Los AIO son una opción a considerar a la hora de comprar un equipo nuevo, pero quizás deberíamos pensarlo muy bien antes de hacernos con uno.
Un All-in-One es un ordenador Todo en Uno (como su misma palabra en inglés indica). Tienen ventajas sobre los ordenadores de sobremesa y sobre los portátiles, por supuesto, pero también sus contras. Y muchos dirían que estos últimos pesan más (y con razón). Podemos identificarlos fácilmente porque la circuitería (es decir, la placa base y el resto de componentes) están dentro de la propia carcasa de la pantalla.
Hay que pensar muy bien si realmente queremos comprar un All-In-One o si por el contrario queremos uno por el estatus (o por el cambio de aires). Una opción muy buena para saber si de verdad queremos uno o no es comprar y, en caso de que no nos convenza dentro del plazo de devolución (14 días), podemos deshacernos del él sin coste alguno.
Si acompañamos esto con un presupuesto para un ordenador de sobremesa (es decir, si nos hemos gastado 1 000 euros, buscamos un presupuesto para un PC de mil euros montado por piezas), podremos mirarlo en cualquier momento y ver qué nos perdemos. Puede incluso que encontremos una ganga y que no nos perdamos nada.
Motivos para no comprarse un PC All in One
Se consideran ordenadores de sobremesa (no portátiles); aunque hay algunos que permiten un poco más de movilidad, pero únicamente dentro de casa, pues la autonomía de la batería suele ser muy baja.
El precio
El precio es uno de los puntos más a tener en cuenta en la compra de cualquier dispositivo electrónico. En concreto, en los AIO podemos pagar un sobrecoste de 200 o 300 euros más por simplemente ser un ordenador-pantalla. Vamos a argumentar este sobrecoste con dos ordenadores (un AIO y un portátil con procesador i7 de 6ª generación) de la misma marca:
El ASUS K541UV-XX279T (un portátil) tiene un Intel Core i7 de sexta generación (de dos núcleos), 15,6 pulgadas (con resolución de 1 366 x 768 píxeles), 1 TB de almacenamiento (disco mecánico), una NVIDIA GeForce GT920MX y 8 GB de RAM.
Por otro lado, el ASUS Zen AiO Pro Z240ICGK-GC105X (un All-In-One) tiene igualmente un i7 de sexta generación (de dos núcleos), 23,8 pulgadas (1 920 x 1 080 píxeles de resolución), un SDD de 128 GB más un HDD de 1 TB, una NVIDIA GeForce GTX 960M y 8 GB de RAM.
El primero, el portátil, tiene un precio de 749 euros, mientras que el segundo cuesta 1 362 euros. Es cierto que en cuanto a almacenamiento y a gráfica tenemos mejores (aunque es muy poco el aumento) prestaciones, aparte por supuesto de la pantalla. Pero eso no justifica para nada los 613 euros de diferencia entre uno y otro.
A no ser que necesitemos de manera estricta ese ahorro de espacio, no es buena idea cambiar un portátil (donde nos ahorramos más de 600 euros) por un ordenador de este tipo. Es más, en ese caso concreto (que se necesite ese espacio) hay otras opciones como comprar un barebone, que son cajas de ordenadores muy compactas y muy económicas, pero que nos ofrecen muy buenas prestaciones.
Portabilidad
Cuando compramos un All-In-One tenemos claro que no es para estar llevándolo de un sitio para otro. Y esa es justo otra de las pegas. Si lo queremos para usarlo, por ejemplo, en una oficina, ¿cuál es la ventaja frente a un ordenador de sobremesa teniendo en cuenta que cuesta más?
Si no necesitamos algo móvil lo mejor es optar por ordenadores de sobremesa, que no solo cuentan con la ventaja del precio, sino con un par más (que veremos más adelante).
Las actualizaciones
Actualizar un ordenador de este tipo es muy complicado. Y no me refiero a la actualización de software, sino de hardware. La placa base, por norma general, es imposible cambiarla, pues, entre otras cosas, la carcasa viene diseñada a medida para esa placa madre en concreto, por lo que no se puede poner otra.
Lo único que se puede cambiar es el disco duro (o SSD) siempre y cuando no venga soldado, la tarjeta RAM y la gráfica en caso de que no sea integrada. El procesador, en muchos casos, también puede actualizarse, aunque por supuesto tenemos como limitación la placa base (solamente podremos introducir procesadores compatibles con nuestra placa).
Si se rompe algo, se rompe todo
Si se rompe la pantalla o la placa base lo perdemos todo. Prácticamente tendremos que tirar el equipo a la basura. Esto también ocurre en los ordenadores portátiles, pero no en los tradicionales. En estos últimos tenemos una pantalla y una caja, por lo que si deja de funcionar alguna de las dos cosas no tendremos que deshacernos del dispositivo completo.
Descartamos la idea de recambios en el caso de los Todo en Uno, pues aparte de que tendríamos que llevar el equipo completo al SAT, muchas veces el coste es casi tan alto como el 50% del total.
En resumen, los Todo en Uno son tan caros como un tablet-PC, tan poco potentes como un portátil (a no ser que vayamos a la gama premium), tan difíciles de reparar como un portátil y tan poco portables como un ordenador de sobremesa. Las desventajas, tal y como adelantamos al principio, tienen muchísimo peso, pues si nos fijamos, aúna cada una de las desventajas de los diferentes tipos de ordenadores.
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