OpenOffice, la suite ofimática libre, está a punto de morir
El cierre de OpenOffice ya es una opción que se está planteando la comunidad del proyecto, después de perder programadores y mercado ante LibreOffice.
4 septiembre, 2016 13:12Noticias relacionadas
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El cierre de OpenOffice parece más cerca que nunca después de que los propios líderes del proyecto hayan aceptado ya esa posibilidad.
Durante demasiado tiempo Microsoft dominó completamente el mercado de las suites ofimáticas con su Office, con pequeños competidores que apenas le quitaban mercado, pero sin ninguna alternativa libre a la altura.
Entonces llegó OpenOffice. Nacida cuando Sun Microsystems liberó el código fuente de StarOffice después de comprarlo, la comunidad del software libre encontró a su salvador, el proyecto que realmente podía marcar la diferencia y ofrecer una suite ofimática de código libre para todos los sistemas operativos.
OpenOffice, de esperanza de la comunidad a proyecto olvidado
Una gran cantidad de personas se volcó en este proyecto, desde programadores a diseñadores, e incluso simplemente gente que recomendaba los programas a sus amigos y conocidos. Aunque es cierto que inicialmente OpenOffice dejaba algo que desear (StarOffice no había conseguido hacer mella en Microsoft Office por esa razón), poco a poco el desarrollo constante fue puliendo el código e introduciendo novedades pedidas por los usuarios como la compatibilidad con documentos de Office.
Entonces llegó Oracle Corporation, que compró a Sun Microsystems en 2010, y que claramente no tenía ningún interés en el proyecto (Oracle y el software libre nunca han tenido una buena relación). Ante la perspectiva de perder todo el proyecto, una buena cantidad de desarrolladores hicieron un fork (una copia del código) y continuaron el desarrollo con el nombre de LibreOffice.
Desde entonces, LibreOffice se ha convertido en un proyecto muy maduro, que ofrece la mayoría de herramientas y posibilidades que podríamos necesitar en una suite ofimática.
Pero, ¿Qué pasó con OpenOffice? Oracle terminó pasándole “el muerto” a Apache y desde entonces ha pasado a un segundo plano; el desarrollo ha continuado, pero en general siempre a la sombra de LibreOffice, que siempre ha recibido más cariño de parte de la comunidad.
Un proyecto que ni siquiera puede parchear bugs de seguridad
Finalmente, parece que esta situación no puede continuar, como ha admitido el vicepresidente del proyecto OpenOffice en una misiva a todos los miembros del proyecto. En ella deja las cosas claras: la capacidad del proyecto Apache OpenOffice para mantenerse es muy limitada, simplemente porque no hay gente suficiente.
No es un problema de ganas de continuar desarrollando una suite libre independiente, sino que no hay programadores para hacerlo; la mayoría que quieren aportar lo hacen directamente a LibreOffice porque es más probable que sus aportaciones supongan una diferencia.
En estos momentos una “media docena” de programadores mantiene el proyecto, pero es a todas luces insuficiente para un código de esta envergadura; la situación es tan crítica que en OpenOffice saben que tienen bugs de seguridad, pero no tienen suficientes manos para arreglarlos.
El pasado julio, por ejemplo, el proyecto OpenOffice lanzó una advertencia de seguridad: habían encontrado un bug en el código que permitiría a un atacante realizar un ataque DDOS (denegación de servicio) y ejecutar código en el sistema.
Algo bastante grave, pero pese a eso no lanzaron una nueva versión del programa con el bug solucionado. En vez de eso, para evitar el bug en OpenOffice se vieron en la obligación de recomendar programas de la competencia, como LibreOffice o Microsoft Office.
Un mes después, en agosto, por fin llegó el parche que soluciona el bug, pero tenemos que descargarlo e instalarlo manualmente; la última versión disponible en la web de OpenOffice es la 4.1.2 con fecha de octubre de 2015, por lo que todo el mundo que se haya descargado OpenOffice sin haberse enterado del parche, tiene esa vulnerabilidad.
El cierre de OpenOffice, una posibilidad muy cercana
Cuando llega el momento en el que ni siquiera puedes garantizar la seguridad de tus usuarios, ¿es sensato cerrar las puertas? En la dirección creen que al menos hay que tenerlo en cuenta, y ya han planteado el cierre de OpenOffice como una posible opción.
Claro, que desde la comunidad creen que OpenOffice aún puede tener sitio en el mercado. Por ejemplo, en vez de desarrollar una suite para el usuario final, podrían centrarse en desarrollar una base (ya sea en forma de librerías o de un framework) para que otros proyectos puedan desarrollar sus propios programas. Otra solución presentada es mejorar las relaciones públicas para que tanto usuarios como desarrolladores recuerden que OpenOffice existe y que es una alternativa.
Sea cual sea la solución por la que finalmente opte la comunidad de OpenOffice, una cosa está clara: les esperan tiempos difíciles.