El confinamiento al que se ha visto sometida gran parte de la sociedad española ha hecho que muchos trabajadores hayan tenido que readaptarse y comenzar a trabajar en casa, una alternativa que se ha demostrado viable en muchos de los empleos actuales.
Sin embargo, para poder teletrabajar es necesario contar con un equipo en condiciones en nuestros hogares. Como mínimo, necesitaremos un portátil, un ratón y un teclado, aunque seremos mucho más productivos si tenemos también un monitor que ejerza como segunda pantalla.
Al igual que sucede a la hora de comprar un televisor, resulta bastante complicado elegir un monitor entre todos los que hay en el mercado, intentaremos guiaros analizando los aspectos que tendréis que tener en cuenta antes de compraros uno.
Tamaño y resolución
En el caso de los monitores, el tamaño de la pantalla suele guardar una relación directa con la productividad. En otras palabras, cuanto más grande sea la pantalla más productivos podremos ser.
Pese a ello, los monitores más comunes en las oficinas normalmente tienen unas dimensiones de entre 24 y 32 pulgadas, tamaños que también suelen caber en la mayoría de escritorios de una vivienda y que resultan bastante económicos.
Si tienes más espacio y puedes permitirte invertir más dinero, otra alternativa es contar con dos monitores o con uno curvo ultrapanorámico, como éste de Philips que hemos podido probar y que ha resultado ser toda una delicia para trabajar desde casa.
Del mismo modo, debemos tener en cuenta la resolución de la pantalla, aspecto que, por norma general, está ligado al tamaño. Como mínimo recomendamos monitores con resolución FHD (1.920 x 1.080 píxeles), que son los más baratos. Después, escalaríamos hasta QHD (2.560 x 1.440 píxeles), WQHD (3.440 x 1.440 píxeles) y 4K (3.840 x 2.160 píxeles).
Comodidad y salud visual
Teletrabajar implica que pasaremos muchas horas delante de esa pantalla, por lo que es necesario que el monitor cumpla algunos requisitos, al menos si no queremos que nuestro cuerpo sufra las consecuencias.
En este sentido, lo aconsejable es que el monitor que elijamos permita regular fácilmente su altura, inclinación, el giro, etcétera. Así, podremos adaptarlo a la posición que tengamos al sentarnos.
Asimismo, lo idóneo es hacerse con un monitor que emita poca luz azul (ya que es dañina para la vista) y que integre tecnología sin parpadeo, reduciendo así la fatiga visual.
Conectividad y eficiencia energética
Aunque muchos lo pasan por alto a la hora de adquirir un monitor, es importante tener en cuenta los puertos de los que dispone. Tendrás que pensar los dispositivos que querrás conectar, aunque te aseguramos que cuantos más puertos tenga mejor, nunca se sabe cuándo podrás necesitarlos. USB-C, HDMI y Thunderbolt son prácticamente fundamentales.
Como ocurre con los electrodomésticos, es relevante conocer la eficiencia energética del monitor si no queremos llevarnos sorpresas en la factura de la luz. Por ese motivo, hay que fijarse en si el monitor en cuestión tiene algún certificado Energy Star o EPEAT, ya que pueden permitir un ahorro de hasta 45 euros.
Color, altavoces y más
Otro aspecto a tener en cuenta es la gama de colores ofrecida por el monitor, sobre todo para aquellos que se dediquen a la fotografía, al vídeo o afronten tareas de edición en su día a día. Las tecnologías sRGB, Adobe RGB y DCI-P3 suelen ser efectivas para los que quieran una mayor precisión en el color.
Teniendo en cuenta que el teletrabajo obliga a muchos a tener que participar en bastantes videollamadas, hemos de valorar si nos compensa comprar un monitor que incorpore cámara, webcam o altavoces. Como es lógico, suelen suponer un incremento en el precio total, pero puede llegar a ser muy útil para evitar la compra de periféricos adicionales.