El dron de cartón para machacar tanques rusos: es barato, carga bombas y tiene 120 km de autonomía
Ucrania ha recibido un número indeterminado de un revolucionario dron que puede realizar tareas de vigilancia o acarrear bombas a un precio ínfimo.
11 marzo, 2023 02:17La última oleada de ataques rusos contra Ucrania la han protagonizado los misiles, hasta 81 proyectiles sobre las ciudades y regiones ucranianas más castigadas en esta fase de la guerra. Entre ellos, según Kiev, el Kremlin ha hecho uso de un misil hipersónico Kinzhal, 20 Kalibr lanzados desde la flota del Mar Negro y 13 misiles S300 antiaéreos, todos ellos de gran coste y difíciles de sustituir en el ya diezmado arsenal ruso. Pero, si por algo se ha caracterizado esta contienda, es por ser la primera en la que los drones son uno de los principales recursos, tanto para labores de vigilancia como de ataque.
Desde el inicio del conflicto, los cielos de Ucrania se han convertido en un auténtico muestrario de UAS (sistemas aéreos no tripulados) en ambos bandos. En el caso de Ucrania hemos podido ver drones caseros adaptados con ingenio para lanzar granadas, aeronaves suicidas más sofisticadas, sistemas capaces de eludir las defensas antiaéreas rusas... Todos conforman una de las bazas más valiosas del país presidido por Volodímir Zelenski para equilibrar la balanza frente al poderío aéreo ruso, también gracias a envíos como el de los esperados drones Predator de EEUU.
El último en llegar de esta larga lista es también uno de los más singulares, junto con el diminuto Black Hornet. Se trata del Corvo PPDS, fabricado por la empresa australiana SYPAQ, que tiene la peculiaridad de que su fuselaje está hecho de cartón encerado. Ideado como dron logístico desechable de bajo coste para el transporte urgente de suministros, este UAV debidamente modificado puede también llevar a cabo tareas de vigilancia y reconocimiento o acarrear y lanzar bombas.
Cartón y circuitos
En 2019, la empresa con sede Melbourne presentó por primera vez esta evolución de su ecosistema Corvo (cuervo en italiano), que incluye tanto drones capaces de "transportar una gran variedad de cargas útiles para adaptarse a distintos requisitos operativos" y llevar a cabo labores de vigilancia en tiempo real, como estaciones de control y un software específico.
SYPAQ empezó el desarrollo de esta peculiar aeronave gracias a un contrato con las fuerzas armadas del país oceánico valorado en 1,1 millones de dólares australianos (unos 700.000 euros), una inversión del Centro de Innovación de Defensa. Ahora el gobierno australiano, como parte de la ayuda a la que se ha comprometido con el país invadido por Rusia, ha comenzado los envíos de estos vehículos, que ya han sido utilizados en combate.
El embajador de Ucrania en Australia, Vasyl Myroshnychenko, aseguró al Daily Express que el Corvo "parece algo con lo que jugarían los niños, pero cuando ves lo que puede hacer es realmente asombroso. Han funcionado muy bien, infligiendo mucho daño al enemigo".
Se desconoce la mayor parte de las especificaciones exactas del Corvo Precision Payload Delivery System (PPDS), pero lo que se sabe marca una gran diferencia con otros UAVs, sobre todo en lo que tiene que ver con su producción, almacenaje y transporte. Estos drones fabricados con cartón se suministran plegados en forma de paquete plano.
Este diseño facilita y abarata enormemente tanto la fabricación como el envío de los drones: 24 unidades, cada una de ellas en una caja del tamaño de una pizza, caben en un único palé, lo mismo que supone el reabastecimiento de raciones de combate, agua, baterías o munición de un pelotón. No se sabe su precio exacto, pero se estima que estará en torno a unos 2.000 euros, una cifra que puede aumentar dependiendo de si su configuración inicial se complementa con cámaras, explosivos u otros elementos.
Para construir el Corvo PPDS sólo hace falta una pistola de pegamento, un cuchillo, un bolígrafo y cinta adhesiva. Aparte de eso, la única herramienta necesaria es una llave inglesa para fijar la hélice frontal. "El Corvo PPDS fue fácil de montar", declaró el cabo primero Will Coyer al blog militar Grounded Curiosity tras las primeras pruebas llevadas a cabo por el ejército australiano en 2019. "Algunas piezas requerían atención al detalle, pero la precisión de fabricación del kit de paquete plano lo hizo sencillo".
La clave está en el software
La gran baza de estos UAS, además de las características de diseño que lo hacen único, es el software de SYPAQ. Este permite utilizar piloto automático, planificar el vuelo con puntos de referencia y zonas de merodeo. La pieza que lo controla todo es una placa con chips integrados, que se conecta fácilmente a los controles del motor y el elevador.
Tras llevar a cabo las comprobaciones para asegurarse de que está correctamente ensamblado. Lo único que se necesita para que estos pequeños aviones no tripulados despeguen es una catapulta plegable.
El plan de vuelo y los controles se ejecutan en una tablet Android estándar, utilizando su superficie táctil para establecer los puntos de su trayectoria y designar una zona de aterrizaje. El software es el que se encarga de calcular el tiempo de vuelo y la distancia total, además de garantizar que la misión pueda llevarse a cabo una vez lanzado el dron, incluso si se pierde la conexión.
En caso de entrar en una zona con señal GPS denegada o si la misma es interferida durante el vuelo, el software se encarga de calcular automáticamente la posición del dron a partir de su velocidad y su rumbo. Si es necesario, además, se le puede reasignar una misión en pleno vuelo o cambiar el punto de aterrizaje.
Vigilancia y ataque
"Siguiendo los comentarios de los usuarios finales en Ucrania, el sistema también se ha adaptado para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento", afirma la SYPAQ en un comunicado de prensa. Su alcance, el único dato conocido de sus especificaciones, es de 120 km, lo que le permitiría ser el designador de objetivos de lanzamisiles tan efectivos como los HIMARS, que tan importantes están siendo desde su irrupción en el conflicto.
Otra posibilidad es que los Corvo PPDS se utilicen para llevar a cabo "misiones cinéticas", aprovechando su espacio para la carga útil para llevar bombas de hasta 3 kg. Es algo similar a lo que los ucranianos llevan haciendo desde el inicio de la guerra, hace más de un año, con todo tipo de drones comerciales, pero que en este caso estaría apoyado por un software mucho más potente y fiable.
Los drones cuadricópteros, incluidos algunos de DJI pese a las reticencias de la marca china, han contribuido enormemente a la resistencia ucraniana, pero están muy limitados en cuanto a su alcance y autonomía para llevar a cabo misiones militares de largo recorrido. Por contra, el Corvo PPDS se beneficia de la ligereza de sus materiales y de su diseño en ala fija para llegar mucho más lejos.
Su fuselaje de cartón implica que son muy vulnerables, pero su coste es tan reducido que su pérdida en combate no supondría ningún contratiempo para las fuerzas ucranianas. Esa misma facilidad para adquirirlos y ensamblarlos es la que permite imaginar grandes enjambres de drones, capaces de saturar las defensas antiaéreas enemigas. De hecho, la empresa australiana ya está trabajando en software de enjambre, que permitiría controlar varios de estos dispositivos de forma simultánea desde un único centro de mando.
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