A partir de esta semana, el uso de mascarillas es obligatorio en España, al menos en la vía pública y en espacios públicos cerrados. Es una medida dirigida a evitar un segundo pico de infectados por el coronavirus, pero que requerirá mucha paciencia de parte de la población.
Y es que usar una mascarilla durante largos periodos de tiempo no solo es algo realmente molesto, sino que muchas personas pueden sentir como que se ahogan.
Y no, dejar la nariz o parte de la boca fuera no es una solución, porque en ese caso la mascarilla realmente no sirve de mucho.
La mascarilla inteligente que se abre sola
Ahora que cada vez está más aceptado que vamos a tener que llevar mascarilla durante al menos los próximos meses, están apareciendo todo tipo de soluciones a estos problemas. Hace un par de días hablábamos en OMICRONO de un proyecto semejante, una mascarilla con boca mecánica que podemos abrir y cerrar manualmente para comer sin quitárnosla.
Ahora llega otro invento incluso más avanzado, hasta el punto de que parece parte de un disfraz cyberpunk más que una mascarilla de verdad. Se trata de una máscara capaz de abrirse y cerrarse por sí sola, dependiendo de si hay personas cerca.
Que el diseño no te engañe, en realidad las luces LED y las partes de aspecto metálico es una simple decoración, y la idea es bastante simple, aunque no así la ejecución. Básicamente cuenta con una 'puerta' en la parte delantera de la mascarilla, que se puede abrir para permitirnos respirar mejor, o incluso beber con una pajita.
Esta mascarilla inteligente ha sido creada para el canal de Youtube DesignMaker, y está basada en una pequeña placa con microcontrolador, un Arduino Nano, conectado a una serie de sensores y actuadores, para decidir cómo y cuándo abrir la apertura.
Para ello, la mascarilla cuenta con unos sensores de movimiento pasivo, como los que se usan en los detectores infrarrojos que vemos a veces en las tiendas. Basándose en los datos del sensor, la placa es capaz de detectar subidas de emisiones infrarrojas provocadas por las personas; si llega al límite, envía la orden de cerrar la apertura.
¿Demasiado complicada?
Por supuesto, eso hace necesario que la mascarilla tenga una batería integrada, además de una estructura personalizada impresa en 3D para llevar todos los componentes; y por supuesto, para conseguir un aspecto agresivo y dejar sitio para las luces LED.
Es evidente que este es un proyecto curioso, pero que trae sus propios problemas. Por ejemplo, cabe la posibilidad de que falsos positivos provoquen el cierre de la apertura sin que podamos hacer nada al respecto; no es lo ideal si en ese momento estamos bebiendo.
Que no podamos fiarnos de cuándo el agujero esté abierto o no, hace que usar esta mascarilla no se recomendable; aunque seguro que será un anticipo. Apostamos a que muchas empresas están desarrollando mascarillas similares, tal vez más simples, funcionales, y que no nos hagan parecer un mercenario espacial.