¿A qué edad es verdaderamente maduro nuestro organismo?
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La respuesta la tenemos en un estudio realizado por George Patton, de la Universidad de Merbourne. Según este investigador británico, la madurez cerebral se alcanza totalmente a los 24 años, y no a los 18 ni a los 21 como indicarían las edades legales (ser mayor de edad implicaría ser más responsable, ¿no?).
Las consecuencias de esto, según el estudio publicado en la revista The Lancet, son bastante nefastas. Si lo pensamos bien, los adolescentes están sometidos a una excesiva publicidad (por televisión, internet o solo con salir a la calle), y si tenemos en cuenta que esa etapa de “adolescencia” no se acaba hasta los 24 años, son muy manejables, demasiado influenciables. Por eso, según los científicos responsables de este estudio, muchos individuos con 20 y pocos años, pero menos de 24, parecen no haberse dado cuenta de su mayoría de edad legal, y eso se nota en la cantidad de riesgos que asumen sin tener en cuenta las consecuencias. No tienen un cerebro totalmente preparado.
Por último, los autores de este estudio señalaron como importante la gran avalancha de publicidad de la que os hablado, la cual promociona estilos de vida poco saludables, sobre todo hoy en día con las nuevas tecnologías. Si lo pensamos detenidamente, se está disparando el “sexting” (intercambio de fotografías eróticas por el móvil), el acoso cibernético (gracias a las redes sociales y la falta de criterio de algunos en Internet), la adicción a internet, o casos de suicidio o autoagresión. Y no olvidemos el alcohol, que afecta en sobremanera a nuestro cerebro y puede llegar a modificarlo como han indicado recientes estudios de los que os hablaré próximamente. Según los expertos, toda esta influencia a nivel cerebral podría marcar el futuro de la siguiente generación adulta.
Debemos internar tener siempre cierto criterio para realizar nuestros actos, porque todo tiene sus consecuencias, y aunque la madurez es relativa y se alcanza antes en unos aspectos que en otros, o depende del ambiente en el que vive cada persona, hay cosas que son de simple sentido común.