Los portátiles ultraligeros ya no son criaturas místicas que apenas podemos ver una vez en la vida; se han convertido en un producto relativamente común en un mercado que siempre ha querido más portabilidad.
Pero eso no significa que, de vez en cuando, el sector no sea capaz de sorprendernos de vez en cuando. La carrera por conseguir el portátil más fino posible no tiene visos de terminar; y eso, pese a los increíbles avances que se han conseguido en esta dirección.
La época dorada de los ultrabooks
Hay dos factores decisivos en que cada vez veamos portátiles más finos. Por una parte, el hardware es más eficiente que nunca; especialmente, las últimas CPUs de Intel ofrecen un gran equilibrio entre potencia y TDP (el calor generado).
Segundo, los fabricantes se han vuelto más osados en el diseño del interior de sus portátiles, con extravagantes métodos para expulsar el calor; en muchas ocasiones, sin necesidad de ventilador, como si fuese una tablet o un smartphone.
Por todo eso decimos que es difícil sorprenderse cuando nos ofrecen probar un portátil ultraligero (o ultrabook, como Intel quiere que los llamemos). Pero de nuevo, eso no significa que no lo consigan. Como por ejemplo, con el nuevo Swift 7 de Acer.
Características técnicas del Acer Swift 7 (unidad probada)
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Procesador – Intel Core i7-7Y75 de dos núcleos y cuatro hilos.
- Velocidad base 1.30 GHz.
- Velocidad turbo 3.60 GHz.
- Smart Cache de 4 MB.
- TDP de 4.5W.
- Memoria RAM – 8 GB LPDDR3 Dual-Channel.
- Almacenamiento – SSD NVMe de 256 GB.
- Gráfica – Intel HD Graphics 615 integrada.
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Pantalla.
- Tamaño – 14 pulgadas.
- Resolución – 1920 x 1080 píxeles.
- Tecnología IPS.
- Relación de aspecto 16:9.
- Ángulo de visión de 170 grados.
- Sonido con Dolby Audio Premium y Acer TrueHarmony con dos altavoces.
- Webcam de resolución 720p con HDR.
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Conectividad
- 4G/LTE de hasta 50 Mbps de subida y 450 Mbps de descarga.
- WiFi 802.11a/b/g/n/ac.
- Puertos – Dos USB 3.1 de tipo USB-C, capaces de carga y compatibles con DisplayPort.
- Privacidad – Lector de huellas dactilares compatible con Windows Hello.
- Batería – 35.2 Wh. Vida útil de hasta 10 horas según MobileMark 2014 y de 11 horas en reproducción de vídeo.
Acer Swift 7, el portátil más fino del mundo
El Acer Swift 7 es el portátil más fino del mundo, con un grosor de apenas 8,98 mm; no sabemos cuánto durará este honor, pero lo que tenemos claro es que, en estos momentos, se trata del mejor ejemplo de lo que es posible ahora mismo en este sector. Pero no adelantemos acontecimientos.
El Swift 7 fue presentado a finales de 2017, a bombo y platillo, como parte de la nueva generación de portátiles Acer; y meses después, sigue siendo tan impresionante como el primer día. Nada más sacarlo de la caja y notar los 1,2 kg de peso, sabes que es algo especial; puedes cogerlo tan fácilmente como si fuera una tablet, excepto que es mucho más.
Un detalle importante es que no da sensación de ser frágil, uno de los sacrificios que suelen aceptar los ultrabooks; el chasis de aluminio nos da la seguridad de cogerlo con una mano y hacer lo que queramos sin miedo. Como prueba de esta robustez, con el portátil abierto la pantalla no tiembla cuando tecleamos, incluso con fuerza; y podemos coger el portátil abierto y moverlo de un lado a otro y la pantalla se quedará en su sitio.
Por contra, el punto negativo es que la pantalla no se puede abrir con sólo una mano; las bisagras no están pensadas para eso y necesitaremos las dos manos para aguantar la parte inferior del portátil mientras lo abrimos.
