permite averiguar en qué momento nos encontramos ausentes de nuestro domicilio", explica la OSI. Así pues, el caco sabe que ahora estamos en casa, pero cuando todo vuelva a la normalidad, también sabrá que no estamos en ella y ha podido ver cómo es nuestro salón o nuestra cocina, y si realmente merece la pena.

Fácil de identificar

Reconozco que esta advertencia tiene cierto tono de aguafiestas. La patria creada en los aplausos de las ocho de la tarde recuerda en cierto punto a la época de la España de las Eurocopas y mundiales. Todo el barrio está pendiente de lo mismo, hablando el mismo idioma y con las mismas inquietudes. Mantengamos ese espíritu pero siendo consciente de lo que nos jugamos por exponerlo en redes. 

Edificio durante el aplauso sanitario

Edificio durante el aplauso sanitario EFE

Se pueden compartir mensajes de ánimo, de cómo llevar el estar encerrados en casa pero sin ponernos en riesgo. Yo mismo confieso que he jugado a identificar dónde viven algunos de los tuiteros a los que sigo. Y lo he conseguido. Carteles de las calles, nombres de comercios, rotondas, edificios o algo tan bucólico como los atardeceres desde la terraza permiten que, gracias a herramientas tan básicas como Google Maps, sea posible acotar hasta el límite dónde viven aquellos que vemos continuamente en Twitter o Instagram y que no conocemos en persona.

La gran mayoría de información está en Google y haciendo búsquedas cruzadas es muy posible que, si un malechor quiere, nos de un susto. "Nuestras fotografías y vídeos personales contienen mucha más información de la que pensamos: ubicaciones físicas, quiénes son nuestros amigos y familiares, cuál es nuestro nivel económico, qué aspecto tiene nuestro domicilio, gustos, preferencias, etc. No dejemos al alcance de cualquiera este tipo de materiales", puntualiza la OSI.