Shareware, cuando podíamos probar un programa sin pagar
Hace unos años, el shareware estaba muy de moda, tanto para programas como para juegos. ¿Tendrían éxito ahora?
13 junio, 2016 18:27Noticias relacionadas
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Si llevas ya un tiempo usando ordenadores, seguro que conoces lo que es el shareware, o al menos has probado algún programa o juego que siga ese tipo de licencia. ¿Qué fue de este tipo de programas?
En la década de los 90, el mercado del software para PC estaba explotando gracias a Windows 95; miles de desarrolladores nuevos aparecían cada mes con un nuevo programa, una nueva visión. En muchos casos eran aplicaciones muy simples, en otros eran programas complejos y por supuesto, videojuegos.
Pero todo esto era antes de que Internet se popularizase tanto que encontrar cualquier programa era cuestión de hacer una búsqueda. Además, no todo el mundo se atrevía a sacar la cartera con los riesgos que conllevaba comprar el programa equivocado.
El shareware, una manera de usar programas de pago completos
Afortunadamente, los que teníamos acceso limitado a Internet porque no nos dejaban acaparar la línea telefónica de día, al menos teníamos a nuestro alcance revistas mensuales que incluían discos (disquete, casete o, especialmente, CD-ROM) con cientos de programas con licencia shareware que podíamos probar todo lo que quisiéramos antes de realizar la compra.
No hay que confundir shareware con freeware. El segundo es un programa completo y gratuito, pero de esos había pocos y no siempre eran la mejor opción.
En cambio, un programa shareware nos permite un acceso limitado a un programa completo de pago, una especie de demostración de lo que es capaz. A todos los efectos, el código es el mismo que el que puedes comprar, pero las limitaciones se aseguran de que tarde o temprano tendremos que pagar.
Había muchos tipos de limitaciones; por ejemplo algunos programas sólo nos dejaban una media hora para ser usados, o algunas funcionalidades estaban en gris y no podían ser usadas. Incluso en algunos casos, no había ninguna limitación y sólo teníamos que aceptar una ventana que se abría cada cierto tiempo.
En el caso de los videojuegos, lo normal era que sólo tuviésemos acceso a los primeros niveles del juego. Esta versatilidad permitía a los desarrolladores elegir el modelo de negocio más adecuado para su empresa.
La diferencia del shareware respecto a las “demos”, es que el programa está completo, y sólo tenemos que comprar una licencia para desactivar las limitaciones. Esto es muy importante en el caso de los juegos, normalmente los programas más pesados.
Si descargamos una demo y nos gusta el juego, tendríamos que descargar el juego completo, mientras que si es shareware, ya teníamos el juego completo listo para ser activado. Esto es un ahorro de datos y tiempo muy importante en la era de los módems.
La importancia del shareware para los jugadores
Esta es una de las razones de la popularidad del shareware en los 90, pero no la única. Otro motivo lo tenemos que buscar en la licencia que tenían los programas, que no sólo no prohibía copiar el programa, sino que animaba a los usuarios a compartirlo con sus amigos y conocidos.
De esta manera, los programas shareware hicieron uso de la idea del P2P antes de que esta tecnología se popularizase en los 2000. Las compañías comprendieron la importancia del boca a boca para popularizar sus juegos.
Para muchos jóvenes como yo, los programas shareware eran la ventana a disfrutar los últimos juegos del momento sin tener que pagar; aunque sólo nos diesen unas horas de juego, siempre podíamos volver a intentarlo con una dificultad más elevada. Os sorprendería saber cuántas veces un joven puede jugar a los mismos niveles una y otra vez antes de que se aburra.
Sin duda alguna, Doom es el juego shareware por excelencia, aunque id Software también confió en este sistema para otros juegos. Incontables adolescentes se copiaron estas versiones shareware, lo que sin duda alguna ayudó a su popularidad y a la nostalgia que tenemos por el juego.
Por eso es apropiado que esta semana Bethesda haya anunciado que podremos jugar gratis a los primeros niveles del nuevo juego de Doom, y que si nos gusta podremos comprarlo.
Hoy en día el shareware ha sido sustituido por apps con micropagos, y en el caso de los videojuegos es desconcertante la cantidad de títulos que no tienen ni siquiera una demo, y tenemos que confiar en vídeos y análisis para saber si nos van a gustar.