Un exterior cuidado y elegante, sin pasarse
Por lo demás, el Acer Swift 7 da unas sensaciones muy buenas cuando lo cogemos. Por momentos, es como coger el aire, pero la textura de la carcasa ayuda a que eso no suponga tirar el portátil al más mínimo movimiento.
El negro mate es el protagonista indiscutible, con pequeños detalles cromados a lo largo de todo el dispositivo. Como por ejemplo, el logotipo de Acer, que destaca lo justo entre el mar de negro que es la carcasa trasera. La elección de color personalmente me parece intachable; por no mencionar que el mate no atrae tanto las huellas como los acabados brillantes.
Otro detalle que rompe esta harmonía es una línea, de un color gris más claro y que es inmediatamente aparente. Es necesaria para asegurar la cobertura de la antena 4G/LTE incorporada en el Swift 7; en el lateral derecho del portátil nos encontramos una ranura para meter nuestra tarjeta SIM. De esta manera, con el Swift 7 podemos conseguir conexión a Internet en cualquier sitio, sin necesidad de buscar una red Wi-Fi.
Los sacrificios de un portátil ultrafino
Cuando cogemos el Swift 7 y empezamos a “jugar” un poco con él, nos damos cuenta muy pronto del pago que tenemos que hacer por disfrutar de un logro técnico semejante. Hablo, por supuesto, de la falta de puertos.
El Swift 7 se suma a la moda de depender de un solo tipo de conector: el USB-C; y encima, sólo tenemos dos, y en el mismo lateral izquierdo. De la elección del conector poco tenemos que decir; es innegable que el USB-C, o Type-C, se ha ganado con honores su sitio en nuestras vidas. No es para menos, teniendo en cuenta que es el primer USB que podemos conectar como queramos.
Por supuesto, el verdadero motivo de que esté presente en el Swift 7 es su versatilidad. Desde un único conector USB-C podemos hacer muchas cosas, como por ejemplo, cargar el portátil. Lo interesante llega cuando usamos alguno de los muchos adaptadores que hay en el mercado, que nos permiten conseguir todo tipo de puertos; desde Ethernet, Displayport, HDMI, o los varios tipos de USB.
Sí, este es uno de esos portátiles que piden a gritos un adaptador para sacar el máximo provecho de sus puertos. Y sí, eso supone llevar otro cacharro encima.
No culparé a Acer de esta decisión. Si realmente querían crear el portátil más fino del mundo, no podían permitirse meter puertos como Ethernet; incluso HDMI es grande comparado con el USB-C. Tarde o temprano, tendremos que aceptar que USB-C no es el futuro, sino el presente, y no hablo sólo de portátiles ultraligeros.
Refrigeración inexistente…
Por todo esto, es comprensible que no tengamos muchas cosas que decir sobre los laterales del portátil. En un lado tenemos los dos puertos USB-C; y en el otro la ranura SIM y el botón de encendido (que sobresale lo justo para encontrarlo sin tener que mirar).
La desolación continúa en el resto de caras del portátil. No hay absolutamente nada de interés, e irónicamente, eso es lo interesante. Normalmente podemos descubrir mucho de un portátil sólo con mirarlo por encima; los botones, puertos, y ranuras de refrigeración hablan de las decisiones de diseño mucho mejor que una nota de prensa.
Sin embargo, con el Swift 7, por primera vez en mucho tiempo me he quedado en blanco. Porque no hay absolutamente nada digno de mención en ninguno de sus lados. Ni siquiera ranuras de refrigeración.
Sí, en una decisión que muchos calificarían como arriesgada, la línea del chasis de aluminio del Swift 7 no se rompe en ningún momento. No hay ventiladores que saquen aire caliente por ningún lado. Decir que quita el aliento es quedarse corto, pero ¿es una buena decisión?
…porque no es necesaria
La clave está en que el Swift 7 realmente no necesita refrigeración adicional. Buena parte de culpa la tiene el procesador elegido en el modelo probado, un Core i7-7Y75 de Intel. Un modelo de séptima generación (y no la octava presentada este año) que se centra en ofrecer una eficacia térmica impresionante, quedándose en 4,5 W.
