Una molécula de la Dieta Mediterránea, la clave para detener el cáncer
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El cáncer sigue siendo una de aquellas enfermedades a las que se les busca una cura con cierta desesperación porque aún no acabamos de comprenderlo del todo. Existen ciertos tipos de cáncer (algunas leucemias y linfomas) que si son curables con los fármacos actuales o con cirugía. Pero muchos otros siguen ahí, con sus “supercélulas”, capaces de sobrevivir a la muerte y, valga la redundancia, matando al organismo al que pertenecen. Pero, ¿y si existiera una molécula que hemos tenido ahí desde siempre capaz de detener el avance del cáncer? Puede que la famosa Dieta Mediterránea tenga la respuesta.
Eso es lo que parecen haber descubierto un grupo de investigadores de la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, cuyo estudio se ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). La molécula en cuestión es la apigenina, un compuesto que podemos encontrar en el perejil, el apio y la manzanilla, entre otros muchos frutos y vegetales, y que se ha comprobado que consigue debilitar a las células del cáncer.
Lo que consigue esta sustancia es alterar un paso específico en la regulación de un gen de las células cancerígenas, reeducandolas hacia células normales, que acaban muriendo (por apoptosis/suicidio celular) en lugar de dividirse sin control como sucede en el cáncer.
Según opina Andrea Doseff, codirectora del estudio:
“Creo que lo más importante de nuestro trabajo es que a diferencia de un fármaco, los compuestos que están en una dieta ayudan a restablecer un balance en la célula dirigiéndose a muchos compuestos celulares”
Como podéis imaginar, este descubrimiento es todo un avance en nuestro conocimiento sobre los micronutrientes de la Dieta Mediterránea y sus múltiples beneficios. La apigenina afecta a varios tipos de proteínas dentro de las células humanas, haciéndolas más accesibles a los tratamientos con los fármacos actuales:
“Lo que no se sabía hasta ahora es que un compuesto en una comida puede cambiar qué tipo de proteínas expresamos en una célula. Tienes proteínas que pueden estar en una forma buena, y las mismas proteínas pueden tener diferencias que la hacen malas. Lo que descubrimos es que esta apigenina se une a la ribonucleoproteína y cambia el repertorio de las proteínas, convirtiendo a una célula con repertorios cancerígenos a lucir como una célula con repertorios no cancerígenos”
Eso si, como bien puntualiza Doseff, comer apio o perejil no implica que matemos a las células cancerigenas, sino que ahora conocemos las propiedades de esta molécula encontrada en dichos alimentos y podemos potenciar su efecto a modo de fármaco (como otros muchos medicamentos actuales que proceden de plantas en esencia). Y, ya que está presente en nuestra dieta actual, podría potenciarse su efecto mediante dietas funcionales para consumirlo en las cantidades adecuadas. Es similar al hecho de que necesitemos tomar un medicamento en una cantidad determinada durante un tiempo específico para acabar con una infección, pero en este caso sería mediante una dieta de por vida y a modo de prevención.
Una manera de conseguir este tipo de dieta sería mediante suplementos, según explica la investigadora, pero aún no se conoce totalmente el metabolismo de la apigenina para considerar unas dosis adecuadas. Habrá que esperar a nuevas investigaciones al respecto.
Vía | BBC