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La ciencia de la magia

29 junio, 2012 13:13

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Si sois de los que les gusta descubrir el truco en los espectáculos de magia, hoy os cuento algunos de los “fallos” o sesgos cognitivos de los que los magos se han beneficiado durante mucho tiempo para crear falsas ilusiones prácticamente imperceptibles para nuestro cerebro.

Uno de los trucos más típicos y sencillos: Hacer desaparecer una moneda.  En este truco, el mago muestra como transfiere la moneda de una mano o a la otra. Cierra la mano que contiene la moneda y, al abrirla, la moneda ha desaparecido. Pues bien, en realidad, ¡la moneda nunca cambió de mano! Pero nosotros no lo percibimos debido a que existe un “lag” en nuestra percepción del movimiento llamado “persistencia de visión” por el cual realmente vemos como la moneda se deposita en la mano izquierda del mago antes de “desaparecer”. Esta falsa imagen que se crea en nuestro cerebro es el resultado de que las neuronas visuales no dejan de emitir señales una vez han recibido el estimulo inicial aunque este ya no se halle presente y, como resultado, nuestra percepción de la realidad se retrasa por una milésima de segundo.

Otro de los sesgos cognitivos utilizados es la llamada “ceguera de elección” consistente en el hecho de que una vez hecha nuestra elección, nuestras mentes tienden a reescribir la historia de modo que halague nuestra voluntad. Como resumió Teller (ilusionista y comediante estadounidense integrante del duo Penn&Teller) en una entrevista con Smithsonian Magazine en la siguiente declaración: “Si te dan una elección, crees haber actuado libremente”.

Bien, pues este fenómeno de la ceguera de elección ha sido demostrado en varios experimentos.

En uno de los estudios, a varios compradores se les hizo un test de degustación a ciegas en el que debían decidir cuál de entre dos mermeladas preferían. Se les volvió a dar a probar de la jarra que habían escogido, pero esta segunda vez, sin que ellos lo supieran, los investigadores cambiaron el sabor de la mermelada antes de la segunda cucharada. Inimaginablemente, la mayoría no fue capaz de reconocer el engaño, a pesar de que los sabores eran realmente diferentes.

En otro experimento relacionado, a algunos voluntarios les fueron mostrados dos rostros de mujer y se les preguntó cuál les parecía más atractiva. Tras su elección, se les dejo ver de cerca su elección, aunque lo que ellos no sabían es que los investigadores les mostraban el rostro de la elegida como menos atractiva. Esta vez, no sólo el engaño pasó desapercibido, sino que, además, los participantes se esforzaron en buscar fuertes justificaciones a su supuesta elección.

El último fenómeno que vamos a explicar se llama “ceguera al cambio” y consiste en la no capacidad de detectar cambios en escenas consecutivas. El psicólogo Daniel Simons, realizó un experimento en el cuál quedaba clara la existencia de este fenómeno.

Para este estudio, un investigador hacia parar a peatones completamente al azar para preguntarles una dirección. Mientras hablaban, otro par de investigadores se acercaban y, mientras bloqueaban la visión del desconocido, uno de los recién llegados se cambiaba por quién inicialmente había preguntado por la dirección. Por increíble que parezca, el desconocido no se daba cuenta de que quedaba hablando con una persona que no era la misma que había antes.

Otro estudio relacionado con este fenómeno consiste en mostrar a una persona dos rostros diferentes en rápida sucesión. Normalmente, los individuos diferencian los rostros, pero si se encuentran distraídos empiezan a ver los rostros más parecidos y a serles más difícil distinguir uno del otro.

Ahora, algunos científicos han llegado más lejos y han encontrado una manera de inducir a la ceguera al cambio, con una máquina llamada estimulador magnético transcraneal, que utiliza un campo magnético para interrumpir regiones localizadas del cerebro. Abriendo las puertas a un posible control de nuestra percepción aunque todavía no quedan esclarecidos cuales podrían ser las finalidades y la utilidad de controlar el fenómeno de ceguera al cambio.

Vía: NYTimes.