La presencia de Intel en el CES 2018 ha estado marcada, cómo no, por el desastre de Meltdown y Spectre, los dos exploits que han afectado a sus procesadores. Sin embargo, la presentación ha dedicado apenas un par de minutos a estas cuestiones de seguridad, y ha preferido centrarse en el futuro de la compañía.
Un futuro que pasa por la computación cuántica; un terreno en el que compañías como Google o IBM ya han conseguido grandes logros. Sin embargo, aún no han llegado a la llamada “supremacía cuántica”, el momento en el que un ordenador cuántico hará cosas que un ordenador convencional no puede.
El chip cuántico de Intel se suma a la carrera
Hoy Intel se ha sumado a esta carrera, con nuevos chips cuánticos que, aunque por el momento sólo sean prototipos, tienen una gran importancia para su futuro.
Intel ha seguido los pasos de otros fabricantes, creando chips de 7 qubits y de 17 qubits; pero sin duda alguna, el que más destaca es el nuevo chip de 49 qubits, llamado Tangle Lake. Un qubit es la unidad básica de un procesador cuántico, y puede tomar como valor “0”, “1”, o un estado de superposición cuántica por el que almacena ambos valores al mismo tiempo.
IBM ya anunció que había creado un chip de 50 qubits, y Google tenía planeado crear uno de 49 qubits aunque no lo ha llegado a presentar; y por lo tanto que Tangle Lake tenga 49 no es casualidad. Se calcula que con esa cantidad de qubits teóricamente sería posible conseguir la supremacía cuántica.
Además, Intel asegura que en torno a los 50 qubits es cuando se llega a un punto en el que no se puede predecir o simular completamente el comportamiento del chip. Por lo tanto, a partir de ahora llega lo desconocido, pero también el gran potencial de la computación cuántica.
La supremacía cuántica no será sencilla
Uno de los desafíos a los que Intel se está enfrentando es la temperatura necesaria para operar estos chips.
La arquitectura de un chip cuántico consiste en bucles de metal superconductor a temperaturas extremas, de unos -273 grados Celsius, cercanas al cero absoluto. Esto supone unos costes excesivos sólo para operar el ordenador, así que Intel está trabajando en subir las temperaturas.
Este es sólo uno de los desafíos a los que se enfrentan Intel y el resto de fabricantes. Incluso el desarrollo de software compatible con hardware cuántico es complicado; y todo eso contando con que la arquitectura interna sea la correcta para leer y controlar los qubits individales. Por todo esto, no es de extrañar que “sólo” vayamos por los 50 qubits.
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