Acer apuesta a que, con un TDP tan bajo y un diseño interior adecuado, no sea necesario usar ventiladores. Y ¿sabéis qué? Que tiene razón. Las pruebas de estabilidad de Aida64 dieron resultados muy buenos; después de varios minutos de carga, las temperaturas se estabilizaron en torno a los 70-75 grados (en este caluroso verano). Pero lo más importante de todo es que no hubo “throttling”, esa técnica que consiste en reducir la frecuencia del procesador cuando se alcanza una temperatura crítica.
Por lo tanto, el Swift 7 es capaz de permanecer a temperaturas más que aceptables durante largos ratos de carga, sin que la potencia se vea perjudicada. Y todo eso, sin una sola ranura; y por supuesto, sin nada de ruido
Lo que sí es cierto es que el chasis de aluminio se calentó lo suyo, tanto durante las pruebas como durante un uso normal. La zona superior al teclado se calienta especialmente, así como la parte inferior del dispositivo; un calor que puede traspasarse a las teclas, especialmente en la parte superior y derecha. Teclear durante grandes cargas de trabajo puede hacer que lo notes, pero no hasta el punto de resultar molesto.
Colores vivos y negros excepcionales gracias a la pantalla IPS
La pantalla del Swift 7 es de 14 pulgadas y resolución 1920 x 1080 píxeles. Comparada con la de otros modelos de gama alta, está por detrás en términos de resolución; pero es más que suficiente para su tamaño. En catorce pulgadas realmente no vas a “ver los píxeles” con esta resolución. Además, gracias a esto es posible ahorrar en batería.
Además, es más importante que la pantalla tenga una imagen clara y de calidad, y en este sentido no encontramos falta al Swift 7. Usa tecnología IPS, por lo que los colores son vivos, ya estemos viendo una película o disfrutando de nuestras fotos; es una elección sobresaliente de parte de Acer. Los negros son especialmente notables; disfrutar de películas es muy fácil con una pantalla como esta.
En cambio, hay otros aspectos en los que es mejorable; como por ejemplo, los bordes. Aunque Acer ha trabajado en reducirlos, siguen estando bien presentes; tal vez chocan más de lo que deberían al compararlos con el resto del diseño del portátil. Desde luego que no son molestos, pero tampoco son los mejores del mercado; especialmente notable es el borde inferior, en el que vemos de nuevo el logotipo de Acer, que es especialmente grande.
Una webcam en la parte inferior, como dicta la moda
Más abajo nos encontramos la webcam, compatible con HDR. Sí, la webcam está situada debajo de la pantalla, y no en la parte superior como estamos acostumbrados. Es una posición cada vez más popular entre los fabricantes que quieren eliminar los bordes superiores; y al mismo tiempo es odiada por muchos usuarios.
Aunque parece un cambio menor, supone una gran diferencia en la perspectiva; la cámara nos graba desde abajo, así que si estamos en una llamada de vídeo la otra persona nunca sentirá que le estamos mirando a la cara.
Una perspectiva en la que podemos contar los pelos de la nariz de la otra persona no es muy agradable; pero como la webcam no es algo que usemos constantemente, probablemente no te importará. El caso es que la mayor parte del sector ya está adoptando esa posición, así que prepárate si no te gusta.
Un sonido muy mejorable
Antes explicamos cómo todo el chasis del Swift 7 es impoluto, sin imperfecciones. Hay una excepción, los altavoces, que ocupan sendos huecos en la parte inferior del chasis.
Sí, lamentablemente Acer no ha encontrado un sitio mejor para los altavoces, y eso repercute en el sonido. Aunque el Swift 7 presume de tecnologías como Dolby Audio Premium y TrueHarmony de Acer, el sonido está claramente comprometido por su punto más débil, los altavoces.
Al estar normalmente pegados a la mesa o soporte en el que lo usemos, el sonido se ahoga y no es nada agradable; pero incluso cuando cogemos el portátil, los altavoces apenas tienen impacto, incluso a máximo volumen.
