La historia del que posiblemente sea el móvil en funcionamiento más viejo de Gran Bretaña nos puede enseñar muchas cosas.
Muchas veces cojo mi smartphone y me doy cuenta de que realmente no le doy todo el uso que debería; que hay muchas funciones que nunca he iniciado, muchas posibilidades que nunca he explorado. En esos momentos me pregunto si realmente necesito tanto móvil; claro, que eso no dura mucho, pronto me salta mi vena de fanático de la tecnología y me pongo a babear delante de un nuevo modelo.
El móvil que sobrevivió guerras
A Dave Mitchell, un británico de East Yorkshire, no le ocurre esto. Él está muy contento con el móvil que usa, y no tiene planes para cambiarlo en el futuro próximo. Aunque su móvil tenga ya 17 años encima. Estoy hablando, cómo no, del mítico Nokia 3310, todo un imprescindible cada vez que hablamos de los móviles más influyentes de la historia.
Los Nokia clásicos se hicieron famosos por lo duros que eran; algunos eran auténticos “ladrillos”, pero a cambio eran capaces de resistir lo que fuera. Era otra época, en la que las pantallas no ocupaban más del 90% del frontal y el plástico duro era el material preferido.
Si nunca tuviste un Nokia, que sepas que todos los mitos de su resistencia eran ciertos; y Mitchell lo sabe de primera mano, porque su Nokia 3310 ha estado en todo tipo de situaciones, incluida una guerra. En efecto, Mitchell se llevó el móvil a Afganistán e Irak cuando estaba de servicio, y aguantó los golpes y las duras condiciones; incluso sigue funcionando después de meterlo en la lavadora accidentalmente.
Para Mitchell, las limitaciones del Nokia 3310 son beneficiosas; no tiene acceso a Internet, pero gracias a eso tiene la sensación de libertad de poder conectarse en su casa cuando quiera. No tiene cámara, pero realmente no la necesita. Y si está aburrido, ¿qué mejor entretenimiento que echarse una partida al Snake II preinstalado en el teléfono? ¿quién necesita miles de juegos cuando tiene eso?
La filosofía de vida tras el móvil en funcionamiento más viejo de Gran Bretaña
Es algo más que un motivo para presumir (o para que se metan contigo). Es una filosofía de vida. No hace falta ser un “dinosaurio”, como dice Mitchell, para preferir la tecnología de antes; hay veces en las que sólo necesitas que algo funcione para lo que quieres, y lo demás no importa. Con poder recibir y hacer llamadas, y recargar la batería una vez cada un par de semanas, es suficiente.
No queremos insinuar que todos deberíamos raparnos la cabeza y vivir como monjes con el mínimo de tecnología posible. Es solo que podemos disfrutar y aprovechar mejor los avances tecnológicos si sabemos qué es lo que queremos y para qué lo queremos.
Es un sentimiento que resuena con mucha gente; probablemente incluso con los lectores de una página dedicada a las últimas tecnologías como esta.
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