John Ellenby, el padre del ordenador portátil, ha muerto
John Ellenby, el considerado padre del portátil, ha fallecido este mes a los 75 años de edad. Detrás deja un enorme legado en los ordenadores personales.
28 agosto, 2016 13:15Noticias relacionadas
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John Ellenby, el considerado padre del portátil, ha fallecido a los 75 años.
Pregunta al primero que veas por la calle, y lo más probable es que llevará encima un smartphone, un pequeño ordenador en miniatura más potente que cualquiera que podíamos comprarnos hace apenas diez años.
Hoy en día damos esa portabilidad como algo garantizado, pero en las primeras décadas de los ordenadores era algo impensable. Las computadoras empezaron ocupando habitaciones enteras, y poco a poco el desarrollo de los transistores permitió que fuesen lo suficientemente pequeñas como para ponerlas en el escritorio. Pero, ¿llevarse el ordenador consigo? Eso era fantasía pura y dura.
En busca del primer ordenador portátil
Incluso cuando los primeros fabricantes empezaron a jugar con el concepto del ordenador portátil, los resultados eran… poco portátiles. Tomemos el caso del IBM 5100, por ejemplo, que tenía su propia pantalla y su propio teclado integrados para trabajar donde quisiéramos; si podíamos soportar los 24 kilogramos que pesaba y podíamos encontrar un enchufe, claro.
No, para que la idea de un ordenador portátil tuviese éxito no tenía que apelar a levantadores de pesas, sino a las personas que más lo iban a necesitar, como ejecutivos y otros trabajadores que tenían que editar archivos en cualquier parte.
Esa era la idea de John Ellenby: crear ordenadores para CEOs. A finales de los 70 Ellenby tenía un interesante trabajo en Xerox, centrado en la investigación y desarrollo de nuevos sistemas informáticos.
Su misión por lo tanto era plantear el futuro de los ordenadores, y participó en creaciones muy influyentes como el Alto II, uno de los primeros ordenadores que tenía todo lo que consideramos propio de un “ordenador personal” hoy en día.
El primer portátil tal y como los conocemos ahora
Pero eso no era suficiente; Ellenby creía que los ordenadores no podían estar limitados al escritorio, y por eso fundó GRiD Systems junto con otros visionarios como el diseñador William “Bill” Moggridge.
El primer ordenador que destilaba esas ideas de portabilidad en un producto comercialmente viable fue el Compass 1100. Lanzado en 1982, la principal diferencia respecto a otros ordenadores era que la pantalla y el teclado no estaban siempre accesibles.
En vez de eso, la pantalla monocroma estaba integrada en una carcasa de magnesio que se cerraba encima del teclado cuando no estábamos usando el ordenador; el resultado era una caja negra que podíamos llevar en la bolsa sin miedo a romper la pantalla o a que las teclas se saliesen. Este diseño de concha fue toda una genialidad de Bill Moggridge que ha sido copiada hasta la saciedad desde entonces.
Lamentablemente, el Compass 1100 nunca llegó a tener el éxito que se merecía, tal vez porque estaba adelantado a su tiempo. Su grosor era la evidencia de que la miniaturización de la tecnología aún no había alcanzado el punto justo, la pantalla era bastante mala y pequeña comparada con el resto del portátil y costaba más de 8.000 dólares de la época.
El legado del padre del portátil
Pese a todo consiguió cierta fama cuando se convirtió en el primer ordenador portátil en el espacio, NASA compró varias unidades para enviarlas al espacio y que los astronautas tuviesen una herramienta más sencilla para trabajar. Estos modelos se conocen como Compass 1101 ya que incluyen una pequeña modificación, un ventilador que ventilaba el interior de la carcasa.
Cuatro años después Toshiba perfeccionaría el diseño en su T1100, considerado el primer portátil de producción masiva, y no sería hasta la década de los 90 que realmente la idea del diseño en concha se aprovechó del todo. Por su parte, Ellenby continuó innovando y adelantándose a su tiempo, trabajando en las primeras tablets, navegación por GPS e incluso en realidad aumentada.
John Ellenby murió en San Francisco el pasado 17 de agosto a los 75 años por causas aún por determinar, según ha podido confirmar su hijo. Deja detrás un enorme legado, no sólo en lo que respecta al sector de los ordenadores portátiles, sino a la computación en general.