Una gran ventaja de sacar un concepto es que, si bien dejas en el aire la posibilidad de hacerlo realidad, puedes hacer lo que quieras con él y dejar que se te vaya la olla todo lo posible. Parece que Kia ha querido hacer esto, ya que ha sacado un concepto de coche eléctrico que ha dado mucho que hablar. Un Kia eléctrico con 21 pantallas.
El concepto, el cuál aún no tiene nombre, muestra en sus imágenes diversos cambios de diseño que culminan en un salpicadero hecho de cristal cuyo banco de control son esas 21 pantallas. Y como has podido imaginar, esto no va en serio pero muestra a la perfección en qué se está convirtiendo el sector del automóvil.
El Kia eléctrico con 21 pantallas, una broma muy “real”
Leyendo el comunicado de prensa que Kia ha colgado en su web, vemos que este coche es un absoluto despropósito. Entre sus principales características están “el diseño automotriz consiste en capturar el corazón y hacerlo latir un poco más rápido durante un poco más”, un “concepto totalmente eléctrico está diseñado no solo para acelerar su pulso, sino también para señalar nuestro enfoque holístico y emocional a la electrificación” o “una nariz de tigre”.
Tranquilos, es comprensible que queráis soltar algún comentario “jocoso” en los comentarios. Este concepto afortunadamente es una broma de Kia. Al final de la estrambótica nota de prensa, vemos el texto que lo clarifica todo:
“[…] una respuesta humorística a la obsesión actual de la industria con las pantallas de tablero de instrumentos cada vez más crecientes, el concepto presenta 21 pantallas individuales de resolución ultraalta. Estas curvas se sincronizan de forma sincronizada en la parte superior del tablero de mandos en un diseño que es al mismo tiempo casual y coordinado “.
Phew. Vale, este concepto es una broma y menos mal, no queremos imaginarnos a nosotros conduciendo un coche dependiendo de 21 pantallas para absolutamente todo. Pero desde luego, esta broma sirve para que nos demos cuenta de algo en lo que tienen muchísima razón: la obsesión por las pantallas en los coches está llegando a límites absurdos.
Adiós a los mandos, las pantallas lo copan todo
En tiempos que muchos ya consideran del Pleistoceno, los coches no tenían pantallas, sino paneles de control con manditos para controlar la calefacción, las ventanas, etcétera. La electrificación de los coches ha ido en progreso lento, empezando en la ventanilla y pasando de golpe y porrazo a grandes pantallas que casi parecen monitores en mitad del salpicadero de los carísimos Tesla.
Siendo justos es cierto que al ver la incomodidad que suponen estas pantallas, muchísimas marcas están retirando estas pantallas en pos de volver a los controles clásicos como el del climatizador. Pero más específicamente por las quejas de la gente, y con razón. A la gente no le gustaba tener que interactuar con una pantalla sólo para cambiar el aire acondicionado.
Hay demasiados motivos para quejarse. Para empezar, son una distracción importante y en muchos casos hacemos estos cambios conduciendo. Mientras que en la pantalla tenemos que ver exactamente qué pulsamos y por ende dejar de mirar la carretera, en el caso del mando simplemente lo giramos y ya está. Los fabricantes lo saben, y están sustituyendo estas pantallas dejándolas para situaciones más normales o que en su defecto pueda manejar un usuario secundario o incluso necesiten de que el coche esté parado.
El sector del coche eléctrico está empeñadísimo en hacernos creer que estamos comprando una pieza de tecnología futurista al gastarnos el dineral que valen estos cacharros, pero se equivoca en la dirección. De hecho, extendiendo este asunto, nos topamos con que estas modernizaciones nos dan “mejoras” que podrían ser incluso peligrosas.
¿Tonterías para pijos o funciones útiles?
Hace unos pocos días tuvimos que presenciar el trágico accidente de un conductor de un coche Tesla, concretamente un Model S. Según informamos ya en Omicrono, una de las causas apunta a las manijas automáticas. Estas se abren cuando el conductor se acerca al coche de forma automática y por defecto cuando el conductor está dentro, se bloquean por seguridad. Los valientes que intentaron socorrer al conductor alegan que no pudieron abrir las puertas por estas manijas.
Abrió el debate de qué mejoras en estos coches pueden suponer un peligro. Obviamente queremos coches más avanzados y que tengan más prestaciones, pero en el caso de las manijas estamos cambiando el simple y cortísimo gesto de abrir nosotros la puerta por un sistema que puede fallar no sólo en caso de accidente, sino en la vida diaria.
Es en estos casos, tanto en broma como en serio, en el que nos damos cuenta que la modernización que busca el sector del coche está mal encaminada. Se centra demasiado en la chapa y pintura, en que sintamos que manejamos un súper coche, haciendo que en el proceso u obtengamos funciones que nunca usaremos, un aspecto excesivamente futurista que no vale de nada o funciones que podrían provocar nuestra misma muerte.
Fabricantes de coches: queremos coches útiles y bonitos, no simplemente bonitos.
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