¿Por qué estornudamos cuando hace frío?
En pleno enero, bien entrado el invierno en el hemisferio norte, seguro que más de un@ habréis soltado algún que otro estornudo sin estar resfriados ni tener ningún otro tipo de síntoma acompañante, ¿no? ¿Existe alguna razón para que suceda esto, sin ninguna infección aparente ni otras causas? Pues sí, existe, y será nuestro tema a tratar hoy.
Aunque durante una revisión exhaustiva publicada en junio de 2009 en la revista Therapeutic Advances in Respiratory Disease no se llegó a conocer realmente el motivo del estornudo durante las infecciones, si que se describe como un efecto protector para expulsar los microorganismos además de provocar que las fosas nasales se mantengan abiertas durante una congestión nasal. Pero, en el caso del frío, el estímulo no es la infección, sino un nervio.
En la cara encontramos un nervio bastante particular (y bastante complicado de aprender, porque es como un árbol con mil y una ramas) llamado nervio Trigémino. Este nervio es el responsable de la sensibilidad de la cara y de otras zonas del cráneo. Para ello consta de múltiples ramas nerviosas, sensibles a los estímulos químicos, mecánicos, táctiles, sensaciones de dolor y también temperatura. ¡Ah! Y lo más importante en el caso de hoy, también existen ramas nerviosas receptoras de la sensibilidad en el interior de los conductos nasales.
Cuando estas ramas nasales reciben cualquier estímulo (polvo, por ejemplo, que puede hacernos estornudar sin que exista ninguna alergia), puede dar lugar a un estornudo. Es más, no es necesario que exista frío como tal, sino que simplemente con un cambio de temperatura ya es suficiente para estimular el nervio. Curioso, ¿verdad?
Pues hay más, pues también es posible estornudar como reacción a una exposición repentina a la luz, una respuesta llamada “respuesta fótica”. También existe el estornudo por “saciedad” (cuando tenemos el estómago lleno) y hasta por excitación sexual o tras un orgasmo.
Vía | New York Times.