Descubren una proteína que vincula nuestro reloj interno con el metabolismo
Con reloj interno me refiero al reloj circadiano, que es el conjunto de variaciones biológicas del organismo que ocurren en un ciclo de 24 horas. Ya es bien conocido que este reloj interno, que está implicado en numerosas funciones como el ciclo sueño-vigilia o el crecimiento óseo entre otras, está influido por la luz, la temperatura y los alimentos. Pero lo que no se sabía exactamente hasta ahora era la relación existente entre este ciclo y el metabolismo, relación que finalmente se está consiguiendo clarificar gracias a un estudio de la investigadora Katerina Akassoglou y su equipo de los Institutos Gladstone en San Francisco (California, EEUU), publicado en el último número de Journal of Neuroscience.
El estudio ha revelado cómo una proteína denominada p75NTR (receptor p75 neurotrofina) se encuentra influida por el reloj circadiano y, lo que es más sorprendente, cómo sus niveles son capaces de regular otros genes implicados en este ciclo y en el metabolismo.
Los resultados vienen a confirmar también los numerosos datos que reflejan que variaciones de nuestro ciclo circadiano son realmente dañinos para nuestro organismo, como ocurre en los trabajos con turnos nocturnos. En un artículo anterior de Medciencia, trabajar por turnos podría causarte un infarto (aunque no matarte), ya se destacó que los trabajadores que trabajan durante la noche, tienen un 41% más de riesgo de sufrir eventos coronarios. Por tanto, la conclusión de este punto es bastante simple: siempre que puedas evita los turnos de noche, tu salud te lo agradecerá.
“Funciones metabólicas importantes están también muy influidas por los relojes circadianos, por lo que actividades como un trabajo en un turno de noche puede provocar una falta de alineación de riesgo del reloj, con un aumento de enfermedades metabólicas y autoinmunes, como obesidad, diabetes tipo 2, cáncer y esclerosis múltiple”, explicó Akassoglou.
En el estudio, los investigadores observaron los niveles de p75NTR durante ciclos de 24 horas. Los resultados que obtuvieron fueron claros: existían variaciones regulares de 24 horas en la producción de esta proteína. Para corroborar que estas variaciones se debían al ciclo circadiano, se modificaron genéticamente a unos ratones para que dejaran de expresar dos genes que regulan nuestro reloj interno: Reloj y Bmal1, ambos denominados genes circadianos reguladores. Efectivamente, el equipo vio que las oscilaciones diarias de esta proteína se interrumpe cuando no se expresan esos genes.
Pero lo más sorprendente fue lo que los investigadores hallaron posteriormente: unos niveles descendidos de p75NTR provoca diversas alteraciones en otros genes circadianos localizados en cerebro e hígado, así como en los genes que regulan el metabolismo de las grasas y del azúcar. Esto evidencia la íntima relación existente entre el metabolismo y los sistemas circadianos, siendo el nexo de unión el receptor p75NTR.
Conclusiones
La proteína p75NTR es, por tanto, una pieza clave que explica la relación existente entre el reloj circadiano y el metabolismo. El año pasado, los investigadores de Gladstone descubrieron que esta proteína se encuentra en numerosas localizaciones aparte del sistema nervioso, como en las células del hígado y las células grasas (adipocitos) regulando, de esta manera, los niveles de glucosa en sangre. No hace falta destacar lo importante que resulta regular adecuadamente los niveles de azúcar en sangre pues ya es de sobra conocido que alteraciones en esta ruta metabólica pueden producir la diabetes.
“Aunque estos resultados revelan que p75NTR es un vínculo importante entre los relojes circadianos y el metabolismo, el sistema es complejo y hay probablemente otros factores en juego. Actualmente, estamos trabajando para identificar la relación entre el reloj circadiano, el metabolismo y el sistema inmunológico, por lo que un día podríamos desarrollar terapias para tratar enfermedades influidas por la interrupción del reloj circadiano, que incluye no sólo la obesidad y la diabetes, sino también potencialmente la esclerosis múltiple e incluso la enfermedad de Alzheimer”, concluye Akassoglou.
En definitiva, este importante descubrimiento ha servido para abrir nuevas vías de estudio y alternativas terapéuticas de estas enfermedades que se dilucidarán con más claridad a medida que se continúe examinando el papel de p75NTR en los relojes circadianos y la función metabólica.
Fuente: Europa Press