Los Fitbit vendidos en España no podrán obtener datos de los usuarios para venderles productos o mostrarles publicidad. Esa es una de las condiciones que la Comisión Europea ha impuesto a Google para aceptar la compra del fabricante de wearables.
Google dio un golpe en la mesa hace algo más de un año, cuando anunció la adquisición de Fitbit, una de las principales marcas del mercado de relojes inteligentes con dispositivos como el nuevo Fitbit Sense. Fitbit está especializada en pulseras de actividad y relojes diseñados para el fitness.
Es un movimiento muy importante para el futuro de Google en los wearables. El gigante ha intentado ya en un par de ocasiones ofrecer una plataforma que haga cara a Apple y su Apple Watch, sin mucho éxito; el Apple Watch sigue siendo el smartwatch más vendido con diferencia.
Google se hace con Fitbit
La compra de Fitbit pretende solucionar eso, e indica que Google se implicará más en el desarrollo de Wear OS, su sistema operativo para wearables. Relacionado con esto, hoy mismo OnePlus ha anunciado que está trabajando con Google para mejorar Wear OS para su futuro smartwatch.
Sin embargo, desde el primer momento la compra recibió críticas; especialmente en Europa, donde se temía que Google abusase su posición dominante.
El Comité Europeo de Protección de Datos fue la organización más crítica, destacando el "alto riesgo para la privacidad" que podía suponer esta operación; el grupo europeo pidió más transparencia sobre la manera en la que Google podía usar los datos obtenidos con los relojes y pulseras de Fitbit, teniendo en cuenta que es una compañía cuyo negocio radica en mostrar publicidad personalizada a partir de los datos de los usuarios.
Hoy, Google ha conseguido calmar esos miedos oficialmente, con la aprobación desde Bruselas de la compra de Fitbit.
Datos protegidos
Pero no ha sido gratis. A cambio de la aprobación, la Comisión Europea ha impuesto varias condiciones diseñadas para evitar que Google use los datos de los usuarios de Fitbit de manera libre.
La gran limitación es que Google no podrá usar los datos de Fitbit para los anuncios; de esta manera, los usuarios de Fitbit no empezarán a ver publicidad relacionada con su actividad física o sus datos de salud sólo por tener uno de sus dispositivos. En realidad, no es sorprendente que Google haya aceptado: ya el pasado julio anunció públicamente que se comprometía a no usar los datos de esta manera. Ahora este acuerdo obliga a Google a cumplir esa promesa, al menos durante los diez años establecidos en el texto.
Google también tendrá que mantener el acceso gratuito a la API de Fitbit, que puede ser usada por desarrolladores de otras apps; por lo tanto, Google no podrá eliminar a la competencia obligando a usar sólo su app oficial.
Por último, Google también tendrá que mantener Android abierto a los fabricantes de wearables que quieran conectar sus dispositivos y no podrá perjudicar a los usuarios que usen wearables de otras marcas; eso incluye futuras tecnologías que Google vaya a implementar.