Unas bisagras estables pero algo limitadas
La pantalla también es táctil con multi-touch; así que podemos hacer gestos en la pantalla en vez de usar el trackpad o un ratón. Puede venir bien para situaciones muy concretas, pero la mayor parte del tiempo nos olvidaremos de que la pantalla es táctil.
Esta es una adición algo más innecesaria en un portátil como este; sobre todo porque no estamos ante un convertible que podamos usar como tablet. Y es que las bisagras “sólo” permiten abrir el portátil hasta unos 170 grados.
Las bisagras son, curiosamente, el elemento que mas choca estéticamente hablando. Debido a su diseño, la pantalla parece flotar sobre el portátil; a diferencia de otros modelos, la separación entre la pantalla y la base del portátil es notable. Es un detalle que frustrará a algunos y será inocuo para otros.
Todo eso lo olvidamos en cuanto cogemos el portátil abierto, por ejemplo, para cambiarlo de sitio. La estabilidad de las bisagras no tiene falta incluso en las peores situaciones; nunca veremos temblar la pantalla en un uso normal.
Como parte de este mecanismo, aún con el portátil cerrado podemos ver parte de la base del portátil; es en esta zona donde tenemos las luces de estado del portátil, para indicar que el portátil está encendido o cargándose. Es una posición pensada para que sigan siendo visibles cuando abramos el portátil. Algunos fabricantes prefieren colocarlas en los laterales, pero realmente en esta posición no molesta.
Uno de mis detalles preferidos es la palabra “SWIFT”, que está oculta en esta misma zona, pero que sólo podemos ver en determinados ángulos.
Un teclado que podría haber sido mucho peor
Además de los puertos, una de las primeras cosas en las que me fijé cuando probé por primera vez el Swift 7 fue el teclado; esta suele ser una de las partes peor paradas de este tipo de portátiles ultrafinos.
Sorprendentemente, las teclas dan la sensación de que tienen un cierto recorrido; no es el mejor que he probado en un portátil, desde luego. Pero que en tan poco espacio Acer se las haya arreglado para ofrecer esa sensación, es todo un logro.
Lamentablemente, pese a todo no es algo que se pueda aguantar durante mucho tiempo. La sensación blanda que afecta a muchos de estos modelos sigue presente. El tamaño de las teclas podría ser mayor, y la distancia entre ellas, menor. Pero pese a todo, dice mucho de la situación del mercado que pueda decir que “podría ser peor”.
Sobre todo porque Acer se ha permitido el lujo de incluir retroiluminación; por defecto se activa sólo cuando usamos el teclado, y sólo es una luz blanca. Pero es retroiluminación, que ya es más de lo que podríamos esperar.
El trackpad, en cambio, es grande y generoso; es muy agradable de usar, y nunca sentí que me faltase espacio para mover el cursor. Por contra, no es de los que se pueda pulsar, como si fuera un ratón; así que dependemos exclusivamente de gestos y atajos de teclado si no conectamos un ratón. Al menos esto último será fácil con la conexión Bluetooth 4.1 incorporada.
Otro elemento que tal vez no esperaríamos es el lector de huellas dactilares, presente a la izquierda del teclado. Por supuesto, es compatible con Windows Hello para iniciar sesión de manera rápida y segura.
Potencia que no nos sorprende, pero es suficiente
Volvamos al Intel Core i7-7Y75; con sus dos núcleos y cuatro hilos, a una frecuencia básica de 1,30 GHz y turbo de 3,60 GHz, no podemos decir que su velocidad nos vaya a marear. Es un procesador diseñado específicamente para este tipo de ultrabooks, y cumple su función de manera más que correcta.
Eso significa que, junto con los 8 GB de memoria LPDDR3 incluidos, el rendimiento es aceptable. Ya estemos navegando por Internet, trabajando en Office, o haciendo algunos ajustes en un programa de edición de imágenes, el Swift 7 es capaz de todo.
