Hoy 3 de abril se cumplen 45 años de la primera llamada de teléfono móvil. Un momento histórico que cambió la manera en la que el ser humano se comunica, hasta extremos que aún hoy en día son desconocidos.
Ya hay más teléfonos móviles que personas en el mundo; a estas alturas, es tan imprescindible como otras tecnologías modernas como los microondas o los frigoríficos, y es igual de raro encontrar a alguien que no lo tenga. Gracias a los últimos avances, ya son algo más que teléfonos; son ordenadores que caben en nuestro bolsillo y nos permiten hacer fotos en alta resolución, conectarnos a Internet, y hacer prácticamente todo lo que querríamos hacer.
La primera llamada desde un teléfono móvil de la historia
Pero este dispositivo omnipresente no empezó así. Al inicio, el mero hecho de que pudiese hacer llamadas de teléfono era un logro impresionante; tanto, que la primera llamada fue todo un evento público, sin nada que ver con la primera llamada telefónica.
Fue en abril de 1973 que Martin Cooper reunió a la prensa en una calle de Nueva York para un golpe de efecto de los que duelen y hacen historia; cogió un prototipo del teléfono DynaTAC y llamó en directo a Joel Engel, su gran rival que por aquel entonces trabajaba en los laboratorios Bell de AT&T. Sus palabras pasaron a la historia:
“Hola Joel. Soy Marty Cooper. Te estoy llamando desde un teléfono móvil. Pero uno de verdad. Un teléfono móvil personal de mano.”
No fue la única llamada de aquel día. En los 20 minutos que le daba la batería, Cooper demostró las posibilidades de su invención cruzando las calles neoyorkinas mientras daba una entrevista. El impacto fue tremendo, y nos quedamos cortos.
El primer teléfono móvil, adelantado diez años a su tiempo
Cooper llevaba años trabajando en Motorola en conseguir un teléfono que realmente fuese móvil; esta distinción era importante, porque ya hacía décadas que era posible llamar desde cualquier parte, gracias a los teléfonos de coche. Pero eso era “hacer trampa”; eran dispositivos enormes que se aprovechaban del espacio disponible en el coche, y no eran realmente portátiles. No podías llevártelos contigo si salías del coche.
No, la verdadera revolución tendría que llegar con un dispositivo que pudieses llevar en la mano; y a mando de la división de sistemas de comunicación de Motorola, Cooper tenía los recursos y los conceptos para hacerlo realidad.
La idea de Cooper era revolucionaria. Que pudieses llamar a una persona, no a un lugar; no a una casa o a una oficina, donde te lo podía coger cualquier persona, sino que el número de teléfono representase a un individuo concreto. Pero no iba a ser sencillo.
Y es que el DynaTAC que hizo la famosa llamada no era más que un prototipo, adelantado diez años a su tiempo. La gigantesca sólo permitía llamadas de 20 minutos de duración, y necesitaba diez horas para cargarse; claro, que en su momento Cooper agradeció esas limitaciones porque por sus 1,1 kg de peso no podía mantener el móvil en alto durante tanto tiempo.
Motorola tuvo que invertir más de 100 millones de dólares (unos 560 millones de dólares actuales) durante veinte años para refinar y llevar esta tecnología a más gente. Fue en 1983 cuando por fin consiguieron un producto que podían vender: el DynaTAC fue el primer teléfono móvil comercial, el pionero gracias al cual ahora usamos iPhones y Androids.
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