El caso del ex-presidiario que sufrió un derrame cerebral y se volvió poeta
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En Medciencia a veces hablamos de regiones cerebrales determinadas que son importantes para procesos complejos como la creatividad, la toma de decisiones o el amor. Una de las maneras que tienen los científicos de aprender sobre estas regiones consiste en observar pacientes con el cerebro dañado por algún accidente o enfermedad. Si la lesión es pequeña y únicamente afecta a una estructura cerebral en concreto podemos comprobar que le sucede al paciente, y deducir por tanto para qué sirve esa estructura.
Uno de los primeros casos de estudio de este tipo fue el paciente Louis Víctor Leborgne, un artesano francés que perdió la capacidad del habla tras sufrir un fuerte ataque epiléptico. A pesar de poder entender el lenguaje si le hablaban, él únicamente era capaz de pronunciar la silaba “Tan”. Cuando murió a los 51 años sin haber recuperado nunca el habla, el neurólogo Pierre Paul Broca le realizó la autopsia y comprobó que Leborgne tenía un tumor del tamaño de un huevo en una región del cerebro de función desconocida en aquel momento. Esto llevó al doctor Broca a presentar los resultados a la Sociedad de Antropología de París en 1861, indicando que esta región debía estar implicada en la expresión del lenguaje. Tenía razón, se ha comprobado esta región está afectada en pacientes con afasia (perdida de la capacidad de producir o entender el lenguaje) y a esta región del cerebro se la bautizó como “Área de Broca”, en honor al neurólogo que investigó el caso.
Uno de los últimos casos de pacientes afectados por una lesión cerebral es de lo más sorprendente en el campo de la neurología. Es el caso de Tommy McHugh, un ex presidiario que sufrió un derrame cerebral a los 51 años. Diez días después del ataque cambió completamente de personalidad volviéndose pintor y poeta de manera espontánea.
“Estaba sentado en el inodoro. De repente sentí una explosión en el lado izquierdo de la cabeza y caí al suelo. Creo que la única cosa que me mantuvo consciente era que no quería ser encontrado con los pantalones bajados. En ese momento el otro lado de mi cabeza hizo ¡bang! Me desperté en el hospital y cuando miré por la ventana vi un árbol soltar números. 3, 6, 9. Entonces empecé a hablar en verso… “
Desde el ataque siente impulsos de escribir poesía, pintar y dibujar de manera obsesiva hasta 19 horas al día. Aunque nunca antes le había interesado el arte ni la cultura. Desesperado por saber que estaba pasando, Tommy escribió a varios neurólogos pidiéndoles consejo y acabó conociendo a Mark Lythgoe del University College de Londres.
El caso es complicado de estudiar porque a Tommy no se le puede realizar un escáner cerebral para examinar su cerebro, ya que la operación para tratar el derrame cerebral le dejo con una placa de metal en la cabeza, de manera que las únicas pruebas para averiguar el estado de su cerebro debían ser indirectas, realizando una evaluación neuropsicológica. Comprobaron que el coeficiente intelectual era normal, pero que había un aumento de la desinhibición verbal (hablaba mucho más que antes) y no era capaz de cambiar rápidamente de tarea. Ambos resultados están relacionados con problemas en una región cerebral en concreto: el lóbulo frontal.
El lóbulo frontal desempeña un papel fundamental en el pensamiento abstracto y la creatividad. Esta región es la encarga de crear asociaciones abstractas entre toda la nueva información que le llega al cerebro. Una idea se produce gracias a una asociación que no habíamos percibido antes, ya sea un argumento para escribir un libro o la manera se solucionar un problema matemático. El lóbulo frontal también tiene la capacidad de seleccionar que estímulos son relevantes o no a la hora de producir nuevas ideas. El bloqueo de esta inhibición mediante pulsos magnéticos puede hacer a la gente más creativa e incluso desatar en ellos habilidades similares a un síndrome de Savant.
Tommy tiene dañada esta región, de manera que su cerebro es incapaz de discriminar toda la información en bruto y crea siempre nuevas asociaciones fomentando un aumento de la creatividad. Él mismo dice que sus pinturas representan una instantánea de una milésima de segundo en su cerebro. Puede pintar varias imágenes a la vez, ve números en su cabeza todo el tiempo, y no puede dejar de crear y expresar todas las nuevas ideas que produce su cerebro.
Mientras sigue con su enfermedad, Tommy ayuda y aconseja a otra gente con daño cerebral. No todas las lesiones cerebrales te dan nuevas habilidades como en el caso de Tommy, sino que pueden perjudicarte quitándote habilidades como en el caso anterior de Leborgne.
La ciencia trata de curar las enfermedades, pero aún podemos aprender mucho de las enfermedades neurológicas más raras.
Fuente | New Scientist
Imagen | Desde Alicante