¿Comer bien puede hacernos dormir mejor?
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Seguro que todos habéis escuchado eso de “somos lo que comemos”, pero si nos refiriéramos a nuestro descanso nocturno, ¿sabemos si lo que comemos puede interferir en nuestro sueño?.
Pues según un nuevo estudio de la Universidad de Pensilvania sí existe relación, ya que se ha demostrado por primera vez que ciertos hábitos alimentarios están relacionados con la duración del sueño. Según sus resultados, las personas que reportan comer una gran variedad de alimentos (un indicador asociado de forma habitual a una dieta saludable) tienen los patrones de sueño más saludables.
Así, aunque muchos de nosotros ya habíamos podido apreciar que existe una relación entre lo que comemos y cómo dormimos, lo cierto es que hasta ahora habían muy pocos estudios científicos que investigaron este tema. En general, se acepta que las personas que duermen entre 7 y 8 horas cada noche suelen presentar una mejor salud y bienestar, pero el Dr Michael Grandner, miembro del Centro del Sueño y Neurobiología Circadiana en la universidad de Penn se preguntó si existen diferencias en la alimentación entre las personas que presentan un período de sueño corto (menos de 5 horas y media), un período de sueño intermedio (7-8 horas) y un período de sueño largo (más de 9 horas).
Para responder a esta pregunta, el equipo de investigación del Dr Gandner analizó los datos de la encuesta de Salud y Nutrición llevada a cabo en EEUU entre 2007 y 2008 y los autores encontraron que la ingesta calórica total varió entre los diferentes grupos.
Aquellos individuos del grupo de sueño corto eran los que más calorías consumían, seguidos de los que duermen entre 7-8 horas y de aquellos que dormían más de 9 horas. Además, la variedad alimentaria fue mayor en el grupo de personas que duermen entre 7-8 horas por noche. En el polo opuesto, la diversificación alimentaria más baja se vio en aquellos que menos dormían.
En cuanto a los nutrientes, estadísticamente y en comparación al grupo que presentaba un periodo de sueño intermedio, se encontró que aquellas personas con un período de sueño muy corto solían beber menos agua, tomaban menos licopeno (un compuesto presente principalmente en el tomate), aportaban menos vitamina C y selenio (presente en los frutos secos, carnes y mariscos) pero consumían más luteína y zeaxantina (que se encuentra en las verduras de hoja verde y otros alimentos como el huevo). Asimismo, los individuos con el mayor período de sueño (9h o más) aportaban menos teobromina (que se encuentra en el chocolate y el té), menos ácido láurico (una grasa saturada) y menos carbohidratos totales, pero un significativo mayor consumo de alcohol.
Los resultados de este estudio todavía son prematuros y poco interpretativos pero ésta será un área importante para explorar en el futuro ya que la duración corta del sueño se asocia con un mayor riego de obesidad, diabetes y de enfermedades cardiovasculares. Pero no sólo por defecto, dormir demasiado tiempo también parece provocar consecuencias negativas para la salud. Por ello, el Dr. Grander cree que “si somos capaces de identificar la combinación ideal de nutrientes y calorías para promover un sueño saludable, la comunidad médica dará un importante paso en el conocimiento de la obesidad y otros factores de riesgo cardiometabólico”
Vía| Penn News
Imagen| HelloSecret/ facilísimo