Por supuesto, no podemos esperar que lo haga tan rápido como ordenadores con el triple de grosor; pero no deberíamos pensar que sólo por eso al Swift 7 le falta potencia, porque no es así. Para la mayoría de los usos, no deberías tener problemas.
La clave está, por supuesto, qué pasa cuando pedimos más. Y en ese caso, puede que te decepcione. Sobre todo porque el i7 es la gama alta de este portátil; también lo podemos conseguir con un Core i5-7Y54 que está incluso más limitado.
Tampoco esperes jugar a los últimos títulos en el Swift 7. No cuenta con gráfica dedicada; y la HD 615 que viene integrada con el procesador es justita para usar el escritorio, ver películas, y ejecutar aplicaciones 3D no muy exigentes. Puedes jugar, claro, pero sólo a títulos viejos o que no sean muy exigentes; juegos como Fortnite (con los gráficos en bajo y bajando la resolución), DOTA 2 o similares pueden ser ideales para
La experiencia de uso de Swift 7 es, en general, buena. No hay problemas en hacer lo mismo que haríamos en cualquier otro portátil, y en ese sentido, la reducción extrema de grosor no afecta demasiado al uso; eso es lo más importante. Sin embargo, aquellos que pidan más a sus equipos pronto pueden encontrarse con un muro, que no esperarían en portátiles que empiezan en torno a los 1.000 €.
Batería digna de elogio
Lo bueno de todo esto es que, pese a su ínfimo grosor, el Swift 7 es capaz de ofrecernos largas sesiones de trabajo.
La batería integrada es de 35.2 Wh; y cuando digo “integrada”, lamentablemente eso significa que no la podemos quitar fácilmente. Tendríamos que quitar los tornillos de la tapa inferior y arriesgarnos a romper algo en el interior.
Al menos Acer se ha asegurado de que es una buena batería, y de que el hardware la aprovecha correctamente; Acer presume de 10 horas de batería en benchmarks, aunque en nuestra experiencia de uso real (pruebas de estrés incluidas) ha resultado ser de entre seis a ocho horas, dependiendo de lo que estuviésemos haciendo. En un uso normal, debería ser capaz de aguantar una jornada de trabajo sin problemas.
Conseguir eso en menos de 9 mm de grosor y con un procesador x86 es poco menos que digno de elogio.
Acer Swift 7, sacrificios que merecen la pena
Una vez dicho todo esto, ¿merece la pena un Swift 7?
El gran problema que le podemos encontrar es que la relación potencia/precio no es precisamente la mejor del mercado; y eso puede ser determinante a la hora de elegir portátil. Una vez que llegamos a unos ciertos precios, el usuario espera una cierta potencia acorde; lamentablemente, esa potencia no está presente en el Swift 7, incluso en el modelo más caro.
Pero seamos sinceros. Si te estás planteando comprar el portátil más fino del mundo, no es porque quieras la máxima potencia; no es porque quieras jugar, ni editar vídeo. Es porque quieres algo ligero, manejable, y por qué no decirlo, algo que despierte envidia. Y el Swift 7 es todas esas cosas y más.
No puedo sino pensar que el futuro de los portátiles pasa por modelos como el Swift 7. Puede que la tecnología aún no haya llegado al punto en el que podamos tener un portátil ultrafino y ultrapotente; pero nos estamos acercando.
Da la sensación de que ya no hay marcha atrás. Los problemas que siempre han estado asociados a los ultrabooks han sido solucionados o han dejado de serlo. La falta de puertos es un buen ejemplo, gracias a la versatilidad de USB-C; simplemente cada vez más gente usa dispositivos USB-C o ha aceptado el uso de adaptadores.
El Acer Swift 7 ha tenido que sufrir no pocos sacrificios para llegar a donde está. Pero no puedo sino pensar que ha merecido la pena.
A diferencia de los primeros ultrabooks de hace unos años, cuando uso el Swift 7 ya no pienso en lo que me estoy perdiendo; pienso en lo mucho que estoy disfrutando, en los grandes avances que se han conseguido y en que no tengo dudas de que creará escuela.
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