Se cancela el lanzamiento del satélite Sentinel-1C: un problema en el pórtico móvil aplaza el despegue del cohete
- Un fallo técnico a 2 horas del lanzamiento ha obligado a paralizar la cuenta atrás del cohete Vega-C, encargado de poner en órbita al Sentinel.
- Más información: Sentinel-1C, el versátil satélite de la ESA con sello español: de observar la Tierra frente a inundaciones a vigilar barcos
El satélite Sentinel-1C no volará hoy. Tras meses de espera y algún que otro retraso acumulado, la cuenta atrás final se ha detenido para el Vega-C. El cohete era el encargado de llevar al espacio y colocar en órbita al satélite a eso de las 10 y 20 de la noche hora de España peninsular, algo que no ocurrirá en las próximas horas.
Según han explicado Stéphane Israël, CEO de Arianespace, fabricante y operador del cohete Vega-C, el problema está relacionado con la megaestructura que sirve para integrar el lanzador y para protegerlo de las incelemencias meteorológicas mientras se encuentra en el Centro Espacial. Ese pórtico dispone de una serie de raíles que le proporcionan cierta movilidad para dejar al aire libre la vehículo para el despegue.
La operación de movilización de la estructura se hace unas cuatro horas antes del lanzamiento y "no ha sido posible retirarla por un problema mecánico, así que hemos decidido detener la cuenta atrás".
La ventana de lanzamiento, según ha indicado personal de la Agencia Espacial Europea, era nula. "Tenemos un segundo exacto para ejecutar el despegue", han comentado a EL ESPAÑOL-Omicrono.
Por lo que la siguiente oportunidad será "mañana a la misma hora", recalca Stéphane Israël. Este fallo técnico "menor", según lo ha descrito, nada tiene que ver con el estado del cohete lanzador o del satélite Sentincel-1C.
"Estamos trabajando en esa dirección y pensamos que será mañana", apunta. "En cuanto solventemos el problema reiniciaremos las operaciones finales".
De hecho, la misión parecía ir según lo previsto. Durante las primeras horas de la mañana, desde la Agencia Espacial Europea, se aseguraba que todo estaba "nominal", que en jerga aeroespacial es que todo va según lo planeado. Sin embargo, dos luces rojas aparecieron por sorpresa en las pantallas del centro de control del Puerto Espacial Europeo en Kourou (Guayana Francesa).
La primera de ellas rezaba "conjunto de lanzamiento" y la segunda anunciaba a todo el mundo que la autorización del despegue se había cancelado. A los pocos minutos, las pantallas se apagaron.
El del Sentinel-1C iba a ser el tercer lanzamiento del cohete Vega-C, que ha estado sometido a una profunda revisión en los últimos años tras fallar en una misión en diciembre del 2022. Por su parte, el satélite pertenece al programa Copernicus de observación de la Tierra.
Los satélites Sentinel-1 son "realmente el corazón de Copernicus", explicó Ramón Torres Cuesta, director del proyecto Sentinel de la ESA, un español que estos días se encuentra en las instalaciones del Puerto Espacial Europeo en Kourou como uno de los máximos responsables de la misión. "Son los componentes de la misión que definió el concepto" del programa que ya se ha convertido en un pilar fundamental de las investigaciones científicas.
El programa Copernicus tiene como eje principal la "observación sistemática de la Tierra". Se trata de "una misión que, hasta ahora, nadie había hecho" y cuyos predecesores se encorsetaban únicamente a recabar la información específica que el usuario quería. Con el lanzamiento del primer Sentinel-1 (denominado Sentinel-1A) en 2014, la carga de trabajo se invirtió apostando por la recolección masiva de información libre y la disposición al público.
La herramienta fundamental a bordo de los satélites Sentinel-1 es el radar y, en el caso de esta tercera iteración llamada Sentinel-1C, no iba a ser menos. La diferencia principal respecto a un satélite óptico es que este último "ve lo que hay, mientras que un radar pregunta lo que quiere y espera la respuesta", afirmó Torres Cuesta.
Las aplicaciones de los datos obtenidos por los satélites Sentinel-1 son realmente variadas. Son útiles para "la planificación urbana, la agricultura, la gestión forestal, la detección de vertidos de petróleo, deshielo, y mucho más", señala en esta ocasión Mauro Facchini, jefe de la unidad de observación de la Tierra de la Dirección General de Industria de Defensa y Espacio perteneciente a la Comisión Europea.