8 aviones militares que no hay por donde cogerlos
Repasamos 8 aviones militares raros que no hay por donde cogerlos. Inventos que no tienen mucho sentido y que fallaron estrepitosamente.
27 abril, 2016 21:12Noticias relacionadas
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El baúl de los recuerdos está lleno a rebosar de aviones militares raros, que parecían haber sido creados con el único propósito de ver si alguien les llamaba la atención.
En particular, la creatividad pegó un subidón en la época durante la Segunda Guerra Mundial y los años siguientes, los primeros de la Guerra Fría; aunque no sabemos si la popularización de las drogas tuvo algo que ver.
Aunque esta explosión de originalidad se notó en todos los sectores de la aviación, fueron los militares los que más estaban dispuestos a hacer realidad diseños que no tenían ni pies ni cabeza.
Aviones militares raros que acabaron en fracaso
La mayoría de estos proyectos fueron el equivalente de tirar el dinero de los contribuyentes a la basura, pero es comprensible; hay que tener en cuenta que en aquella época la rivalidad entre EEUU, Alemania y la Unión Soviética era tal que cualquier innovación podía mover la balanza, así que muchos mandos militares se tiraban de cabeza a las últimas tecnologías.
Pero claro, toda nueva tecnología necesita un periodo de maduración, un periodo que la mayoría de estos proyectos no tuvieron; tenían que funcionar a la primera, porque literalmente había decenas de proyectos más a la cola. Ahora vamos a repasar algunos de ellos.
WS-125, la locura de un avión nuclear
Nada define mejor la Guerra Fría como la palabra “nuclear”. Todo tenía que ser nuclear, incluso los aviones, y tanto EEUU como la Unión Soviética centraron sus esfuerzos en crearlos. Sólo había un “pequeño” problema: tener un reactor nuclear pegado al trasero no era el sueño de ningún piloto.
Un avión no era como un submarino, no podían simplemente colocar gruesas planchas de metal entre el motor y la tripulación; el WS-125 fue uno de los conceptos ideados, e incluso llegaron a fabricarse dos motores con sendos reactores nucleares que permitirían al bombardero viajar largas distancias hasta su objetivo.
Después de gastar mil millones en el proyecto no había nada que enseñar; otro proyecto consiguió presentar un avión Convair NB-36H con un reactor nuclear en su interior, pero este no era funcional y el avión funcionaba con motores normales.
A finales de los 50, principios de los 60, ambos proyectos acabaron en la papelera.
Saunders-Roe SR.177, motor a reacción, o cohete… ¿por qué no los dos?
Este modelo parece nacido de la mente de alguien que no es capaz de elegir entre patatas fritas o ensalada como acompañamiento, y decide mezclar los dos.
El resultado, en ambos casos, es intragable. El Saunders-Roe SR.177 tenía dos motores, uno a reacción (jet) y un cohete; la idea era juntar lo mejor de ambos mundos, ya que cuando fue diseñado, en los años 50, los motores cohetes eran más rápidos pero consumían demasiado combustible.
El SR.177 podría volar hasta el objetivo con el motor a reacción, y atacar activando el cohete. Suena bien, pero el diseño nunca llegó a materializarse del todo, tal vez porque era evidente que parecía un caza con sobrepeso. Además, en los años que duró su desarrollo, los motores a reacción mejoraron mucho, haciendo innecesaria la adición de un cohete.
Convair F-2Y, hidroavión supersónico… ¿qué es lo peor que puede pasar?
Los hidroaviones no se caracterizan precisamente por su elegancia ni agilidad; hacen lo que tienen que hacer, que es aterrizar y despegar en el agua, y eso no es tarea fácil ni que se pueda hacer a la ligera.
Eso es porque, una vez que alcanzas cierta velocidad, el agua deja de estar “blandita” y se vuelve tan dura como el hormigón. Alguien se olvidó de comentar eso a los creadores del F-2Y, el primer hidroavión supersónico de la Historia. También es el único, y no hay premio para el que acierte cómo terminó el proyecto.
Con el apodo de “Sea Dart”, contaba con dos esquíes que se extendían conforme la velocidad aumentaba, permitiendo el despegue desde el agua; esto era ideal para los altos mandos militares, que tenían dudas sobre el uso de aviones supersónicos en portaaviones.
Después de alcanzar velocidades superiores a Mach 1 en aguas poco profundas, el proyecto siguió adelante, pese a todos los problemas de control, estabilidad e integridad que tenía.
Unos problemas que resultaron ser fatales cuando, en una demostración pública ante oficiales y la prensa, el avión se desintegró matando a su piloto. El proyecto fue cerrado casi inmediatamente después.
Vought V-173, la tortita voladora
Mira, yo soy una persona de mente abierta, y soy consciente de que algunos aviones tienen formas extrañas por diversas razones. Pero es que lo de “tortita voladora” (Flying Pancake) no me lo he inventado yo, así es como lo llamaron los que trabajaron con él.
La Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo, y los ingenieros se estaban dando cuenta de que la aerodinámica cobraba mucha importancia; así que, si el diseño de las alas era importante, ¿por qué no crear un avión que sea toda una ala?
La idea del V-173 es que, como todo el cuerpo del avión era una ala y generaba mucho empuje, podía volar a velocidades mucho más bajas de lo normal; incluso la colocación de las hélices no fue casualidad, ya que ayudaban a minimizar las perturbaciones del flujo del aire en los extremos del ala.
Este es uno de esos casos en los que el aspecto no cuenta toda la historia; vale, el V-173 no era perfecto ni mucho menos, ya que su control no se parecía en nada a otros aviones y eso desconcertaba a los pilotos, pero si se pilotaba bien podía incluso permanecer flotando en el aire, y sobrevivió a varios aterrizajes forzosos.
Pese a todo, el concepto no logró convencer a los que debía, y acabó en el olvido.
Hughes H-4 Hercules, el hidroavión más grande de la Historia
La gente de antes tenía una obsesión con los hidroaviones que no era sana. Si a eso le sumamos la obsesión que tenían con hacer las cosas grandes, pues tenemos el H-4, que no sólo es el hidroavión más grande jamás construido, sino que también es el avión de mayor envergadura de la Historia. De hecho, era tan grande, tan grande, que no llegó a tiempo para la entrega.
En los primeros años de la 2ªGM, los submarinos alemanes estaban haciendo un destrozo de las líneas de suministro de los aliados; entonces al gobierno estadounidense se le ocurrió que podía evitarlo enviando aviones en vez de barcos, y encargó un avión de transporte que pudiese llevar suficientes suministros y personal.
Para cuando el H-4 levantó por primera vez el vuelo, Hitler ya llevaba muerto más de dos años; el gobierno se quedó entonces con un avión que costó 2 millones y medio de dólares de la época que no volvió a volar porque, ¿quién se iba a atrever a volar esa cosa?
Blohm & Voss BV 141, la simetría está sobrevalorada
No, la foto no es de un modelo sin terminar, el BV 141 realmente era así.
Debido a la importancia de la aerodinámica en la aviación, uno podría pensar que el diseño de un avión debe ser simétrico, para que el aire afecte por igual ambos lados del aparato cuando alcance altas velocidades.
Sin embargo, hay muchos aviones que demuestran que la simetría completa no es absolutamente necesaria, com el BV 141 que voló en la 2ª GM, aunque en el bando alemán. Todo empezó cuando el gobierno alemán pidió a las empresas un avión de reconocimiento que sólo necesitase un motor, algo más complicado de lo que parece.
De ahí la asimetría del BV 141; a la derecha están el piloto, el observador y el cañonero, y a la izquierda está el motor que impulsaba el aparato. Sin embargo, la exigencia de usar un sólo motor era demasiado dura, y para cuando una evolución del motor BMW llegó, el aparato ya era poco menos que inútil porque ya sabían dónde estaba el enemigo: a las puertas.
McDonnell XF-85 Goblin, una avispa sin aguijón
¿Crees que viajar en clase media es un infierno? ¿Qué te parece ir en la bodega de carga de un bombardero? El minúsculo XF-85 era lo que se conocía como un “parásito”, un avión que no podía despegar por si solo sino que era cargado en la bodega del bombardero B-36.
La idea era soltar un enjambre de estos pequeños cazas que abrumarían al enemigo y serían capaces de maniobras imposibles para cazas de tamaño completo. Sin embargo, los diseñadores se olvidaron de que la frase “Divide y vencerás” no se refiere a ti mismo, sino al enemigo.
El pequeño caza tenía unas características ridículas comparadas con las de los cazas soviéticos, y caerían fácilmente aunque superasen en número al enemigo; además, aunque salir del bombardero era relativamente fácil, el problema era volver a su interior, con un proceso de atraque sumamente complicado.
Al final, el aparato registró poco más de dos horas de vuelo antes de que todas las personas implicadas se pusiesen de acuerdo en olvidar esta idea.
Douglas X-3 Stiletto, el avión supersónico que no alcanza Mach 1
A diferencia de otros modelos de esta lista, el diseño del X-3 era futurista y estilizado, cuando lo ves te das cuenta de que debe ser un avión muy veloz. Lamentablemente, parecía rápido, pero no lo era.
El X-3 fue diseñado en los primeros años de la aviación supersónica como avión experimental para probar cómo era eso de volar más rápido que la velocidad del sonido. Claro, que para eso primero tenía que alcanzar esa velocidad.
Los motores del X-3 simplemente no tenían la suficiente potencia para llevar el avión a Mach 1 (1225 km/h), no digamos ya a los 3.200 km/h que sus diseñadores esperaban. Al menos el proyecto no fue una absoluta pérdida de dinero, porque de lo que se aprendió del X-3 luego se usó en aviones supersónicos como el F-104.