Nunca hemos sabido tanto de nuestro cuerpo, gracias a la popularización de las pulseras de actividad; y la llegada de relojes inteligentes capaces de registrar nuestros datos con gran precisión.
En un vistazo, podemos conocer información como el ritmo cardíaco; incluso con el nuevo Apple Watch Series 4, podemos hacernos un electrocardiograma en cualquier momento. El potencial que abre este tipo de aplicaciones es tremendo para nuestra salud; e incluso podrían salvarnos la vida.
Pero también pueden servir para que paguemos menos (o más) por nuestro seguro de vida; con estos wearables se consigue semejante cantidad de información, que sería posible pronosticar si vas a morir joven.
Aseguradoras que usan wearables para mejorar nuestra salud, ¿y algo más?
Varias aseguradoras de todo el planeta ya ofrecen planes especiales basados en wearables; pero John Hancock, una de las aseguradoras más antiguas y grandes de EEUU, con 156 años de experiencia, ha dado un paso más. Pronto la única manera de contratar un seguro con esta compañía será si aceptamos usar un smartwatch que controle nuestra salud; y ha implementado políticas que fomentan registrar nuestros ejercicios y datos de salud en sus servidores.
El plan Vitality, como lo llaman, ya está disponible, pero pronto será el modelo usado en todos los planes que ofrezca la compañía. Hay que aclarar que estos planes están basados en que el cliente use un wearable de salud; pero no obliga a compartir los datos que obtenga, al menos no por ahora.
En vez de eso, la compañía ofrece ventajas a los clientes que compartan los datos obtenidos con los dispositivos.
Por ejemplo, ofrece grandes descuentos por alcanzar objetivos en nuestros ejercicios, si los registramos con nuestra pulsera Fitbit o nuestro Apple Watch.
Los clientes también pueden conseguir tarjetas regalo si registran los ejercicios que han hecho; incluso pueden usar la app de la aseguradora para registrar sus compras de productos saludables.
¿Debería nuestra aseguradora obtener datos de nuestra vida privada en tiempo real?
El objetivo de este programa es que los clientes de la aseguradora vivan una vida más saludable; y para los propios clientes, puede ser la excusa para ponerse en forma que necesitaban. Un programa como este puede traer beneficios para todas las partes.
Pero no podemos ignorar el gran miedo que despierta este tipo de pólizas: que las aseguradoras usen nuestros datos personales para cobrarnos más, o directamente, no prestarnos servicio. Usando los datos de los wearables, las aseguradoras pueden crear perfiles de los clientes potencialmente menos rentables; ¿Qué harías si te niegan o cancelan un seguro de vida porque tus hábitos no están considerados “saludables”?
Además, aunque en la actualidad compartir los datos es sólo una opción que nos da beneficios materiales o monetarios, las aseguradoras podrían simplemente subir el precio a los clientes que no envíen los datos.
La postura de las aseguradoras es que nada de eso es posible por las duras leyes regulatorias, que les obligan a justificar cualquier subida de la póliza. Y como es habitual, el miedo de que perder clientes por otras aseguradoras que no sigan esos pasos les controla.
Lo que es evidente es que estamos en el principio del cambio para las aseguradoras.
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