El sector tecnológico sigue buscando nuevas maneras de mejorar los procesadores actuales con las limitaciones tecnológicas que tenemos y así cumplir con la famosa Ley de Moore, que estipulaba que cada dos años se duplica el número de transistores en un procesador.
Dicho de otra manera, los chips son cada vez más potentes y son capaces de cada vez más costando menos. Sin embargo, los fabricantes lo tienen cada vez más difícil para acercarse siquiera a ese ideal.
Una manera es reducir el proceso de fabricación, para así meter más transistores en el mismo espacio. Ese es el motivo por el que estamos viendo cada vez más procesadores que dan el salto a los 7 nanómetros, como los nuevos Ryzen de AMD.
El chip más pequeño
Pero incluso 7 nm es demasiado grande para las exigencias actuales. Reducir el proceso de fabricación no es sólo importante para meter más transistores, sino también para ganar eficiencia energética; hacer más consumiendo menos, algo especialmente importante en smartphones y ordenadores portátiles.
Ahora, IBM ha dado el salto a la siguiente etapa: los 2 nanómetros. El gigante de la computación ha presentado el chip más pequeño del mundo, el primero con esta tecnología. Sin embargo, su creación no ha sido algo tan 'sencillo' como hacerlo más pequeño.
En realidad, los transistores actuales difieren mucho de los tradicionales, en el sentido de que no son una unidad en dos dimensiones, sino tridimensional; por lo tanto, el nodo de 2 nm en realidad es el 'equivalente a 2 nm' tradicional, con variaciones. Es por eso que cada vez tiene más importancia la densidad de transistores, más que el tamaño concreto.
Y en ese sentido, este chip es incluso más sorprendente, juntando 50.000 millones de transistores en el espacio de una uña.
Para los próximos dispositivos
¿Qué hacer con semejante cantidad de dispositivos? Por el momento, nada. Hay que recordar que IBM también fue de las primeras en dar el salto a los 7 nm, allá por el 2015, y es sólo ahora que estamos viendo los primeros productos comerciales basados en esa tecnología.
Por lo tanto, aún falta un poco para recibir los primeros portátiles y smartphones con procesador de 2 nm; pero cuando lleguen, serán revolucionarios. El efecto más evidente lo vemos en la eficiencia energética, ya que este chip es capaz de hacer lo mismo que uno equivalente de 7 nm, pero consumiendo un 75% menos de energía.
Además, usando la misma cantidad de energía que un chip de 7 nm, es capaz de conseguir un rendimiento un 45% superior. No es sólo que las baterías durarán mucho más, los dispositivos también serán más potentes. En concreto, IBM prevé que los primeros chips se usen en tareas de Inteligencia Artificial, como en coches autónomos capaces de interpretar su entorno, y en programas capaces de traducir en tiempo real.