El Blackberrygate: Los actos vandálicos de Londres, la mensajería instantánea y las redes sociales
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Seguramente seáis conscientes de la crisis en la que está sumida ahora mismo buena parte de Inglaterra, y sobre todo en Londres, dónde los vándalos se han apoderado de las calles en una orgía de destrucción sin sentido alguno. Todo empezó como protesta por la muerte de Mark Duggan, un joven inglés del barrio de Tottenham (aunque ahora tanto su familia como el gobierno británico niegan la relación).
El canal sobre el que se fermenta esta ola de vandalismo no es otro que un servicio de mensajería instantánea, el BBM (Blackberry Messenger), y la de vueltas que está dando el tema da para pensar. El Blackberrygate: ¿es esto causa suficiente para coartar Derechos Fundamentales?
Vamos a poneros en antecedentes. Cómo ya os he dicho, inicialmente, estas gamberradas llevadas a la máxima potencia y que son un absurdo de lo más condenable surgieron en primer lugar (y no sé por qué lo quieren negar ahora, no entiendo el motivo) como protesta por la muerte de Duggan, y que empezó con la común quema de contenedores y ataques a la policía (por desgracia pocas capitales europeas no han visto esto en sus calles muchas veces a lo largo de los últimos 2 años) y ha acabado con la destrucción gratuita de todo tipo de establecimiento y el saqueo de éstos, así como una espiral de violencia que ya se está cobrando víctimas, como ha sido el caso está noche en Croydon, al sur de la City londinense.
Vamos a centrarnos en lo “tecnológico”: el medio de comunicación que han utilizado los vándalos ha sido el Messenger de Blackberry, por su carácter gratuito y directo como el sólo. Bien podría ser Gtalk o Whatsapp, pero la propensión actual del público estudiantil inglés por las
Blackberry vs Twitter
Inicialmente, las autoridades británicas, con Scotland Yard a la cabeza, se apresuraron en señalar a las redes sociales y mayormente a Twitter como orígenes de la revuelta. Posteriormente se ha sabido que más bien, la gasolina era el BBM, pero también la conjunción de ambos. Por ejemplo, se podía ver como se escribían mensajes en Twitter (y en Facebook) de este calibre: “Cualquiera que esté por el norte, vamos a destrozar la estación de trenes, para que se enteren…”, yendo al final su PIN de Blackberry, para poder comunicarse más fácil y directamente. En consecuencia y tras el rapapolvo que los medios han dado a las redes sociales y a la mensajería, se están tomando medidas drásticas e incluso se ha llegado a pedir la prohibición del BBM.
¿Este mal uso justifica la demonización de las redes sociales? ¿Se puede permitir que se eche mierda sobre este tipo de soluciones de comunicación? En mi opinión no, al igual que no se tenía (ni se hizo, evidentemente) que demonizar al papel si se llamaba a liarla en la calle durante los 60 ó 70 mediante panfletos antisistema. Sólo son el medio, el problema no. El problema es esa gentuza, y seguramente, su carencia de educación y valores.
RIM se baja los pantalones
Research in Motion (RIM para los amigos) comunicó que iba a prestar toda la ayuda que estuviera en su mano a las fuerzas del orden del Reino Unido. Que estuviera en su mano. Debo decir, que el orden público es un Derecho común y la defensa del Estado de Derecho, la máxima de la que deben partir los poderes británicos para poder parar esta debacle. Pero se puede intentar no menoscabar otros Derechos Fundamentales por el camino, en este caso, el Derecho a la Intimidad.Según parece, RIM va a facilitar a la policía inglesa toda información relativa a comunicaciones vía BBM para poder conseguir a los sospechosos y arrestar así a más jóvenes. Sus identidades, el contenido de estos mensajes privados… Todo. Repito, creo que es necesario cierto control por parte del órgano ejecutivo de estos medios. Por ejemplo, si estuviéramos hablando de una célula terrorista islámica, ninguno pensaría que esto es un acto pasado de rosca. Pero el problema es, teniendo en cuenta que ya es un fenómeno globalizado y que no vas a detener a 1/5 de la juventud londinense, ¿es necesario esto? ¿vas a encontrar a los “cabecillas” con este método? ¿Y de ser así, es relevante siquiera detener a unos pocos? En mi opinión, la respuesta a todo esto es no.
No me parece en absoluto necesario socavar un Derecho Fundamental para conseguir algo que no puede detener estos actos. Por mal que nos pese sólo hay tres cosas que podrán detener esta ola: contención policial, condenas ejemplares y tiempo. Desde luego, no pinchar conversaciones privadas que no llevarán a la solución y menos aún poner la figura de la red social y de la mensajería en entredicho por la mala utilización de unos cuántos. Es como si por una panda de racistas españoles, dijéramos que España es racista (mensaje directo a Inglaterra, ejem). De hecho…
El buen uso de las redes sociales e Internet: la gente contra el vandalismo
Por supuesto (era de esperar), la buena gente que puebla las redes sociales se han hecho también oir, en defensa de la paz y el orden y de su status quo como usuarios.
En Twitter podemos ver a muchos usuarios juntos bajo el manto de un potente hashtag #riotcleanup (acabar con los disturbios), esto responde a la iniciativa creada desde esta web, que tiene ramificaciones en Twitter o Facebook. Básicamente, es gente que se comunica para congregarse y limpiar los desperfectos ocasionados por las revueltas, así como para la protesta pacífica, tan sólo armados con… escobas.
Podemos verlo en vídeo incluso:
También, en la red de microblogging, Tumblr, podemos ver la iniciativa de Catch a Looter (caza un saqueador), cuya principal actividad es el envío global de imágenes de saqueadores y ladrones cogidos in fraganti, para su localización e identificación, para facilitar el trabajo a la policía y a los Crimestoppers (una asociación pacífica de gente que detiene a los criminales para protegen el orden público).
O incluso, gracias a James Cridland y su mapa en Google Maps, podemos localizar los focos de destrucción y estar informados de dónde está ocurriendo la catástrofe, ya sea para ayudar en lo que podamos, para evitar dichas zonas o para estar más tranquilos si tenemos a algún familiar o amigo en Londres, Liverpool, Bristol, Birmingham u otras ciudades afectadas…
Parece que no Internet y sus herramientas no son el diablo, ¿no? Espero que los organismos públicos (británicos y no británicos) se apunten estas muestras para el futuro. El problema no es el medio, el problema es el emisor. Y desde luego, no siempre vale todo.
Via | El Mundo | Daily Mail | The Guardian