Microsoft ha presumido hoy de que los cambios en la privacidad de Windows 10 han facilitado que más gente esté a gusto compartiendo su información.

La mayor polémica del lanzamiento de Windows 10, hace ya dos años, fue sin duda la falta de privacidad; en aquel momento Microsoft estaba en medio de un gran cambio estructural, que le obligaría a cambiar su filosofía.

Windows 10, ¿el sistema que nos espía?

Que Windows 10 fuese una actualización gratuita durante un periodo de tiempo fue la mayor demostración de este cambio; pero con eso también llegaron otros cambios que no gustaron tanto a los usuarios.

Pronto se descubrieron detalles como la telemetría, que registraba el uso del sistema operativo y enviaba los datos a los servidores de Microsoft; el rechazo a esta medida fomentó el desarrollo de todo tipo de programas que desactivaban esas funciones.

Mucho ha llovido desde entonces, y Microsoft parece haber aprendido de este difícil lanzamiento; tanto, que desde la Creators Update ha conseguido que sean los propios usuarios los que quieran darle sus datos.

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Según Marisa Rogers, de la división de privacidad de Microsoft, el 71% de los usuarios de la Creators Update eligió dar todos los datos posibles; es decir, que no son opciones activadas por defecto, sino que los usuarios las activaron.

Una de las funcionalidades más promocionadas de la Creators Update fue un mayor control de la privacidad; no es solo que ahora tenemos más opciones en Configuración, sino que cuando instalamos el sistema tenemos la opción de elegir qué tipo de datos queremos compartir.

Los cambios en la privacidad de Windows 10 convencen

Este fue el primer acierto. En vez de pedir toda la información posible, Microsoft descubrió que si nos permitía elegir, estaríamos más cómodos.

Por ejemplo, hay mucha gente a la que no le importan los anuncios personalizados, y de hecho los prefieren; pero no están tan a gusto compartiendo su localización.

El otro factor es que las prácticas de recolección de datos ya no son ningún misterio; más que nada porque ya lo hace todo el mundo. Cualquier página web que visites recopila algún tipo de dato, cada app que instalas te pide permisos para obtener todo tipo de información.

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A estas alturas, el usuario medio ya ha aceptado que este tipo de prácticas es habitual en la industria. Con esto no quiero decir que haya aceptado que sean buenas; sólo que ha aceptado su existencia.

La propia Microsoft ha hecho mucho para desmitificar estas prácticas. La configuración de privacidad incluye hasta enlaces a páginas web que explican cómo nos afecta; y en la instalación, cada opción dice claramente lo que hace, sin tecnicismos.

Además, Microsoft también abrió una web desde la que podemos borrar información que hemos compartido; desde el historial de búsqueda, la ubicación, o lo que ha escuchado Cortana.

Parece mentira que digamos esto, pero Windows 10 se ha convertido en un ejemplo de lo que deberían hacer todos los sistemas y apps. Microsoft ha demostrado que, si se le da la información a los usuarios en vez de ir por la espalda, estos probablemente le seguirán el juego.

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