¿Realmente existen colores que nos provoquen emociones?
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Nuestro cerebro está especializado en ver a color. Aunque nuestros ojos tengan componentes encargados de distinguir las diferentes longitudes de onda de la luz, es el cerebro el que se encarga de procesar esta información y de crear la ilusión visual que nosotros llamamos “colores”. Tenemos circuitos neuronales especializados en clasificar y mostrar los diferentes colores, de hecho, si estos circuitos dejan de funcionar por algún tipo de lesión se produce un trastorno llamado acromatopsia, en el cual el paciente ve el mundo en blanco y negro.
Una especialización tan grande hacia el color hace pensar en la utilidad de ver en color y si es posible que el color nos influya de alguna manera. Aquí entramos en un campo científico malinterpretado y aprovechado por la pseudociencia y la charlataneria: la colorterapia.
La colorterapia se basa en la hipótesis de que diferentes colores nos producen diferentes respuestas emocionales. Estudiando estas relaciones sería posible usar colores para el tratamiento de enfermedades psiquiátricas, por ejemplo, aliviar la depresión usando “colores alegres”. En la actualidad este concepto se ha distorsionado demasiado y se pueden encontrar por internet tablas de colores con propiedades nunca demostradas científicamente para la venta de productos de esos colores, como geles, colgantes, pinturas de pared o cintas kinesio. Ejemplo práctico de descripción del color no comprobada y demasiado imaginativa:
Amarillo: este color está asociado a la memoria, el aprendizaje, la atención y la inteligencia. Por este tipo de influencia es ideal usarlo en las habitaciones de estudio o de trabajo. Es un gran estimulante del optimismo, la confianza y las facultades mentales. En los problemas físicos, se usa para el tratamiento de los problemas del tracto gastrointestinal y en las enfermedades de la piel.
No hace falta inventarse tantas propiedades frente al color, el método científico ya ha demostrado la real influencia del color en nuestras vidas. Aquí exponemos algunos estudios recientes sobre el tema:
Aumento del efecto en placebos.
Un placebo es un medicamento falso sin ningún tipo de sustancia activa. Se ha comprobado que el placebo funciona bien para casos de dolor y de insomnio, sin embargo es inútil para enfermedades más complejas, como el cáncer o el párkinson. En Medciencia ya hemos hablado de placebos y de su eficacia según su presentación al paciente. Si se usa una capsula placebo de color rojo, el paciente lo asocia con un medicamento para el dolor y reduce mejor el mismo, en cambio si la capsula es azul actúa como somnífero, aunque ambas píldoras estén rellenas de azúcar o no se les diga que efecto producen.
El rojo reduce el dolor.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Barcelona ha buscado el color capaz de aliviar el dolor. Para ello reunieron un grupo de voluntarios y les colocaron una pulsera que emitía un foco de calor doloroso. Mientras recibían el calor podían ver una imagen virtual de su brazo iluminado con un color en la muñeca. Si el voluntario ve la muñeca de color rojo siente menos dolor en comparación al resto de colores, a pesar de que la temperatura sea idéntica. Según este estudio, poner una tirita de color rojo actuaria aliviando el dolor mejor que cualquier otro color (y mejor que no poner nada).
El efecto de las luces de colores.
La influencia del color no tiene por qué estar restringida a la pintura, también la luz de colores importa. Si usamos una tablet o un teléfono móvil antes de dormir la luz blanca nos impide dormir y favorece el insomnio, sin embargo este efecto desaparece si la luz es de color azul. También se ha realizado un estudio de resonancia magnética en el que se ha comprobado que los voluntarios expuestos a una luz ambiental azul presentan un ligero aumento en la intensidad de sus emociones frente a los voluntarios expuestos a luz ambiental verde, lo que puede ayudar en el tratamiento de la depresión.
Los colores de la música.
Existen estudios sobre nuestra capacidad de relacionar colores y música. Con la pregunta “¿Qué color le pega más a esta canción?” y reproduciendo diferentes melodías de música clásica pudieron comprobar que las canciones más rítmicas y alegres solían relacionarse con colores más brillantes y cálidos como el amarillo o el rojo, en cambio, las canciones más melancólicas y lentas eran relacionadas con colores oscuros y fríos, como el azul o el negro. Estas relaciones de color están presentes en la mayoría de nosotros y curiosamente son idénticas en todas las culturas.
Y hasta aquí la serie de ejemplos sobre la gran influencia del color en nuestras vidas. No hace falta inventarte que una pulsera es capaz de aumentar tu vitalidad sólo por el hecho de ser verde. La ciencia aporta sorprendentes y más fiables comprobaciones del poder del color en tu mente, solo necesitas abrir los ojos.
Imágenes | Scientific American, Infodescanso